El tercer motor de la migración
¬ Francisco Reynoso martes 12, Jul 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Llegó a Washington Andrés Manuel López. Un paso atrás, como ordenan los cánones diplomáticos, su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, quien tiene maravillada a Jill Biden, esposa del mandamás de la Casa Blanca.
La pareja presidencial mexicana llega rodeada de las cifras terribles de migrantes muertos, desaparecidos y deportados.
Mucho tendrá que reclamar López Obrador a Joe Biden. Pero más tendrán por reclamar los mexicanos al presidente de la Cuarta Transformación.
Las cifras que nos comparte José Juan Estrada, migrante zacatecano residente en Chicago, son escalofriantes.
Y más porque se contrastan con la política de no veo, no oigo, no hablo, de la 4T para contener la migración de mexicanos en busca de la pesadilla americana.
Dice Estrada que el gobierno de López Obrador no hace nada para evitar que los jóvenes, hijos de campesinos, abandonen su tierra. Ni hace nada para crear condiciones favorables para retener a quienes no encuentran oportunidades de trabajo, estudio y para mejorar su calidad de vida.
López defenderá a sus amigos
En la frontera norte ocurren 20 mil secuestros de migrantes por año.
Equivale esta suma a 54.7 diarios.
Los polleros -explica José Juan Estrada, quien fue secretario del Zacatecano Migrante en el gobierno de Alejandro Tello, llevaron a “la mercancía” hasta lugares donde los abandonan. Y a algunos los retienen en guaridas para que avisen a sus familias que deben pagar un rescate por ellos.
El tráfico de seres humanos es terrible. De pesadilla. Al crimen organizado le representa utilidades que rondan los 150 mil millones de dólares.
Ojalá López Obrador tenga la película completa para que pueda discutirla con Joe Biden y los dos gobiernos encuentren soluciones.
Porque puede ser que López lleve su propia agenda y las negociaciones con el presidente estadounidense las centre en su defensa a la soberanía y la libertad de Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros del club del tabasqueño.
Desaparecidos, 120 mil migrantes
De 2007 a la fecha -tiene documentado el diputado migrante José Juan Estrada, quien estudia en el Colegio de la Frontera- hay más de 120 mil migrantes desaparecidos.
Y un horror que López Obrador tendría que revisar con Biden, es que alrededor de 40 mil cadáveres no identificados de migrantes, víctimas de la delincuencia organizada, permanecen en morgues de ciudades gringas.
Y otros 24 mil cuerpos de migrantes en las fosas comunes; migrantes que no tuvieron derecho a un examen de ADN para su identificación. El gobierno de la Casa Blanca y los de los estados no destinan recursos para esos procedimientos.
¿Para qué? dirán. Lo mismo da sepultar entre cal, tierra y restos humanos a un desconocido que a uno que se haya identificado como Pedro Pérez Ramírez.
Abrazos, no balazos a polleros
Históricamente, la migración de mexicanos a Estados Unidos ha tenido un motor principal: el hambre.
El padre de familia ve que sus hijos están en los huesos y no tiene para darles de comer. Agarra sus tiliches y emprende el viaje en busca de dólares.
La inmensa mayoría trata de cruzar la frontera ilegalmente, sin papeles.
Antes era echarse al río y ganarle a la Patrulla Fronteriza. Ahora, las nuevas tecnologías hacen imposible pasar por los lugares de cruce “fácil”. Los migrantes deben arriesgarse, azuzados por los polleros a internarse en lugares infrahumanos de los que muchas veces no salen vivos.
Pero dicen que el hambre es canija y más el que la aguanta.
Entonces, con la tripa vacía hay que entrarle a todo.
Pero ahora la migración tiene otro motor tanto o más poderoso que el hambre. Y es el miedo. Miles de familias completas abandonan sus casas y se van en busca no del sueño americano, sino de vivir sin el terror de encontrarse en medio de una balacera entre bandas del crimen organizado.
Huyen por el pánico a ser secuestrados para pagar un rescate exprés; huyen por el terror de que un día avisen a la familia de que el hijo está tirado en la banqueta con la cabeza desfigurada, colgado en un puente o descuartizado en un saco de papas.
Calderón revirtió la migración
Ojalá el presidente López tenga claros estos datos para que los discuta con Joe Biden. Y también para que al regresar a México instrumente políticas públicas orientadas a crear oportunidades de trabajo y desarrollo en el campo mexicano. Y evitar así que la migración siga aumentando.
De 2005 a 2010 hubo una reversión en la migración. Es decir, el número de mexicanos que regresaban a su país, a su pueblo, era superior al que cruzaba la frontera hacia Estados Unidos.
En México había más oportunidades de trabajo y de generar riqueza que en Estados Unidos. Con todo y que se ha dicho que era un borrachín irresponsable, Felipe Calderón logró no sólo frenar el flujo migratorio, también revertirlo.
Pero a finales de 2010 volvieron las cosas a la “normalidad”. Y el negocio de los polleros se multiplicó. Y las muertes, extorsiones y secuestros de migrantes.
En 2021 -confirma el migrante Estrada, el gobierno de Joe Biden deportó a 600 mil mexicanos. Y todo apunta a que esa cantidad en 2022 se superará.
Y ahora puede decirse que hay otro motor adicional: el gobierno de la 4T que ha convertido la economía de México en una pesadilla.
Primero era el hambre, luego fueron el hambre y el miedo. Y ahora es el hambre, el miedo y López Obrador, los tres motores que empujan a los mexicanos pobres a buscar fortuna o la muerte en Estados Unidos.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos