“Obras Potemkin”
Alberto Vieyra G. martes 12, Jul 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Allá por 1787, un general del ejército ruso de nombre Grigori Potemkin, amante de la emperatriz Catalina II de Rusia, tuvo la ideota de construir escenografías falsas por todos los pueblos visitados por la monarca. Las fachadas de casas y edificios principales recibían una manita de pintura antisísmica, cuando por dentro los inmuebles están prácticamente en ruinas. Así construyó lo que los estudiosos han dado en llamar auténticos pueblos Potemkin que apantallaban a la emperatriz.
En política y economía, un pueblo Potemkin es cualquier construcción (literal o figurativa) cuyo único propósito es proporcionar una fachada externa a un país al que le va mal, haciendo creer a la gente que al país le va bien, requetebién.
¿Por qué hago historia? Mire usted.
En México, los gobernantes, en su gran mayoría son simuladores y populistas como Andrés Manuel López Obrador y son dados a construir obras a la Potemkin, con fachadas apantalladoras, pero inservibles por dentro.
En junio pasado AMLO inauguró incompleto y con escenografía de tlayudas oaxaqueñas y otros antojitos de la comida azteca, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles que para llegar a él se necesita un taxi aéreo porque los terrestres no tiene todavía ninguna vía rápida para llegar ahí y lógico, las líneas aéreas internacionales no quieren aterrizar en el AIFA por el enorme peligro que representan la reducción del espacio aéreo entre el AIFA y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. El AIFA representó pérdidas económicas escandalosas para los mexicanos al duplicar su precio real de 8 mil millones de dólares y es sin duda una de las obras Potemkin de AMLO, que no se sabe si algún día funcionara como un aeropuerto internacional de primer mundo o para los avioncitos de papel.
Otra de las emblemáticas “obras Potemkin” de AMLO fue inaugurada hace un par de semanas y se llama la refinería de una boca, perdón, Dos Bocas, pero a cómo está la obra se ve que le falta una boca y en resumidas cuentas no se sabe para cuándo comenzará a refinar gasolinas esa refinería. AMLO jura y perjura que este mismo año comenzará la refinación de crudo, pero los que saben en realidad de cómo está la obra por dentro sostiene que podría quedar lista hasta 2026 y no se sabe a ciencia cierta qué demonios va a refinar. Hoy sabemos que para que dicha refinería comience a funcionar se necesita llevar en pipas el petróleo crudo y para ello se requiere hacer una carretera de casi 60 kilómetros o bien, oleoductos de más de 100 kilómetros de distancia para que el excremento del diablo llegue directamente a la refinería de Dos Bocas.
¿Cuál es la prisa de hacer “obras Potemkin” que no se sabe para cuándo servirán? ¿Estamos ante auténticas obras sexenales de puritito relumbrón para impresionar a los incautos electores que creen que a México le va bien con AMLO, cuando en realidad le va de mal en peor? ¿AMLO pensará como aquellos legendarios faraones egipcios que procuraban que una pirámide fuese más alta y más perfecta que la de sus antepasados para dejar huella eterna? ¿Con obras Potemkin se puede dejar esa huella eterna o sólo se busca apantallar al “pueblo bueno y sabio” para perpetuarse en el poder después de 2024?
Los grandes teóricos y sabios de la ciencia política no dudan que los gobernantes que llevan a cabo acciones de gobierno que merezcan el respeto ciudadano tienen que comenzar propiciando la unidad nacional y no la división y el encono, pero sobre todo preservar a toda costa la paz social que hoy esta como nunca enrarecida y amenazada, asunto que merece un concienzudo análisis en capítulo aparte.