De migración y remesas
¬ Luis Ángel García viernes 8, Jul 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La próxima semana, el Presidente viajará a la Casa Blanca y se entrevistará con el demócrata Joe Biden. Adelantó los temas que abordará y con esa visión pedestre, chabacana que tiene para dar solución a los problemas, en un dos por tres resolvió, desde aquí, el conflicto migratorio, les consiguió trabajo a miles de desempleados, no solo de campesinos, sino a profesionistas. Sacó de la chistera visas de trabajo para todos; en un hipotético ejemplo, dijo que en los restaurantes en Estados Unidos hacen falta empleados y por ello, el gobierno americano debe dar trabajo legal a la mano de obra calificada de los migrantes.
Como decía Anthony Quinn, “si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría”. Lo mismo sucede con las corrientes migratorias, dada la diversidad de causas que alientan el éxodo de la gente, el silvestre planteamiento presidencial no debiera, siquiera, ser planteado en Washington. Si bien es cierto que la administración Biden anunció a su arribo a la Casa Blanca que permitiría una migración legal ordenada, al poco tiempo rectificó y pidió a México frenar las caravanas de trashumantes centroamericanos y caribeños. El país se convirtió, de facto, en tercer país seguro; miles de migrantes permanecen en el territorio nacional con la esperanza de alcanzar el “sueño americano”. Mientras tanto, gobiernos federal y estatales sufren para dar albergue, alimentación y servicios de salud a los refugiados. Esa es la realidad.
Los “gringos” difícilmente comprarán la pueblerina idea del tabasqueño de dar indiscriminadamente visas de trabajo a quien cruce sus fronteras. Eso sí, refrendarán la instrucción de mantenernos como dique de contención de las oleadas migrantes, y aunque reconocen que necesitan de cierta mano de obra, no se hará en las condiciones que presume aquí el Presidente. Hay el antecedente de que no despertó interés la propuesta de apoyar los programas de Sembrando vida y Jóvenes construyendo el futuro, que México exportó a Centroamérica para resolver el problema de la pobreza -olvidaron que también salen de sus países por la violencia que viven-, ya que fue magro el dinero norteamericano destinado a esa estrategia.
Lo más seguro es que poco avance el tema migratorio, se mantendrán las reglas del juego y no quedará otra que seguir como policías fronterizos de los americanos. Ellos están más interesados en cómo va la lucha contra el narcotráfico y dar certeza a las inversiones americanas en la generación de energías limpias o que se respeten las cláusulas del T-MEC. Será una reunión protocolaria de buenos deseos, pero de pocos resultados.
Mientras tanto, el Presidente debiera estar preocupado y ocupado en cómo hacerle para que ya no emigren más mexicanos por falta de trabajo en su propio país. Existen 30 millones de paisanos y cada día nos devuelven a más. Pero no hay una sola política pública que procure retener a los jóvenes para no emigrar, independientemente de los riesgos que representa la aventura de cruzar el Río Bravo. Pero aquí, parece 4 de julio cada vez que se anuncia el monto de las remesas que ingresan al país. Cada mes se rompe el récord de divisas que envían desde la Unión Americana para las familias mexicanas más desprotegidas. Ese entusiasmo sugiere que es más cómodo para el gobierno exportar mano de obra que crear fuentes de trabajo en el suelo patrio. Viven ilusos con la idea de que esos miles de millones de dólares son un logro económico del régimen, cuando ni siquiera los pueden tocar. Es dinero que llega directo a las familias de migrantes para atenuar su pobreza.
Así como no habrá visas de trabajo para ilegales en la Unión Americana, tampoco aquí habrá fuentes de empleo que retengan a quienes quieren un mejor futuro para sus hijos.