Mafias dominantes
Freddy Sánchez martes 28, Jun 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El asesinato de dos jesuitas no fue “un antes ni un después” para el crimen organizado.
Más bien, la reiteración de que desde hace mucho se viene dando un creciente empoderamiento de las mafias criminales, que actualmente se han convertido en “dueñas y señoras” de distintos territorios en el país. Algo que por desgracia no cambiará con la captura del asesino de los sacerdotes privados de la vida con máxima saña en el interior de una iglesia.
Y tampoco, de continuar las acusaciones y maldiciones contra Felipe Calderón al que se menciona constantemente en la presente administración sexenal como el responsable de haber “agitado el avispero” de la brutalidad criminal.
Y es que suponiendo que anteriormente dichos mafiosos estuvieran operando sin grandes aspavientos, causando menos daños sociales, eso no quita su presencia en México desde que medio se les combatía o medio se les toleraba, a causa de la omisión o las complicidades de distintas autoridades en los tres niveles de gobierno.
Así las cosas, era simplemente cuestión de tiempo que a la falta de acciones vigorosas y efectivas por parte del gobierno los grupos delictivos en nuestro país, inexorablemente se adueñarían de los espacios que estuvieran vacíos o sin un mando policiaco digno de respeto.
Porque, obviamente, los criminales “aquí y en China” se hacen poderosos en la medida en que las autoridades no actúan en su contra o si lo hacen incurren en graves deficiencias por inhabilidades y tibiezas careciendo a la vez de medios apropiados para un combate frontal a las organizaciones del crimen organizado que toman la delantera en gasto operativo, tácticas y técnicas para ir siempre “un paso adelante” de sus perseguidores.
Es por ello, de fundamental importancia que quienes están en los cargos de seguridad no sólo cuenten con experiencia y las aptitudes indispensables para el buen desarrollo de sus funciones, sino que sepan qué adquirir y cómo utilizar esas herramientas contra las mafias.
Así entonces, cabe suponer que la lucha contra la delincuencia que puso en marcha Calderón careció de algunos elementos que hubieran cercado a los criminales, despojándolos de sus inmensas fortunas mal habidas, en lugar de priorizar los combates físicos que se tradujeron en defunciones por cientos de miles. Y como es del dominio público, a pesar del derramamiento de sangre los grupos criminales en México, en su condición de corporaciones económicas muy poderosas sustituyeron sus dirigencias a la muerte o encarcelamiento de quienes estuvieron al mando, pero no desistieron en ningún momento de continuar con sus negocios ilícitos.
Una realidad es que hoy por hoy sigue siendo la misma con nuevos rubros de actividades para las mafias delictivas. Algunos aseguran que los cárteles que suelen apoderarse de ciertos territorios prefieren concentrar sus quehaceres criminales en el narcotráfico, pero siendo actualmente un atractivo irresistible la extorsión a los empresarios y comerciantes, además del tráfico de personas, la prostitución y el contrabando cuesta trabajo creer que los que se dedican a delinquir sólo echan mano de algunas actividades lucrativas.
Algo así quizá sucedió mucho tiempo en territorio nacional, bajo el supuesto de ciertos arreglos con autoridades en el entendido de que los delincuentes no venderían drogas a connacionales, se abstendrían de cometer ciertos delitos, obrarían con un mínimo de violencia y evitarían confrontarse y matarse entre sí.
Cierto o falso lo anterior, en otros tiempos había mucho menos terror en las calles, porque los integrantes del crimen organizado e incluso los llamados grupos terroristas como la Liga Comunista “23 de Septiembre” procuraban actuar con menos violencia contra cualquier persona. Lo que actualmente es una práctica común entre delincuentes comunes y las mafias dominantes.