¿Acaso Adán Augusto?
Armando Ríos Ruiz lunes 27, Jun 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Con una oposición que prácticamente no existe, en la que figuran personajes dueños de partidos a quienes lo que menos les importa es el destino de México, sino el triunfo personal de su ego, como el caso de Dante Delgado y su creación, Movimiento Ciudadano, quien rechazó unirse a la alianza Va Por México en las elecciones de 2024 “por los malos resultados que ha obtenido”, lo que ya se nota es que el camino comienza a presentarse llano para Morena.
La alianza, PRI, PAN y PRD se encuentra atorada en sus propias ineficacias, con dirigentes que no tienen respuestas debido a su incapacidad para concebir estrategias que lleven a buen rumbo su deseo de arrebatar el poder al partido en el poder. Alejandro Moreno, del PRI, semeja al hombre preocupado por sepultar al tricolor y Marko Cortés, simplemente no encuentra el camino.
Se ha dicho hasta el cansancio que si en este momento, Alejandro Moreno renuncia, la famosa Alianza podría llegar a su final y dejaría un boquete inmenso, para que sin ningún obstáculo, Morena llegara feliz al triunfo. Sin embargo, con él en la dirigencia del PRI no ha sido diferente. Ha perdido de todos, todos los gobiernos y no se avizora que en este momento tenga una varita mágica para conservar el Estado de México y Coahuila, que se disputarán el año entrante.
Obviamente, los mexicanos que ven a un Presidente que sólo se ocupa en elecciones y que tiene absolutamente abandonado a su suerte al país entero, esperan una especie de milagro, que podría producirse con cimientos en el abandono de estrategias serias, contundentes contra la criminalidad, que hoy es dueña de México.
Los religiosos han reaccionado para exigir un ¡ya basta! A la dejadez inmensa del gobierno, que ha entregado a sus ciudadanos a las bandas de criminales que han impuesto un gobierno alterno, con la renta de piso, secuestros, robo de automóviles, de mujeres que usan y asesinan o devuelven porque las suplen inmediatamente con otras y con una serie larga de delitos, ante el saludo respetuoso y lleno de reconocimiento del mismo mandatario.
Otra esperanza es que desde el gobierno de Estados Unidos surja una reacción adversa a los propósitos presidenciales mexicanos, por haber jalado demasiado la cola al tigre. Muchos aquí desean con vehemencia que, cansado, el gobierno vecino reaccione finalmente con acciones definitivas para eliminar el riesgo que sus propios habitantes viven a causa de nuestra delincuencia.
En todo este contexto, hoy se especula que, aunque el Presidente ha tenido la ocurrencia de aseverar que ya no hay “tapados”, no es más que otra de sus mentiras. Nadie sabe quién será su candidato en quien habrá forzosamente que depositar toda su confianza. Sin embargo, se especula nada lejos de la realidad, que el dedo caerá sobre la figura de Adán Augusto Hernández, con pocos alcances en materia política, insuficiencia que lo convierten en el idóneo.
El año pasado, el mandatario “destapó” a Claudia Sheinbaum. Pero la señora parece ser un imán alrevesado, de esos que alejan a los cuerpos de sí y por más que la quisiera de sucesora, por ser la más manejable de todos los prospectos, no ha advertido en ella a la adecuada para ganar, sencillamente porque “no levanta”, como se dice en la jerga política. Sería necesario hacerle la campaña.
Marcelo Ebrard parece convencido de que puede recibir la bendición absoluta. Pero más inteligente, debe haber pensado también que el Presidente no es confiable y puede optar por desecharlo ante la amenaza que le ofrece, de desconocerlo en un momento dado. Las pláticas que ha sostenido con Ricardo Monreal deben orientarse en ese sentido para pensar en una segunda opción.
Por lo tanto, Adán Augusto representa una docilidad a toda prueba y una falta de oficio político visible, que acomoda a la perfección a un mandatario que busca a toda costa, continuar como el poder detrás del trono. “El florero del edén”, como alguien lo bautizó, tiene esos “atributos” consigo, si así puede llamarseles y sería nada menos que el indigno sucesor.