Ley del talión
Alberto Vieyra G. lunes 27, Jun 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En la edad antigua y hasta la época medieval, gran parte de la humanidad se rigió por un sabio principio bíblico de justicia e igualdad basado en el “ojo por ojo” y “diente por diente, pan por pan”, conocido también como la ley del talión.
¿Qué era en esencia ese sabio principio bíblico?
La ley del talión, en latín, lex talionis, es un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, obteniéndose la reciprocidad. El término talión deriva de la palabra latina tallos o tale, que significa idéntico o semejante, de modo que no se refiere a una pena equivalente, sino a una pena idéntica la cual contemplaba la pena de muerte.
¿Qué entendemos por una justicia retributiva o de igualdad? Pues que aquél individuo que matara a una persona, debería morir también.
¿Cuál era el resultado de aquella justicia igualitaria? Una humanidad menos violenta e imperaba la paz, pero no la paz de los sepulcros, como hoy.
La ley del talión ha sido muy mal interpretada por los regímenes populistas que se quieren exhibir como humanistas y supuestos amantes de la vida, cuando en realidad son gobernantes endebles de carácter a los que les tiembla la mano para aplicar con todo el poder del Estado una justicia igualitaria que traiga como resultado una convivencia armónica y pacífica en cualquier sociedad civilizada y no civilizada, pero no, esos gobernantes endebles prefieren lucrar con el poder y los votos de la gente, convirtiendo a los electores en seres instrumento del pago de impuestos y viles objetos de uso electoral.
¿A qué viene semejante reflexión? En 42 meses del régimen de los “abrazos, no balazos”, cuya lectura es o hay una alianza con las bandas criminales o bien, el gobierno de la 4T es un régimen endeble que solamente lucra con el poder. Ya suman más de 21 mil asesinatos dolosos, incluyendo 7 curas, pero los crímenes perpetrados contra dos de los sacerdotes jesuitas en la sierra tarahumara de Chihuahua podrían convertirse en la vorágine que ponga fin a un inepto régimen, encabezada por AMLO que se niega terminantemente a cambiar de estrategia para combatir a las bandas criminales y hacer que impere la paz social en México, que se ha visto trastocada a tal modo que ha convertido a los pueblos en una sociedad morbosa, haciendo que prevalezca la máxima de José Alfredo Jiménez de “La vida no vale nada”.
Miguel de Cervantes, en su obra El Quijote de la Mancha, nos ofrece una hermosísima metáfora cuando dice con asombro “Sancho, amigo con la iglesia hemos topado” y se refería a que habían tomado un camino equivocado que conducía a una iglesia, pero el camino equivocado que AMLO ha tomado para combatir a las mafias criminales con “abrazos, no balazos” lo ha llevado a topar con la iglesia y esa iglesia vaticana y nacional está muy enojada.
“¡Cuántos asesinatos en México! La violencia no resuelve los problemas, sino que aumenta el sufrimiento innecesario”, fue la muy civilizada condena del Papa Jorge Mario Bergoglio, por los asesinatos de los curas jesuitas. Esa civilizada critica debería ser una enseñanza monumental para AMLO que tiene a un México incendiándose y lo quiere apagar con unos programas sociales, que según él, atacarán las causas de esa irrefrenable violencia de la que habla el Papa, pero el diagnóstico gubernamental no es por ahí, ese es el humanismo que concibe AMLO, quien sigue terco echándoles la culpa ‘al tiradero’ que le dejaron los regímenes anteriores, mientras él le saca al bulto, sí, no se quiere enfrentar a un animalote que está destruyendo a México.