Petro y las “corcholatas”
Alberto Vieyra G. jueves 23, Jun 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Con un país dividido y enfrentado como México, Colombia experimentará con un gobierno de izquierda forjado en la guerrilla y la sola elección en segunda vuelta de Gustavo Francisco Petro Urrego, desestabilizó los mercados financieros dejando en claro que el comunismo izquierdista sigue siendo el peor veneno del capitalismo salvaje.
También queda claro que tanto la izquierda como la derecha, esto es chairos y fifís, tienen algo en común: dividen y enfrentan para vencer al más puro estilo del emperador romano Julio César. Colombia vivió una segunda vuelta envuelta en el pestilente lodo en el que los actores políticos se dieron hasta con la cubeta y el trapeador, aunque el proceso electoral fue, de acuerdo con medios internacionales muy “civilizado”.
¿Los colombianos, igual que los mexicanos se habrán echado un salto al vacío y cometido un garrafal error político histórico? ¿El continente descubierto por Crisóforo Colombo Fontarosa se convierte agigantadamente en una izquierda populista, amante de la ignorancia de los pueblos? ¿Colombia se enfila hacia otra Venezuela y otro México respondón del imperio capitalista norteamericano?
Esperaremos para ver cuál será el rumbo que tomará una Colombia largamente engañada por los regímenes variopintos que han llegado al poder por la vía de la diatriba, el engaño, la simulación política y la permanente corrupción, que por lo visto es el opio que calcina a los pueblos latinoamericanos, entre ellos México, donde hoy el populismo demagógico de una disque izquierda mexicana está desatado y un pueblo que no quiere despertar de un largo letargo y conformismo histórico.
Por ejemplo, en la nación azteca el populismo demagógico del corcholatero de Palacio Nacional manipulando como auténticas marionetas a su club de las corcholatas suspirantes de la silla presidencial violando día con día la ley ante un pueblo que contempla indiferente la farsa política de una dizque izquierda que prometió el oro y el moro, pero que en la realidad ha resultado una total decepción de millones de electores incapaces de exigir a una corrupta clase política resultados que pongan fin a una macabra barbarie en un México envuelto en llamas con una pasmosa crisis económica, una irrefrenable criminalidad que ha convertido a México en el país del morbo y la indiferencia, como si fuese el paisaje cotidiano; con una crisis de salud pública y una infame clase política gastándose nuestros dineros públicos en actos anticipados de campaña electoral y ante un árbitro electoral que carece de autoridad para sacarles la tarjeta roja a los violadores de la ley, a los que impone solamente irrisorias multas económicas y que en muchos casos ni siquiera las pagan.
“Yo recomendaría al club de los elegidos, por no llamarles el club de las corcholatas, que tengan mucho cuidado con la ley”. Esa es la reflexiva recomendación de quien podría ser el próximo Presidente de la reconciliación de México, Ricardo Monreal Ávila, un hombre forjado como el yunque, docto en el diálogo y amante de la ciencia política. Sí, un Ricardo Monreal que parece ser víctima de las traiciones de Palacio Nacional, a pesar de haberse fletado con AMLO a construir un movimiento de una supuesta izquierda en la que militan ideologías de chile, de dulce, de sal, de manteca y de rancios, muchos rancios que hoy se ha convertido en el partido de moda en el que se recibe todo género de basura y desechos del resto de la partidocracia nacional.
El corcholatero de Palacio y su club de las corcholatas, tendrán que ser menos imprudentes porque con una sucesión presidencial desatada están provocando no sólo la violación de la ley sino profundizando en la división y confrontación del país. El INE y el Tribunal Electoral tendrán que ser muy rigurosos en la aplicación de la ley para evitar que la nación azteca entre en un largo túnel de ingobernabilidad y vacío de poder del que no haya salida posible sólo a través de una ponzoñosa dictadura.
¿Será posible que los mexicanos despierten de esa pesadilla de embeleso por una inepta clase política?