México bárbaro
Alberto Vieyra G. martes 21, Jun 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Una enardecida turba del populacho judío, azuzada por unos líderes religiosos clamaban: “¡Al madero con él, al madero con él, al madero con él!”.
Jesucristo sería ejecutado en el peor acto de barbarie de que se tenga memoria del género humano. Inconcebible de que aquél pueblo, al que Jesucristo le había dado sobradas muestras del rescate y la sabiduría divina que proviene de su padre Jehová, para vivir por los caminos del bien y les había dejado un monumental legado de que la resurrección es posible para cualquier mortal, lo hayan ejecutado de la manera más cruel, bárbara y despiadada violándole todo derecho humano; toda vez que los cargos contra él fueron inventados y que aunque todo estaba plasmado ya en las Sagradas Escrituras de que así debería ocurrir aquella barbarie humana, si se hubiese aplicado la justicia, Jesucristo habría ganado 96 amparos.
Otra muestra de barbarie la encontramos en allá por 1619, cuando Lope de Vega plasmó en su obra teatral Fuenteovejuna, la ejecución de un comendador a manos de un enardecido pueblo haciéndose justicia por propia mano.
Sirvan ambos ejemplos para analizar el salvajismo cruel y despiadado que impera en una infame cultura mexicana que exhibe a México como una nación bárbara en la que ante el vacío de poder del Estado mexicano en plena era de los adelantos científicos y tecnológicos está sentando sus reales y que debe de ser parada con urgencia porque nos demuestra la creciente putrefacción de un tejido social que está haciendo justicia por su propia mano.
Ocurrió hace dos semanas en Huauchinango, Puebla y de acuerdo con la crónica del periódico español El País, todo comenzó así:
“Las campanas no dejaban de sonar en un estruendo multiplicado por el silencio de la noche. Los vecinos de Papatlazolco se echaron a la calle, más allá de los panteones habían agarrado a un hombre que merodeaba en una furgoneta y lo traían a golpes bajo la ficción de que andaba buscando niños para llevárselos. La multitud se fue reuniendo, los machetes estaban preparados, las campanas no dejaban de sonar… Daniel Picazo González, de 31 años, está a pocos minutos de morir como los mártires de siglos pasados, torturado y quemado en plaza pública a la vista de todos, acusado, sin jueces ni justicia, de robachicos”. Todo era mentira.
Pero ¿qué nos dice este hecho tan lamentable y vergonzoso con el cual ya suman 5 linchamientos en Puebla y 6 en Oaxaca en lo que va de la presente administración federal?
Bueno, la barbarie nos dice que es inconcebible que un pueblo que se supone que fue a la escuela, a la universidad y que tiene principios morales y éticos hayan actuado bajo el influjo de un subconsciente colectivo que exhibe a los seres humanos como seres irracionales, propio de la era de la edad de piedra. Pareciera que desde la ejecución bárbara contra Jesucristo nada ha cambiado en la historia moderna humana, con todo y esos adelantos científicos, tecnológicos y educativos que deben convertir a los seres humanos en seres razonables. Ya se ve “que no es lo mismo un ser humano, que ser un humano”.
¿Y la policía y el señor presidente municipal Rogelio López Angulo, será que estaban pintados en mochila de indio? ¿Qué existen 200 policías en Huauchinango? Pero, de los 200 no se hizo uno y la autoridad fue más que un cero a la izquierda que exhibe a una clase política inepta, corrupta y criminal.
¿Para qué tanta militarización del país, si la Guardia Nacional, la policía municipal y estatal y nuestros juanes del Ejército mexicano siempre llegan a echar bala cuando los criminales ya están muy lejos de donde perpetraron sus fechorías y que exhiben a la nación azteca como un México bárbaro? ¿Ese es el México de la Cuarta Transformación?
¡Qué pena, qué decadencia de valores! Todo eso habla de una nación que está espiritualmente muy enferma.