Ilegitimidad del poder
Alberto Vieyra G. viernes 17, Jun 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Los últimos dos procesos electorales realizados en México han arrojado una peligrosa deslegitimación del poder político. Primero, la faramalla de la Revocación de Mandato, solamente fue capaz de llevar a las urnas a menos del 17% del electorado nacional con una deslegitimación estruendosa y segundo, las elecciones del pasado domingo 5 de junio dejaron en claro que la ponzoñosa partidocracia mexicana es incapaz de movilizar masivamente al electorado mexicano, trátese de elecciones estatales o federales.
Con votaciones pírricas de hasta el 35% del electorado, la deslegitimación de poder revela que la gente ya no cree en los partidos políticos, ni en politicastros que son incapaces de ofrecer gobiernos que merezcan el respeto ciudadano con la realización de obras públicas, resultados en salud y economía, pero sobretodo que son incapaces de garantizar las vidas y los bienes de la población.
No en balde, el PAN y la llamada alianza Va por México busca instituir en el territorio azteca la segunda vuelta en elecciones presidenciales con el fin de que las votaciones rebasen el 50% de la participación de los electores. Solo así se pondrá fin a esa peligrosa deslegitimación de poder, aunque también se dan casos en que los gobernantes pueden llegar al poder legitimados de origen, un ejemplo de ello es AMLO; pero por falta de buenos gobiernos y acciones que merezcan el respeto de la gente, también se deslegitiman en el poder, pues sabido es que el poder desgasta.
Sí, se requiere legitimación de origen del poder, pero también la gente exige que ya en el ejercicio del poder, no se vuelvan ojos de hormiga y cumplan realmente con sus promesas electorales de campaña.
Los electores odian ya los tacos de lengua, el atolito con el dedo y las carretadas de mentiras a las que recurren los gobernantes como un López Obrador que prometía grandes cosas y se convirtió en algo así como la esperanza de muchos millones de mexicanos y ya en el ejercicio de poder se ha deslegitimado por no poder, cuando que más del 52% del electorado votó en un principio por él; solo que el llamado falso Mesías dilapidó esa confianza que le otorgaron los mexicanos y hoy todo México da fe de que AMLO ha proferido más de 71 mil mentiras, a razón de una docena por día.
En la nación azteca, los partidos y politicastros no son aptos para ejercer el gran poder político en México y con el agregado de que en muchos de los casos están coludidos con las mafias criminales. Esa peligrosa deslegitimación del poder dará como resultado creciente ingobernabilidad y vacío de poder, por no poder. La sociología es muy simple, la gente dice: “Yo por qué voy a obedecer a este inútil gobernante, si ni siquiera voté por él”.
Los partidos políticos y la conchuda clase política deben hacer un acto de contrición, un autoanálisis que les permita marchar a lado de los mexicanos, pero respondiendo a sus exigencias, porque de otro modo surgirán candidatos independientes que pongan fin a la deslegitimación del poder y borren del mapa a una inepta y corrupta partidocracia.