Prensa, abandonada a su suerte
Armando Ríos Ruiz lunes 13, Jun 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
En México, las cosas que causan más dolor están abandonadas a su suerte. No existe forma de que el encargado de procurar cura a los ciudadanos, se concientice de la necesidad de aliviar sus males. Es claro que prevalece la idea de ganar elecciones, que de aliviar los grandes problemas que vivimos. Es más importante esa tarea, que rescatar a México de las fauces de la desgracia.
Pero, para jugar con el verbo desgraciar, este vocablo, primo hermano de uno de los jinetes del apocalipsis, representado por el mandatario, retrato fiel de la desgracia, digo que parece pensar que, serlo de un país tan complicado como el nuestro, es preocuparse todo el tiempo, a cada instante, sólo por ganar la próxima elección. Esto lo mantiene olvidado de las verdaderas desgracias que hasta alienta. Esto significa la máxima tarea en un mandato absolutamente fallido.
Ganar elecciones debe ser parte del ejercicio político, pero no el tema principal. Gobernar entraña mucho más que eso. Es una tarea de conciencia absoluta, de encaminar al país por el mejor sendero, que abarca diversas tareas, como vigilar que la economía crezca o se mantenga estable, lo más posible. Que la seguridad se incremente, con el combate sin tregua al crimen. En suma, que exista preocupación real por aliviar todos los sufrimientos de un país.
No registra esa conciencia. No tiene en mente muchos temas, como la defensa de las mujeres que matan cada día. Como el tema de los niños con cáncer, que no conmueven su corazón. Como el asunto de los periodistas asesinados sin que registre mueca de dolor. Seguramente festeja la desaparición del gremio, ya que inclusive alienta estos crímenes.
“Uno menos”, debe mascullar en su mente turbia. Deducción que se desprende de su diario descalificar y atizar en contra de los periodistas más conscientes, más inteligentes y calificados. Sería feliz si éstos se hubieran sumado a su perjudicial idea de gobernar. Por eso quiso sustituirlos con remedos pagados, que hasta hoy no le han dado el mínimo resultado.
Me preocupan todos los temas. Pero mucho, el que se relaciona con el periodismo, por obvias razones. Además, porque los periodistas representan uno de los principales símbolos de tiro al blanco, del gobierno y de la delincuencia, en un ejercicio que se ha desentendido absolutamente de su existencia y que avala los crímenes en contra de esta clase, para la cual no hay defensa. Los periodistas hacemos reclamos siempre que advertimos alguna injusticia. Más, cuando el lodo que deja escurrir el gobierno llega a la casa.
Juan de Dios García Davich, periodista, director en Chiapas de la agencia Quadratín, fundada por su hermano, Francisco García Davich, ambos oriundos de ese estado, fue amenazado de muerte por delincuentes, seguramente señalados en algún trabajo natural y cotidiano de la empresa. Por cierto, no es la primera vez que ha sido atacado por su trabajo.
Esto es importante: señalar que no es la primera vez que sufre ataques similares, sin que una autoridad judicial haya decidido tomar cartas en el asunto. Lo triste es advertir que, por más que existen denuncias por amenazas que ha presentado en las instancias judiciales, no hay autoridad que se haya atrevido a responder. ¿Por qué? Porque existe una orden presidencial que tácitamente ordena lo contrario. Obviamente, la autoridad le obedece ciega.
¿Cuál es el delito de Juan de Dios? Informar. Alguna palabra incomodó, como incomodan todos los días las informaciones de los periodistas serios, profesionales, a los actores de la vida pública de México. A los que hoy no admiten contradicciones. Los criminales forman este día, parte de la vida importante del país. El Presidente les ha conferido esa condición. Hoy conforman su agenda elemental. Favorita y necesaria.
En esa tesitura, el Presidente es cómplice de lo que ocurre con Juan de Dios y con todos los periodistas que sufren los embates del crimen, gracias a su forma de gobernar, para fortuna de los que reciben paga por sus favores.