Zelenski aparece en el frente de guerra para dar ánimo a soldados
Mundo miércoles 8, Jun 2022
En la trascendental batalla en el este de Ucrania
- Ofensiva en la ciudad de Severodonetsk se vive calle, a calle en medio de intensos ataques
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, salió de la capital, Kiev, para dar ánimos a sus tropas en el lugar donde más duros son los combates y donde se juega gran parte del rumbo de la guerra. De forma imprevista apareció el domingo en la región del Donbás para visitar las ciudades de Soledar y Lisichansk, en la provincia de Lugansk.
Se trata de la segunda visita que hace a un frente de guerra tras su paso por Járkov la semana pasada, pero en esta ocasión llegó a pocos kilómetros, casi metros, de Severodonetsk, considerada ya la segunda Mariupol, dada la ferocidad de los combates que se están viviendo y la importancia estratégica para el control de Donbás.
Lisichansk y Severodonetsk son dos ciudades separadas por el río Donetsk. La primera, la que visitó Zelenski el domingo, es una población que tenía 100,000 habitantes antes de la guerra, convertida hoy una ciudad desolada, por la que solo caminan grupos de militares y una asustada población local compuesta principalmente de ancianos que pasan noche tras noche intentando dormir bajo el ruido de los proyectiles. En la segunda, en Severodonetsk, al otro lado del río, también de unos 105,000 habitantes antes de la guerra, se pelea desde hace días calle a calle en un intenso combate al que se suma el martilleo de los ataques de artillería pesada, aviación y morteros de las tropas rusas.
Ante el empuje ruso de los últimos días, la llegada de Zelenski supone un espaldarazo a sus tropas en un momento delicado de la batalla de Donbás, después de que poco a poco el ejército de Vladímir Putin haya logrado ir avanzando para cerrar la pinza del este, que le permite controlar el 20% del territorio de Ucrania, según el mandatario. Mientras se espera la llegada de nuevas armas desde Europa y Estados Unidos que avanzan con lentitud por las carreteras del país, Ucrania vive un momento delicado en el frente, donde todos los días se registran entre 60 y 100 muertos, tal y como reconoció el propio mandatario.
En los videos difundidos de su visita el domingo al cuartel general en Lisichansk, el propio Zelenski ejerce de estratega militar al reconocer que su ejército “pasa un mal momento en Zaporiyia y Severodonetsk”. El presidente les dijo a sus hombres que, “aunque los rusos son más y más poderosos”, deben aprovechar “la oportunidad de frenar al invasor, porque recuperarla después (Severodonetsk) supondrá sacrificios demasiado grandes”.
La prensa sólo se enteró de su llegada cuando ya se había ido, pero durante las horas que pasó en la región reconoció que visitó una zona desolada. “En Severodonetsk, ahora quedaba un 10 o 15% o más de la población y en Lisichansk lo mismo. No hay gente en las calles, sólo nuestro ejército”, dijo después de su visita.
Días antes, el gobernador de Lugansk, Serguéi Gaidai, admitió que los soldados enviados por el Kremlin habían tomado posiciones en las afueras del noroeste y sureste de la localidad y que la semana pasada hubo varios muertos y heridos. Según las autoridades, los duros combates cuerpo a cuerpo impiden la evacuación de civiles y la recogida de cadáveres, por lo que resulta difícil calcular el número real de bajas.
La polémica por misiles de largo alcance
Mientras tanto, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, se ha referido a la posibilidad de que el ejército ucranio se haga con misiles de largo alcance suministrados por Occidente. “Cuanto más alcance tengan esos misiles, más lejos haremos retroceder a los nazis”, ha dicho Lavrov, en referencia a la línea con los territorios controlados por Rusia. Este lunes, el Reino Unido ha anunciado que se unirá a EU y enviará a Ucrania sistemas de misiles con un alcance de hasta 80 kilómetros. Lavrov, además, ha calificado de “hostil” y “sin precedentes” el cierre del espacio aéreo decretado por Bulgaria, Macedonia del Norte y Montenegro que ha impedido su visita a Serbia. “Si una visita a Serbia del ministro ruso de Exteriores se ve en Occidente como algo semejante a una amenaza de escala universal, entonces las cosas en Occidente están claramente muy mal”, dijo.
Mientras el cruce de acusaciones se centra en el calibre de las armas que debe o no recibir Ucrania, las víctimas se suceden en uno y otro lado. En la ciudad de Sloviansk, controlada por Ucrania, Irvina de 63 años, pide urgentemente “una reunión de los políticos para terminar cuanto antes con la guerra”, en medio de una ensordecedora sirena que avisa de la inminente llegada de nuevos proyectiles y que en ciudades como esta es raro cuando deja de sonar. “Necesito salir a pasear porque voy a volverme loca. Solo hay sufrimiento y destrucción alrededor. Ya no queda nadie conocido en la ciudad y es difícil conseguir productos básicos”, se lamenta la mujer en las escaleras de un edificio de corte soviético recientemente bombardeado.
Las autoridades consideran que localidades como la suya, Sloviansk o Kramatorsk, podrían caer en dos o tres semanas si la guerra sigue este curso, lo que permitiría a Rusia controlar gran parte del Donbás. Antes de la guerra, Ucrania controlaba dos tercios de esta región, un importante motor industrial del país poblado con inmigrantes rusos traídos durante la época de Stalin. El tercio restante de Donbás, donde se ubican las poblaciones de Donetsk y Lugansk, están en manos de las llamadas milicias prorrusas de autodefensa. Ambas poblaciones se han proclamado “repúblicas independientes”, reconocidas solo por Moscú, que serán rápidamente unidas a Rusia si se consuma la gran operación de conquista que está en marcha. El objetivo de Putin es ocupar todo Donbás, lo que le permitiría dar forma a un inmenso corredor que llegaría por el este de Ucrania hasta la península de Crimea, tomada por Rusia en 2014. La anexión de Donbás le serviría a Putin mostrar finalmente en casa un logro contundente que apuntale su idea de victoria.
EU ordena incautación de 2 aviones del oligarca ruso Abramovich
Por otra parte, Estados Unidos ordenó este lunes la incautación de dos aviones pertenecientes al oligarca ruso Roman Abramovich, alegando que fueron utilizados en violación de las sanciones a Rusia impuestas tras la invasión a Ucrania.
El Departamento de Justicia sostuvo en documentos legales que las dos aeronaves, un Boeing 787-8 Dreamliner y un jet ejecutivo Gulfstream G650ER, volaron a territorio ruso sin respetar los controles de exportación estadounidenses fijados el 2 de marzo para aviones fabricados en Estados Unidos.
Los aparatos, valorados en más de 400 millones de dólares, son de origen estadounidense y su propietario, el magnate ruso exdueño del club de fubtol Chelsea, los llevó a Rusia en marzo sin solicitar una licencia especial de reexportación, según las autoridades estadounidenses.
Los controles de exportación y reexportación de Comercio son fuertes y deben respetarse. Son un componente crítico de la estrategia de Estados Unidos para privar a Rusia de los medios para alimentar su guerra ilegal”, explicó a periodistas el fiscal Andrew Adams.
Adams dirige un nuevo grupo de trabajo del Departamento de Justicia bautizado como “KleptoCapture”, encargado de investigar y procesar las violaciones de las sanciones adoptadas contra Moscú desde la invasión de Ucrania y de organizar la incautación de los bienes de los oligarcas.
Los objetivos a corto plazo (…) son demostrar una fuerte aplicación del régimen de sanciones, incentivando a las personas cercanas al Kremlin a distanciarse del Estado ruso a medida que continúa intensificando la guerra”, añadió Adams durante una teleconferencia.
El Departamento de Justicia no dijo dónde se encuentran actualmente los dos aviones.
Se cree que ambos están fuera del alcance de los funcionarios estadounidenses, en Rusia y, en el caso del Boeing, posiblemente en Dubai, según informes de prensa.
Tomaremos medidas para llevar a cabo la incautación y estaremos atentos para ver si cambian de jurisdicción”, dijo Adams.
La orden de incautación describe en detalle cómo Abramovich controla los dos aviones a través de una serie de compañías ficticias.
La medida anunciada por la división de Nueva York del Departamento de Justicia apunta a uno de los multimillonarios rusos más ricos, que ya se vio obligado a vender el club de futbol inglés Chelsea tras la invasión de Ucrania el 24 de febrero por parte de Moscú.
Abramovich no ha sido colocado en la lista de personalidades sancionadas por Estados Unidos.