Una vuelta más a la tuerca
¬ Luis Ángel García lunes 6, Jun 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El Presidente anunció, como una “gran medida” que permitiría salir de la recesión, combatir la alta inflación y exorcizar la pobreza en el país, nuevas reglas de austeridad y control presupuestal para supuestamente salir de la crisis, aunque en realidad sólo dijo, de acuerdo a su narrativa, de dónde sacará el dinero para mantener en los próximos tres años a los viejitos y a los “ninis”.
La 4T no entiende de macroeconomía ni de finanzas públicas, además no le interesa reactivar el crecimiento ni el desarrollo. Crear en menos de tres años casi cuatro millones de nuevos pobres lo ve como daño colateral de un proyecto político. No pretende acabar con la pobreza, sólo administrarla con fines electorales.
Al inicio de esta administración, sabían que tenían una bolsa billonaria para repartir no entre los pobres, sino para cooptar a sus bases electorales. Nunca presentaron un programa nacional de desarrollo o un plan sexenal sobre políticas económicas. El proyecto político de la 4T sólo aseguraba el mediatizar a grupos desfavorecidos para engatusarlos con la promesa de las ayudas y de, supuestamente, sacarlos de la miseria. En el fuer interno sabían que no iban a satisfacer las precariedades de los más necesitados, solo se propusieron utilizarlos para ascender al poder. Lo lograron y en funciones desplegaron una estrategia para administrar la pobreza. Pero como todo sueño ilusionista, la terca realidad demostró que una profunda crisis económica derrotaría el proyecto populista y encendería los focos rojos de la catástrofe gubernamental.
Se debilita la credibilidad en la 4T y comienzan los cuestionamientos sobre la aplicación de reales programas populares. La irritación ciudadana comienza a manifestarse.
La 4T sabe que los recursos se agotaron. Acabaron con los fondos y fideicomisos. Ejemplo de ello es que maquiavélicamente desaparecen o reducen las instituciones autónomas, organizaciones que brindaban apoyo a instituciones de salvaguarda social. No era una ayuda altruista, sino ayuda temporal a lo urgente.
La realidad nos rebasó. Están acabados los recursos del asistencialismo popular. Por eso la 4T necesita de dinero público que financie sus programas de apoyo clientelar. En los últimos tres años hemos padecido una crisis económica sin precedente y lejos de resolver los problemas estructurales de la involución social que padecemos, el gobierno se preocupa más por distribuir dinero entre los segmentos sociales que le reditúan un beneficio político. De tal suerte que prefiere dar dádivas entre los paupérrimos que ya no pueden aportar ningún beneficio productivo.
Pero, a medio sexenio, se acabaron los recursos y el uso político de esa población. Sin dinero de los fideicomisos y fondos como en Fonden -tan necesarios en estos momentos para atender a la población de Oaxaca-, el gobierno de la 4T está desesperado por hacerse de dinero extraordinario. Hacia el interior del gobierno hay molestia porque les exigen ahorros de sus presupuestos para financiar la política social del régimen. Se agotan los ingresos y no se cumplen las metas programáticas. Pero, la orden es tajante, hay que hacer ahorros para financiar la política populista del Presidente. Entonces decreta pasar de la austeridad republicana a la pobreza franciscana. De tal suerte que darán otra vuelta a la tuerca del presupuesto gubernamental para quitar recursos a las dependencias gubernamentales para hacerse de dinero y destinarlo a las dádivas del bienestar. Sacrificarán programas de salud y educación para sufragar los subsidios a viejitos y jóvenes sin oficio ni beneficio.
La fórmula es perfecta: mantener a los parios con cantidades mínimas a cambio de su uso electoral. Mientras tanto, habrá un crack económico que generará más pobreza y un mayor ejército de miserables que engrosarán las filas de una población electoralmente útil. Una vuelta más a la tuerca puede ser la antesala de un estallido social.