Sólo falta rezar: De la austeridad republicana a la pobreza franciscana
Miguel Ángel Rivera viernes 3, Jun 2022Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Son muy pocas las personas en el mundo que tienen la capacidad de prever el futuro y, al parecer, no todos los integrantes del gremio de los economistas tienen esa capacidad.
Esta situación se hizo evidente ayer, pues los especialistas en desarrollo económico dieron dictámenes diametralmente diferentes acerca del futuro cercano de México.
Por una parte, el Banco de México (Banxico) redujo su estimación de crecimiento económico para este 2022 y en su expectativa para 2023 también la ubica con una menor posibilidad de crecimiento de lo antes pronosticado.
Los expertos del banco central estimaban que el Producto Interno Bruto (PIB) del país crecería en 2.4 por ciento este año, pero tras un análisis de la evolución de la economía durante el primer trimestre del año en curso, recortaron su expectativa de crecimiento para dejarla en 2.2 por ciento.
Todavía más, los pronósticos relativamente negativos los extienden los especialistas hasta el año venidero, durante el cual se tenía previsto un crecimiento de 2.9 por ciento, pero finalmente quedó en sólo 2.4 por ciento.
Por otra parte, especialistas del sector privado elevaron al 1.76 por ciento, que antes, en abril, habían estimado en sólo 1.73 por ciento.
Ese porcentaje resulta de la media de las proyecciones de 37 grupos de análisis locales y extranjeros recibidas entre el 24 y el 30 de mayo, cuyas opiniones se toman en cuenta para la encuesta mensual del mencionado del Banco de México (Banxico). En este caso el estudio corresponde al recién concluido mayo.
El relativo optimismo de los expertos de los bancos y organizaciones privada se desvanece porque, al mismo tiempo, subieron también a 6.88 por ciento la perspectiva de inflación.
En esta materia, el Banco de México coincide al advertir que la inflación anual alcanzará su pico en el segundo trimestre del presente año.
Los bueno vendrá después, pues según los mismos conocedores estiman que en la segunda parte del año la inflación descenderá progresivamente, para ubicarse a niveles cercanos a 3 por ciento en el primer trimestre de 2023.
Durante el primer trimestre del año el banco central detectó que la actividad económica presentó una reactivación, debido básicamente a mayor dinamismo de las manufacturas y los servicios.
En contraste, para 2023, los expertos estiman que la economía crezca un 1.94 por ciento, menos que el 2.02 por ciento pronosticado un mes antes.
El sondeo del banco central también reflejó una subida en el pronóstico de la inflación general para 2022, la que esperan se sitúe en el 6.88 por ciento, Esto representa un aumento respecto del 6.67 por ciento estimado el mes anterior.
Para 2023 se prevé que los precios al consumidor se elevarán otro 4.40 por ciento, un dato superior al 4.18 por ciento estimado un mes antes.
También en la paridad de la moneda nacional se hizo un pronóstico levemente positivo, pues los especialistas estima que, a finales del presente año, el peso cerrará a 20.92 unidades por dólar, mientras que en la encuesta anterior la cotización proyectada era de 21.02 pesos por billete estadounidense.
Para el cierre de 2023, los analistas calculan que la moneda mexicana se intercambiará en 21.35 unidades por dólar, un dato inferior al estimado de 21.41 del mes anterior. Los niveles previos a la pandemia de la Covid-19 eran cercanos a los 18.5 pesos por dólar.
Los cinturones deberán quedar más apretados
Al contrario de los gobiernos de otras naciones que han optado por impulsar la reactivación económica, la llamada Cuarta Transformación parece haber optado por intensificar su política de restricción del gasto, pues el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que analiza un nuevo reajuste, para pasar de “la austeridad republicana a la pobreza franciscana” a fin de “darle más a la gente”.
“Estoy pensando que le vamos a dar otra vuelta a la tuerca porque hace falta darle más al pueblo y a ver si es posible pasar de la austeridad republicana a una fase superior, que podría llamarse pobreza franciscana, para todos, ¡todos! O sea, que se acaban por completo los lujos, no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, manifestó el jefe del Ejecutivo.
“Es que se malacostumbraron, se les olvidó de que somos servidores públicos. ¿Para qué se meten al servicio público si lo que quieren es hacer dinero o tener de más? Que participen en el sector privado o que se apliquen en negocios particulares, pero el servicio público es otra cosa”, afirmó el primer mandatario, motivado por una pregunta acerca de su posición respecto del fallo de la primera sala de la Suprema Corte de Justicia que declaró infundado el recorte aplicado por los diputados federales al presupuesto del Instituto Nacional Electoral (INE) para el presente año.
Ya se sabe que uno los primeros motivos de distanciamiento del Presidente con los consejeros electorales fue que no aceptaron recortar sus salarios y, en tal razón, López Obrador, prosiguió:
“Imagínense, un funcionario bajándose de un carro último modelo en una colonia popular o que en un alto se para y va un camión urbano, lleno, con la gente parada y él es servidor público. ¿Qué, no da pena? ¿Qué, no se puede ser austero? ¿Qué, no el poder es humildad?
“Pero si andan con esas ínfulas de superioridad y de fantochería y quieren comer en restaurantes caros y tomar vinos de importación, y vivir muy por encima de como vive la gente, pues que no opten por el servicio público. Nadie está autorizado a… como decía el poeta, nadie tiene el derecho a lo superfluo mientras existan seres humanos que carecen hasta de lo más indispensable, eso es parafraseando a Díaz Mirón”.
Al entrar en el tema de la sentencia de la Suprema Corte, el jefe del Ejecutivo señaló que que corresponde a la Cámara de Diputados atender el tema y argumentar sus definiciones en la aprobación del presupuesto federal. Lo que sí, el mandatario indicó que en este tema no se ha llegado al fondo.
López Obrador aprovechó también la oportunidad para hacer un llamado a los ciudadanos de los estados donde habrá elecciones el domingo venidero para que acudan a las urnas. Dijo que hay seguridad en toda la República.
Advirtió que si la participación ciudadana en los comicios es poca, permite que “los tramposos puedan acarrear gente y comprar el voto, y les alcanza; repartir dinero, entregar despensas, pollos, patos, chivos, borregos, cochinos, marranos. Ya estoy como (Vicente) Fox. Pero cuando vota mucha gente no les alcanza, aunque compren los votos, que salen los ciudadanos a ejercer su derecho, a hacer valer su libertad y su soberanía porque el pueblo es el soberano, el que manda, el que decide, eso es la democracia”.
La austeridad es obligada para mantener los subsidios
Aunque los subsidios tienen mala fama, el gobierno de la llamada Cuarta Transformación no ha tenido más remedio que aplicarlos para poder cumplir con otras promesas del presidente López Obrador, como la de que no habrá más gasolinazos.
Como resultado de la invasión de Rusia a Crimea aumentaron aceleradamente los precios internacionales de los combustibles, lo cual afectó directamente a México, pues gran parte de su consumo de gasolinas depende de importaciones.
En caso de un mercado de libre competencia, las gasolinas aumentarían en gran medida, lo cual podría en entredicho la promesa presidencial de evitar los gasolinazos. El subsidio se disfrazó al dejar de cobrarse el impuesto especial (IEPS). El gobierno federal resintió una sensible baja en sus ingresos, pero oficialmente se compensó con el aumento de los precios de exportación del petróleo.
También está el subsidio al gas doméstico, especialmente en la Ciudad de México, lo cual afectaba el prestigio de la gobernante local, Claudia Sheinbaum, la favorita de AMLO para sucederlo en la Presidencia. Para rescatarla, se inventó un programa especial, Gas Solidaridad. El costo, obviamente, lo absorbe el erario público.
Ayer, los bloqueos organizados por integrantes de Fuerza Amplía de Transportistas (FAT) pusieron de relieve el grave problema del transporte público en la capital del país, en donde las tarifas se mantienen artificialmente bajas.
Los integrantes del FAT reconocen que han recibido subsidios del gobierno capitalino, pero ya no es suficiente, por lo que exigen un aumento de tarifas.
Para evitarlo y librar a Sheinbaum de la inconformidad popular deberá aumentarse el subsidio.