Responsabilidades compartidas
Ramón Zurita Sahagún martes 31, May 2022De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿Qué tan responsable son los padres de las decisiones de sus hijos adultos, cuando asumen un comportamiento distinto al de los padres?
Es común que los hijos no sigan las mismas tradiciones, gustos o ejemplos de sus antecesores, pero se trata de endilgar responsabilidades a los padres de los actos de sus hijos.
Los hijos en etapa adulta son libres de trazar sus propias rutas, establecer relaciones con los que ellos quieran y no con los que sus padres les indiquen, aunque cuando de criticar y censurar, siempre se refieren a sus ancestros.
El mejor ejemplo de lo anterior es lo sucedido con el corredor de autos, Sergio “Checo” Pérez, quien se placeó con el ex Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, con el que compartió la alegría del triunfo alcanzado en el Gran Premio de Mónaco.
Se le cuestiona su relación con Calderón Hinojosa, cuando éste es el principal adversario del actual Presidente de la República, con el que el corredor de autos no tiene nexos, aunque su padre, Antonio Pérez Garibay, sí los tiene.
Pérez Garibay es diputado federal y conforme al crecimiento como corredor de su hijo, también aumentaron sus expectativas políticas. A inicios del año pasado, el padre del corredor aspiraba a una candidatura a la alcaldía de la capital de Jalisco (Guadalajara), la que le fue concedida a Carlos Lomelí, dándole a Pérez Garibay una candidatura a diputado plurinominal al Congreso de la Unión.
Una vez investido como legislador a Antonio le aumentó la mira política y confío en que se estaba preparando para ser candidato de Morena al gobierno del estado en los comicios de 2024.
Ya pasado los primeros meses como diputado federal y aprovechando los avances de su hijo en el mundo del automovilismo, el padre de “Checo” Pérez alzó la vista y vio la oportunidad de dar a conocer sus propósitos de competir por la Presidencia de la República.
Ahora al neo político con grandes aspiraciones le quieren pasar factura del encuentro entre su hijo y el ex presidente Calderón Hinojosa y que el chapuzón que se dieron ambos, alcance a mojar al padre del corredor.
Y es que en muchos de los casos se quiere ajustar cuentas con quien no las debe, pero se las endosan, como un pago atrasado de deudas. Hay que entender que cada quien tiene su forma de pensar y no porque los padres o los hijos incurran en alguna acción que no les guste se ceben en contra de ellos.
En el caso de Garibay Pérez sus detractores quieren establecer una pugna entre el diputado federal y los altos mandos de Morena por el festejo de su hijo con el ex presidente Felipe Calderón, sin importar la forma en que se dio el encuentro o el que el corredor de autos y el ex Presidente sean amigos.
México es una nación en la que los padres deben pagar las culpas de los hijos, aunque solamente se hace en casos precisos, ya que hay otros en donde no se toma en cuenta los agravios de unos y otros.
Uno de los ejemplos más claros es el de José Ramón Beltrán, hijo mayor del presidente López Obrador, quien fue señalado y acusado por vivir en una casa rentada, exigiendo a su padre que rindiera cuentas sobre ello.
Hay muchos casos que pasan sin que nadie pida la rendición de cuentas como lo es el de Cuauhtémoc Cárdenas, severo crítico de la 4T, mientras su hijo mayor, Lázaro, es el coordinador de asesores del Presidente de la República, así como tampoco le cuestionan al hijo de trabajar en un gobierno al que su padre considera sin rumbo.
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El gusto por la buena vida con lujos pone nuevamente en la atención pública al ex presidente Enrique Peña Nieto, de quien se dice que cuenta con una mansión en España, donde llegó a radicar, luego de que no quisiera quedarse en México, por los constantes reclamos que se le hacen a su gobierno. Al mexiquense no le gusta el bajo perfil, ya que prefiere mostrarse en público en sitios suntuosos como son restaurantes de todo el mundo. La polémica nuevamente se da en torno a esos excesos de lujos y no porque se le cuestione el hacer con su vida lo que le dé la gana, sino el conocer de dónde saca tanto dinero para esa vida de derroche.