Reformas desechables
Alberto Vieyra G. jueves 12, May 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿El tren del lopezobradorismo ya pasó y lo que viene son reformas desechables? ¿Todo lo que hace AMLO es malo? Son preguntas que me formulan mis tres lectores y radioescuchas y con gusto trataré de analizar esos y otros tópicos.
Hace un par de semanas, AMLO mandó a la Cámara de Diputados su reforma electoral con la que busca desaparecer al INE, una institución garante de la voluntad de los mexicanos, so pretexto de que se alejó de la ciudadanía y se convirtió en una democracia muy cara para los mexicanos. Nada más falso. AMLO quiere una “democracia participativa” barata y con un aparato burocrático controlado exclusivamente por él y su partido para perpetuarse en el poder. Lógico que estamos ante una reforma que está condenada a convertirse en una reforma desechable como ocurrió con su regresiva reforma eléctrica, que planteaba hacer de la CFE un monopolio del Estado y privilegiaba las energías cochinas a base del carbón y el combustóleo.
El rechazo de la oposición a dicha reforma motivó que el Presidente montará en cólera e iniciará una feroz campaña contra sus adversarios políticos tachándolos de “traidores a la patria” o “antipatriotas hipócritas”.
Como era de suponerse, AMLO sembró el odio y se antoja prácticamente imposible que haya un acuerdo, sobre todo cuando la alianza Va por México ha presentado también su reforma electoral tendiente a fortalecer al INE, instituir en México la segunda vuelta en elecciones presidenciales y acabar con la sobrerrepresentación del partido de AMLO en la Cámara de Diputados. Para consensuar una reforma electoral de ese tamaño, se requiere de un diálogo extraordinario, lo cual se antoja imposible con la guerra que AMLO declaró a sus opositores.
No hay duda que AMLO cometió un garrafal error al adelantar 4 años la sucesión presidencial. Hoy, se da cuenta de esa metida de pata ya que dos de sus corcholatas, por él destapadas, enfrentarían a graves aprietos por estar involucrados en la catástrofe de la Línea 12 del Metro y responden a los nombres de Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, la primera por no dar mantenimiento al Metro y el segundo por haberlo construido con los pies. A ambos les pesará esa catástrofe con 26 muertos y 103 heridos.
De manera desesperada, AMLO se ha dedicado a destapar a otra corcholata quemada, pues el titular de Gobernación violó la Constitución al intervenir descaradamente en la Revocación de Mandato, lo cual motiva una creciente ingobernabilidad por no garantizar el diálogo y los acuerdos con los actores políticos y la sociedad en su conjunto. Incluso, el diálogo que estaba previsto con el PAN se canceló abruptamente y ya se ve que para esas artes no sirve don Adán Augusto López.
¿De quién podría echar mano AMLO para sucederlo, acaso de Ricardo Monreal, un político ortodoxo que privilegia el diálogo y la ciencia política o cometería el error histórico de intentar reelegirse?
No faltan quienes piensan que no todo lo que hace AMLO es malo, que hasta da la impresión de ser una persona honesta, a quien de vez en cuando le sale la civilización política, como ocurrió hace una semana con el acuerdo con los sectores productivos y cadenas de distribución para contener la inflación, aunque en ese diálogo no estuvieron los trabajadores y está por verse si fue un diálogo de sordos.