El “nuevo” AIFA ha generado más problemas que soluciones
Miguel Ángel Rivera miércoles 11, May 2022Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Tal vez como nunca, es de desear que los “otros datos” del presidente Andrés Manuel López Obrador estén en lo cierto, porque de fallar pondrían en riesgo decenas o cientos de vidas humanas y bienes materiales de alto valor.
Me refiero al tema tan trillado y discutido de la puesta en operación del “nuevo” -en realidad una base militar ya muy antigua (inaugurada en 1952) reconvertida en terminal civil- denominado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
El problema es que la flamante terminal avionera, como le llaman despectivamente sus críticos, no termina con los problemas que en materia aeronáutica afronta la Ciudad de México desde finales del siglo anterior por la saturación del oficialmente llamado Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, al que los oficiosos agregan el nombre de Benito Juárez, pero que nunca ha sido conocido así fuera de nuestro país.
De hecho desde los años 70 del siglo XX, se apreció la necesidad de un nuevo aeropuerto y, en principio, se eligió un terreno dentro de lo que había sido el Lago de Texcoco, pero por falta de recursos y por rumores de actos de corrupción de funcionarios que acaparaban esos terrenos a muy bajo precio y hasta de despojos en agravio de los propietarios originales, entre finales del sexenio de Luis Echeverría y principio del mandato de José López Portillo, el proyecto quedó arrumbado.
Al arrancar el siglo XXI y como parte de la publicitada “alternancia en el poder”, el gobierno panista encabezado por Vicente Fox revivió el plan de crear un nuevo aeropuerto en reemplazo del existente que ya daba claras muestras de agotamiento. Otra vez, el terreno elegido estaba en el ex Lago de Texcoco, pero se frustró por la resistencia de los propietarios originales de esa región, conocidos por la denominación de Atenco, una de las comunidades afectadas.
Ante la resistencia de las comunidades para ceder los terrenos elegidos, el gobierno de Fox optó por una adaptación al aeropuerto capitalino. Así nació la llamada terminal 2, que pronto también resultó saturada e insuficiente por el crecimiento exponencial de viajeros aéreos.
Así llegamos al sexenio del priista Enrique Peña Nieto, quien con todo estruendo presentó la que sería la obra insignia de su administración, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), obra de un arquitecto galardonado en casi todo el mundo, Norman Foster, a quien se asoció el mexicano Fernando Romero, también con prestigio internacional. Al proyecto se ligaron los más importantes empresarios mexicanos por considerar que la nueva terminal aérea sería el detonante de un gran desarrollo económico.
Llegó la 4T y se terminaron los sueños de grandeza
Con importantes propuestas de cambio, llegó al poder federal Andrés Manuel López Obrador, quien con respaldo en una supuesta consulta popular, canceló el proyecto a pesar de que implicó destruir lo que ya se había avanzado (se calcula que el 30 por ciento) y pagar indemnizaciones, todo con un costo total de más de 130 mil millones de pesos, aunque algunas fuentes estiman que pudo ser de más del triple.
Lo que sea, el resultado es que el pasado 21 de marzo el presidente López Obrador, líder y guía de la llamada Cuarta Transformación, inauguró el “nuevo” AIFA, con menos de una decena de vuelos diarios, que para justificar su título de “Internacional” recibe una vez al mes un vuelo procedente de Venezuela, donde el gobierno es encabezado por el dictador Nicolás Maduro.
Cabe señalar que en el intermedio, continuaron las noticias alarmantes acerca de la saturación del aeropuerto capitalino, con el consiguiente riesgo de graves accidentes que, por fortuna, no han ocurrido.
La saturación y el deterioro del aeropuerto capitalino han sido una constante, a pesar de que durante los últimos dos años se tuvo un remanso de menor actividad aérea derivado de la pandemia por Covid-19.
Como prueba de la necesidad de un nuevo aeropuerto, se puede citar una nota del 1 de octubre de 2014 publicada por el portal Hosteltur Uruguay/Noticias de turismo de Latinoamérica en Twitter, casi todo basado en informaciones previas del diario mexicano Excélsior.
“El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue declarado saturado esta semana y la autoridad aeronáutica ya no entregará más permisos para frecuencias entre la hora 7 y las 23 horas, según anunció.
“Tras declarar la saturación del campo aéreo del Aeropuerto de México DF, la Dirección General de Aeronáutica Civil advirtió el lunes que desde esa fecha ´sólo se podrán atender 61 operaciones por hora con un máximo de 40 llegadas con una separación de 4 millas náuticas sucesivas´ en el horario de las 7 a las 22.59 horas, informó el diario Excélsior.
“El órgano regulador detalló que “según un análisis de Servicios a la Navegación en el espacio aéreo mexicano, se detectó saturación en el aeropuerto en al menos 52 ocasiones durante 2013, entre la hora 7 y las 22:59 horas.
Otra nota posterior de BBC Mundo destaca que, en ese tiempo, el AICM era uno de los 20 aeropuertos con mayor número de operaciones anuales en el mundo, según el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI por sus siglas en inglés). Entre aterrizajes y despegues, en la terminal aérea se realizaron 449.664 maniobras desde 2017.
Esto lo convierte en el aeropuerto con mayor conectividad de América Latina, le dice a BBC Mundo, Cuitláhuac Gutiérrez, representante en México de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés). Por eso era necesario el NAIM con mucha mayor capacidad de operación.
Al fin llegamos a la inauguración del “flamante” AIFA y nos encontramos con la misma situación. La nueva terminal avionera no ha resultado una solución. A pesar de las incomodidades del viejo aeropuerto no deciden a cambiarse. Influye mucho la falta de medios de transporte terrestre para llegar o salir del Felipe Ángeles. En las antes “benditas” redes sociales se han difundido ampliamente casos de personas que han perdido largas horas y mucho dinero en conseguir un transporte desde o hacia su residencia.
La solución, de acuerdo con las autoridades de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), es la negociación con las aerolíneas para que trasladen sus vuelos a Santa Lucía, pero hasta ahora los resultados son escasos y, en cambio, circulan versiones en el sentido de que no se trata de acuerdos, sino de imposiciones.
De hecho, conocedores de la industria de la aviación advierten que desde antes de la inauguración del AIFA había un plan para presionar a las aerolíneas para que accedan a trasladar mayor número de operaciones a ese rumbo del Estado de México.
Al respecto, se destaca que el Aeropuerto Internacional de Toluca, que supuestamente era parte de un sistema metropolitano de aeropuertos está actualmente desierto.
Además, se recuerda que desde un mes antes de la inauguración del AIFA, la SICT ya había abonado el terreno al declarar (4 de marzo de 2022) saturadas las dos terminales del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), debido a que ambas instalaciones aeroportuarias rebasaron el número de despegues y aterrizajes que pueden atender. Esto a pesar de que no se han alcanzado los mismos niveles de operación que antes de la pandemia
En una publicación vespertina del Diario Oficial de la Federación (DOF), el gobierno informó que la Terminal 1 está saturada desde las 5 am hasta las 11 pm, mientras que la Terminal 2 rebasa su límite entre las 6 am y las 8 pm y de las 9 pm a las 11 pm.
Otro aspecto sobresaliente es la reordenación del espacio aéreo en el Valle de México, supuestamente para que puedan operar al mismo tiempo el AIFA y el actual AICM , pero ya se ve que no funciona totalmente. Hace unos días estuvo a punto de ocurrir una tragedia cuando se autorizó a un avión a aterrizar en una pista en donde otra nave se preparaba para despegar.
Con eso arreciaron las críticas y las descalificaciones al programa oficial de reordenación del espacio aéreo.
Pero como siempre, esas críticas no son admitidas por el presidente López Obrador.
“No hay ningún problema de rediseño, eso lo inventaron nuestros adversarios… No hay, así lo sostengo, categóricamente, ningún problema de rediseño en el manejo del espacio aéreo”, dijo el primer mandatario.
Por eso, digo yo, ojalá que en este caso le asista la razón.