Mirando al norte, por “la ruta del infierno”
Guillermina Gómora Ordóñez martes 10, May 2022Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
Una vez más, las autoridades responsables de la migración en nuestro país intentan controlar, evitar y hasta detener el flujo de indocumentados que por miles arriban a México en busca de alcanzar el “sueño americano”, por la que han denominado “la ruta del infierno”.
Hace unos días, el Instituto Nacional de Migración (INM), de la Secretaría de Gobernación, informó que rescató a mil 608 personas migrantes provenientes de 38 países. De ese total, mil 398 son personas mayores (424 mujeres y 974 hombres) y 210 menores de edad (82 mujeres y 128 hombres).
Una historia que se repite a diario. Centroamericanos, chinos, indios, africanos y de otras nacionalidades que buscan, dicen, “una mejor vida”, ingresan al país. El Instituto Nacional de Migración tiene registradas 85 nacionalidades de procedencia, que llegan vía Chiapas.
Por territorio mexicano, ciudadanos de 97 países tratan de llegar a los Estados Unidos. En los últimos años, principalmente de Cuba, Venezuela, Haití, Nicaragua, Honduras y El Salvador, naciones gobernadas por autócratas y dictadores. Lo que explica su necesidad de encontrar empleo, paz y libertad.
La aventura no es barata, va desde los 10 mil hasta los 60 mil dólares, según el lugar de procedencia; los asiáticos son quienes pagan más, sin ninguna garantía de llegar a su destino: el “sueño americano”. Paradójicamente, al huir de la pobreza y las amenazas de muerte en sus lugares de origen, empeñan la vida.
Lamentablemente, México se ha convertido en una trampa mortal para los migrantes nacionales y extranjeros que buscan llegar a los Estados Unidos. Se han vuelto carne de cañón para las bandas del crimen organizado, los cárteles del narcotráfico, las policías estatales, federales, la Guardia Nacional e incluso para los agentes del Instituto Nacional de Migración. Los tienen en la mira para extorsionarlos, violarlos y emplearlos en sus actividades ilícitas.
Ahora, la problemática migratoria amenaza con agravarse. El próximo 23 de mayo Estados Unidos eliminará el Título 42, decretado durante la gestión de Donald Trump al inicio de la pandemia por Covid-19, que buscaba controlar la expansión de la enfermedad en el territorio estadounidense, pero que también permitió la deportación masiva de migrantes sin la posibilidad de pedir una solicitud de asilo. Eso podría convertirse en un estímulo.
Como en política no hay coincidencias, ¿será que, por eso Joe Biden le habló a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, (29 abril) a fin de diseñar una estrategia de control ante un posible aumento en el flujo migratorio? ¿Quizá, también, por eso viajó AMLO a Centroamérica y Cuba?
Atrás quedó la promesa hecha en 2018, por el entonces candidato, López Obrador: “Nosotros, a partir del 1 de diciembre, vamos a dar trabajo, empleo a centroamericanos; es un plan que tenemos, que el que quiera trabajar en México va a tener una visa de trabajo, no sólo con deportaciones sino dando opciones, dando alternativas” ¡Ajá!
La realidad se impone a la utopía. Desde marzo de 2020 debido al Título 42, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de los Estados Unidos deportó a más de 1.8 millones de personas a su país de origen. Además, en marzo de 2022, las autoridades estadounidenses arrestaron a 210,000 migrantes que intentaban cruzar la frontera con México, el total mensual más alto en dos décadas.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense reveló que contabilizaron 12 mil 011 niños no acompañados en la frontera con México durante el pasado febrero, en comparación con los 8 mil 760 de enero.
Así las cosas, la migración ha vuelto al centro del debate político en la relación México-Estados Unidos. El gobierno de López Obrador deberá cumplir con la exigencia estadounidense de ser el muro de contención de la migración desde Centroamérica. ¿O se atreverá a decirle que no?
El sur de nuestro país es la primera parada migrante, de una ruta de 2 mil kilómetros, regular su estancia no es suficiente, el reto mayor es evitar que lleguen. Para ello se necesita cooperación regional, empleo, educación y seguridad. No hacerlo condena a las caravanas a una ruta hacia el infierno.
VERICUENTOS
Tráfico aéreo, en la mira del Senado
Como anticiparon los especialistas en aeronáutica, ya se registran los primeros problemas por la operación de los dos aeropuertos ubicados en el Valle de México. Uno de los usuarios afectados, fue el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, por ello informó que promoverá la comparecencia del secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y los responsables de Aeronáutica Civil, para que rindan un informe sobre la situación que enfrenta el espacio aéreo en el país. Monreal dice que el propósito es revisar la problemática que se está presentando en los aeropuertos y los incidentes que han denunciado en los últimos días los ciudadanos. Por cierto, en la ruta hacia el 2024, declaró: “No soy parte del club, pero tampoco soy corcholata, soy un hombre libre, soy un hombre con autonomía en mis opiniones, soy un hombre consciente de lo que está pasando en el país y soy un hombre que sueña con la unidad de los mexicanos”. ¡Órale!