¿Será Beatriz?
¬ Francisco Reynoso lunes 9, May 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
En 2024 México celebrará el bicentenario de la primera elección democrática de un Presidente de la República. Ese año se aplicaron las reglas que establecía la Constitución de 1824, recién promulgada.
Guadalupe Victoria fue el primer Presidente del México independiente electo en las urnas.
En realidad su nombre era José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix.
Con todo y eso logró permanecer en su cargo todo el periodo para el que fue electo democráticamente. De octubre de 1824 a marzo de 1829. Cuatro años y cinco meses.
Decir democráticamente tiene sus asegunes.
La democracia a la mexicana, por sus condimentos, laboriosidad y listeza en su ejecución, es un platillo que maravilla a todo el mundo.
Es algo así como los chiles en nogada que inventaron las monjas agustinas del convento de Santa Mónica, en Puebla, para rendir culto a su alteza serenísima, el emperador Agustín de Iturbide.
Son una maravilla a la vista y al sabor, elaborados por artistas que los rellenan de carnita sin que nadie lo note.
En 2024 se va López Obrador. O al menos eso dice la ley. Y eso dice él.
Empero nadie sabe qué esté pensando. Y qué esté fraguando. Porque López, lo hemos dicho, es un demonio. Y como tiene el poder omnímodo de la Presidencia de la República, chico se le hace el mar para echarse un buche de agua.
Dos temas de la Constitución de 1824 querría importar López de la Constitución del 24 a nuestra parchada Carta Magna.
Uno es el de la reelección. La Constitución del 24 la prohibía de forma continua. El Presidente que se quiera reelegir -consignaba- tendrá que esperar un periodo de cuatro años.
Aunque hubo quien no respetó esa norma.
Benito Juárez García fue electo en 1859 y no soltó la ubre hasta 1972. Y eso porque se murió.
Más democrático, Porfirio Díaz fue presidente de 1876 a 1880. Y dejó la investidura para su compadre Manuel González, quien ejerció el poder hasta 1884. Regresó Porfirio, cambió la Constitución -caprichos presidenciales- y no dejó el poder hasta 1911.
En ese contexto, a López Obrador le gustaría una reforma constitucional que impidiera la reelección inmediata. La intermedia ya es otra cosa. Podría quedarse en Palacio Nacional Claudia Sheinbaum de 2024 y luego regresar él para “sacrificarse” por el pueblo sabio; por ese pueblo que es el que pone y quita a sus gobernantes.
Otro tema de la Constitución de 1924 que a López Obrador le gustaría inscribir en la actual Constitución es el del periodo gubernamental de 8 años.
Y también la forma de elegir al Presidente de México mediante ternas que debían presentar los congresos locales.
El Congreso de la Unión -las cámaras de Senadores y Diputados unidas- recibirían las ternas de los 32 congresos locales y el o los ciudadanos o ciudadanos con mayoría de menciones serán del que surja el Presidente o Presidenta de la República.
Actualmente, Morena tiene mayoría en 21 congresos locales. Dominaría, así pues, la elección presidencial si estuviera regida, como le gustaría a López Obrador, por las reglas de la Constitución de 1824.
El recaudo
No son pocos los que piensan que Claudia Sheinbaum dilapidó el capital político que le generó ser la “corcholata” preferida de López Obrador para la sucesión presidencial. Muchos analistas la ven fuera de la carrera presidencial. Consideran que el “oso” que hace con la empresa DNV que hizo el peritaje en la Línea 12 de Metro. Primero dijo que era una maravilla del mundo mundial y ahora que el resultado del tercer peritaje no le favorece, la acusa de corrupción, de estar vinculada con el noeliberalismo priista de Enrique Peña. La firma noruega ya se defendió y está poniendo en ridículo a la jefa del gobierno de la Ciudad de México.
A juicio de muchos politólogos, Claudia nunca fue la candidata de López Obrador. La destapó para que la oposición y los adversarios se la comieran a mordidas y la maledicencia no llegara a su verdadero alfil.
El verdadero sucesor de López Obrador sería el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien también es garantía, o al menos eso cree el “caudillo”, de lealtad a ciegas.
Sin embargo, cada vez son más los que piensan que el o la favorita de López Obrador para el 2024 está tapada o tapado.
López Obrador es tan hábil que tiene a toda la oposición bailando en torno a Claudia Sheinbaum y a Adán Augusto López, y también alrededor de los disidentes como Ricardo Monreal. Mientras que el o la favorita del Presidente está en la sombra, a buen recaudo de los cañonazos enemigos y del fuego amigo.
¿Será Beatriz Gutiérrez Müller?
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