Las responsabilidades de Serranía
Armando Ríos Ruiz viernes 6, May 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El día 3 de mayo o hace tres días, cumplió un año la tragedia que enlutó a 25 o 26 familias, de acuerdo con lo que se dijo esa vez, a causa del accidente en la Línea 12 del Metro, siempre cuestionada desde la construcción a cargo del entonces jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, cuyo costo se elevó estratosféricamente por pago de trenes con sobreprecio y que motivó que el político huyera a Francia, hasta que fue rescatado por la 4T.
Hasta hoy, parece que el tiempo se detuvo en este penoso caso, debido a que no ha aparecido un solo culpable. Gabriel Regino, abogado de Enrique Horcasitas, director del Proyecto Metro, sólo se ha referido a funcionarios menores. No a otros de mayor responsabilidad, que visiblemente tuvieron que ver en el accidente y que hoy ostentan cargos que los convierten en intocables.
Existen dos que presuntamente deben tener alguna obligación: la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el canciller Marcelo Ebrard. Ambos gozan de cabal salud, dedicados más que nada a ganar la carrera presidencial. La primera imitando en todo a su protector y haciendo campaña cada vez que puede, olvidada de los asuntos que le competen, que no deben ser importantes y el segundo, con ingreso reciente en el mismo quehacer.
Sin embargo, en estos días, la jefa de Gobierno ha dado en hacer declaraciones totalmente alejadas de la realidad y de la vergüenza. Pero nada ha dicho del perdón otorgado a su amiga Florencia Serranía, a quien designó directora del Metro (Hasta en esto copió a su mentor). No obstante, la directora dejó mucho qué desear en materia de capacidad, durante su último encargo. Pero como todo lo que ocurre en la presente administración, los amigos son buenos para desempeñar los cargos más delicados, o bien para exonerar las pifias de quien los encumbra, en las instancias de impartición y procuración de justicia, hasta que ocurre una tragedia de la dimensión de la que ocurrió en la línea 12, en donde la encargada ya había dado muestras claras, cuando fue necesario, de no tener la menor idea del manejo del Metro.
Su paso en ese cargo estuvo plagado de incidentes que demandaban simplemente su calidad humana, como el caso de una pasajera que sufrió un infarto cerebral. Lejos de recibir ayuda, fue arrastrada y abandonada dentro de la estación, hasta que al día siguiente, luego de 28 horas, una ambulancia la rescató y por más esfuerzos que hicieron los médicos, finalmente murió. En marzo de 2019 hubo fallas de las escaleras eléctricas, que dejaron a ocho usuarios lesionados. Parte de los trabajadores trabajaron en la ayuda a personas que caminaban con dificultad, para salir del lugar. Diferentes fallas se dieron casi inmediatamente después, en diferentes líneas y se dijo que muchas escaleras serían sustituidas con un costo de 270 millones de pesos.
En otra ocasión, un tren detenido en la estación Observatorio, comenzó a deslizarse y chocó con otro estacionado en Tacubaya. Hubo un muerto y 41 heridos. Durante varios días, el servicio de Observatorio a Chapultepec estuvo suspendido. El gobierno de la Ciudad de México dispuso de autobuses y hasta de patrullas para trasladar a los miles de usuarios.
La gota que derramó el vaso en el que se encontraba metida doña Florencia, fue lo ocurrido en la línea 12. Los diferentes dictámenes de por qué, no han sido claros del todo. Quizá porque la autoridad superior pidió que así ocurriera, recargada en la expresión de que “el que paga manda”.
Hay denuncias en su contra por lo que ocurrió hace un año. ¿Y…?
El caso es que, con responsabilidad de por medio, permanece lejos de la acción de la justicia, que ya debería haber abierto una investigación exhaustiva para determinar con precisión, quiénes tuvieron alguna culpa. Es obvio que los que han demandado semejante acción, jamás la verán prosperar, porque quienes pudieran aparecer como responsables, son quienes tienen el poder de desviar los resultados como les parezca.