Anuncia AMLO su reforma electoral que, al parecer, nació muerta
Miguel Ángel Rivera viernes 29, Abr 2022Clase Política
Miguel Ángel Rivera
De forma casi universal, se le reconoce al presidente Andrés Manuel López Obrador una capacidad poco ordinaria para abordar asuntos de carácter político y, precisamente por ello, cuesta trabajo desentrañar los objetivos que persigue con muchas de sus acciones y decisiones.
Hace menos de diez días que el primer mandatario sufrió lo que es probablemente su peor derrota en aras de consolidar su propósito de pasar a la historia como un gran reformador: Los diputados de oposición lo convirtieron en primer Presidente de la República al que se le niega una reforma constitucional.
Su intento de imponer una (contra)reforma en materia eléctrica fue desechada por no reunir la mayoría calificada (dos tercios de los diputados presentes).
Es cierto que, unos días después la mayoría oficialista le entregó una victoria, la denominada “nacionalización del litio”, otra reforma presentada como de gran calado, aunque para muchos juristas se trata de un cambio, por decir lo menos, inútil, pues ya con anterioridad el artículo 27 constitucional establecía que son propiedad de la nación todos los bienes del subsuelo. Por ello, la iniciativa de reforma enviada por el jefe del Ejecutivo no tuvo oposición y fue aprobada a toda prisa.
A pesar de esos antecedentes, el presidente López Obrador presentó, el último día de sesiones, ante la Cámara de Diputados una nueva propuesta de reforma constitucional, ésta en materia electoral, uno de cuyos puntos centrales es la desaparición del Instituto Nacional Electoral (INE), organismo autónomo contra el cual ha sostenido una campaña por no ajustarse a sus exigencias, empezando por los salarios de sus principales funcionarios, los cuales son superiores a lo que gana el primer mandatario, el tope que se ha esforzado por imponer la llamada Cuarta Transformación como parte de su programa de “austeridad”.
Como le gusta hacer, la propuesta de reforma electoral fue presentada en la conferencia mañanera, durante la cual el jefe del Ejecutivo destacó que con el cambio se pretende “desterrar los fraudes” y que las elecciones sean limpias y libres. Esto a pesar de que desde el nacimiento del INE (antes IFE) en 1966 y, sobre todo, a partir de que se convirtió en organismo autónomo, no ha habido denuncias sólidas de fraudes.
La única protesta la encabezó el propio Andrés Manuel López Obrador, en 2006, cuando perdió por mínima diferencia ante el entonces candidato del PAN, Felipe Calderón Hinojosa, por lo cual se declaró víctima de un fraude, pero sin tener impacto en el resto de la sociedad salvo entre sus incondicionales. Organizó un gobierno paralelo y sostuvo un plantón sobre Paseo de la Reforma, protestas que no tuvieron ningún efecto, pero que generaron en el político tabasqueño una animadversión que aumentó en fechas recientes, sobre todo porque los consejeros electorales no le concedieron suficiente atención a sus pregonadas consultas populares, supuestamente para juzgar a ex Presidentes de la República o para revocar el mandato del propio López Obrador, quien infructuosamente trató de convertirlo en una ratificación y, por ello se disgustó tanto ante la baja concurrencia de ciudadanos, de lo cual responsabilizó a los consejeros electorales encabezados por Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Desaparecer al INE y reducir el número de diputados
La iniciativa presidencial propone transformar al INE en el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas, eliminar los plurinominales, desaparecer los Organismos Públicos Locales y reducir el financiamiento a partidos políticos.
“Dejemos atrás de una vez y para siempre, la historia de fraudes. Ese es nuestro propósito. (…) No hay la intención de que se imponga un partido único. Lo que queremos es que haya una auténtica democracia en el país, que se terminen con los fraudes electorales, que sea el pueblo el que elija libremente a sus representantes”, argumentó el Presidente aunque, no ha habido una sola persona por fraude electoral.
El encargado de detallar las modificaciones propuestas fue el secretario de Gobernación, el gobernador de Tabasco con licencia, Adán Augusto López Hernández, quien señaló que propone la reducción de legisladores plurinominales, la elección directa de consejeros electorales y disminuir el número de integrantes del órgano electoral, así como bajar el monto del financiamiento a partidos políticos.
La iniciativa alcanza dieciocho artículos constitucionales y habrá siete artículos transitorios que buscan “hacer más barata la democracia en nuestro país” para generar recursos que puedan ser utilizados en programas sociales, dijo el titular de la Agencia Nacional de Aduanas de México, Horacio Duarte, antes representante de Morena ante el INE, quien también fue convocado a la conferencia mañanera.
Pero, por más adornos que procuraron agregar, el Presidente y sus incondicionales colaboradores, la realidad es que el oficialismo no tiene los votos suficientes para pasar la aduana legislativa.
Lo peor es que se eligió la Cámara de Diputados para iniciar el proceso de reforma constitucional, a pesar de que fue allí donde se rechazó la iniciativa en materia energética, proceso que generó una gran división entre las principales fuerzas políticas, por la andanada de Morena y sus rémoras al tratar de presentar como “traidores a la patria” a los diputados que votaron contra la propuesta presidencial.
Diversos observadores anticipaban que la iniciativa sería enviada al Senado, por la capacidad del coordinador de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Ricardo Monreal, para llegar a acuerdos con la oposición, lo cual ha permitido sacar adelante otras reformas impulsadas por el jefe del Ejecutivo.
Sin embargo, por lo que se ve, las divisiones internas en la llamada Cuarta Transformación han influido para evitar darle oportunidad de lucimiento a Monreal, quien abiertamente se ha inscrito como aspirante a la candidatura presidencial de Morena, aunque el primer mandatario se ha cuidado de no incluirlo entre las “corcholatas”.
El hecho es que el oficialismo no tiene los votos necesarios para aprobar una reforma constitucional que no ha sido acordada previamente con la oposición. Pero ya se sabe que el primer mandatario no negocia, impone.
Toda la oposición está en contra de la propuesta de reforma electoral
Tal vez el presidente López Obrador mantiene la confianza en convencer o cooptar a diputados de otros partidos -principalmente de su ex partido, el PRI, como ha manifestado en otras ocasiones- pero de momento parece mantenerse sólido el bloque de oposición integrado por PAN, PRI y PRD, al cual, sin integrarse orgánicamente, se han sumado los votos de Movimiento Ciudadano (MC).
También debe tomarse en cuenta que, aunque no votan en la Cámara de Diputados, diversas organizaciones de la sociedad civil han manifestado su desacuerdo con la anunciada intención presidencial de desaparecer al INE.
El coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, Jorge Romero, descartó el respaldo de su bancada a cualquier reforma para desaparecer al INE.
Más contundente fue su correligionario, el senador Damián Zepeda, quien en conferencia de prensa sentenció: “Presidente: ni lo sueñe, que no va a contar con nosotros y su reforma no va a pasar”
“Sobre nuestro cadáver van a acabar con la autonomía y con la independencia del INE”, recalcó.
La también senadora Kenia López Rabadán, quien se ha distinguido por sus “contramañaneras” señaló que la reforma electoral propuesta por el presidente López Obrador es claramente una muestra más de autoritarismo y falta de visión que no abona a la vida democrática de México, y su intención no es mejorar al árbitro electoral, sino controlarlo.
La dirigencia nacional del PRI calificó de “ocurrencia” y “demagógica” la reforma electoral del presidente López Obrador y anunció su voto en contra de esa iniciativa en los términos que fue enviada “sin consenso, diálogo ni compromisos”.
“La reforma electoral que anunció el Ejecutivo Federal, no pasa en el Congreso de la Unión”, advirtió el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno. “No innova en nada” y es “demagógica”, recalcó
A su vez, el coordinador de la bancada de MC en la Cámara de Diputados, Jorge Álvarez Máynez, calificó la iniciativa presidencial como una “vulgar provocación”.