Segunda vuelta ¿opción de reforma política-electoral?
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 25, Abr 2022Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Hay en América Latina y Europa elecciones con esa figura
Aunque con diferentes perspectivas, en la vida política del país hay un tema recurrente en sus mesas de diálogo y de análisis con la ciudadanía. Por un lado se habla de una reforma política para establecer nuevas reglas electorales o hasta para eliminar la figura de los llamados diputados “pluris”, por otro lado se habla de fortalecer al árbitro y de implementar lo que en otros países se conoce como segunda vuelta electoral.
Lo cierto en todo este mundo de ideas es que el reloj para lograr las reformas constitucionales sigue avanzando y el tiempo se empieza a agotar, lo anterior si se toma en cuenta que el artículo 105 de la Constitución establece que una vez iniciado el proceso electoral, como también lo establece la Ley General de Procesos Electorales, no podrá modificarse ningún aspecto en la legislación electoral y para que eso suceda solo queda un año de negociaciones antes del año electoral 2024.
Entonces, para quienes desde diversos foros académicos y políticos insisten en una reforma política no estaría mal que en el abanico de posibilidades pusieran en la mesa del debate a la figura jurídica denominada Segunda Vuelta Electoral y para un escenario así, por tratarse de una propuesta de reforma constitucional, en ambas cámara del Congreso de la Unión se requeriría del visto bueno de las dos terceras partes o lo que es lo mismo de una mayoría calificada, sea en periodo ordinario u extraordinario, y luego recorrer los estados donde se requeriría la aprobación de la mitad más uno de los congresos estatales.
Entonces, en caso de que este tema sea considerado en la discusión de una eventual propuesta de reforma política, me voy a permitir utilizar parte de un estudio que sobre el tema publicó en 2014 el Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, donde se examina la Segunda Vuelta Electoral y que para efectos de nuestro comentario el texto sigue vigente.
“(…) la aplicación de una segunda vuelta en una elección presidencial implica retos importantes de carácter organizativo (presupuestales, humanos y logísticos), de diseño (umbrales para definir los candidatos de la segunda vuelta, márgenes de votación de candidatos y día de la segunda jornada de votación), y de ajuste con el modelo electoral vigente (coincidencia o no de la elección de congreso en uno de los dos días de las dos vueltas, distribución de tiempos de campaña, financiamiento para partidos, fiscalización, conteo de los votos, validez de la elección).
(….) El argumento principal a favor de la segunda vuelta es que ésta le da un mandato de mayoría a quien resulte electo para respaldar su gobierno (Conley, 2001) y en contraposición, que no sea electa una persona que, aunque tenga un respaldo importante, no sea necesariamente alguien con quien la mayoría de los ciudadanos no se sientan representados.
(…) Otro de los argumentos más comunes acerca de la segunda vuelta es que permite a los ciudadanos otra oportunidad de participar en el proceso democrático. Este argumento se desenvuelve en dos sentidos: Le permite al ciudadano tomar diferentes criterios para votar, sobre todo emitir un sufragio por convicción en la primera ronda y uno estratégico en la segunda, e incentiva la participación en el proceso porque sus decisiones tienen consecuencias diferentes, lo cual reduce la abstención.”
Hasta ahí, parte del estudio realizado por el Instituto Belisario Domínguez y de acuerdo a la definición dada por el diccionario Larousse: El “balotaje” es una técnica utilizada en materia electoral que consiste en imponer a todo candidato a un cargo de elección popular la obligación de obtener en la elección la mayoría absoluta de la votación válida o emitida, según sea el caso, para hacerse acreedor al cargo en disputa con más del 50 % de la votación total.
LAS CARTAS HABLAN.— Para darnos una idea más de lo que significa la figura, diremos que recientemente en Francia hubo elecciones presidenciales y ninguno de los candidatos obtuvo más de 50% de la votación total, por tanto los dos principales candidatos se fueron a una segunda vuelta.
El pasado 10 de abril, Emanuelle Macron fue el candidato más votado en la primera vuelta (27,85 por ciento) seguido de Marine Le Pen (23,15 por ciento), según los datos publicados por el Ministerio del Interior francés y donde se presentaron a la contienda 12 candidatos.
Ayer domingo, Macron se perfilaba para obtener el triunfo definitivo en segunda vuelta, pero eso ya es otra historia.
VA MI RESTO.— Segundas vueltas se realizan en algunos países latinoamericanos, pero también las hay en Europa, como sucedió este fin de semana en Francia y en México el término “segunda vuelta” empieza a llamar la atención de la ciudadanía por el hecho de que, en un escenario donde el candidato triunfante en la elección presidencial no alcance más del 50% de la votación nacional, el proceso se podría repetir con los dos contendientes que obtuvieron las más altas votaciones y bajo ese procedimiento alcancen la legitimidad necesaria con más de la mitad de la votación total, y aunque la fórmula resulte costosa para el erario público es indudable que para fortalecer nuestro sistema de democracia hay que probar nuevas reglas electorales, y hasta ahí porque como veo doy.