La autocrítica en Morena
¬ Augusto Corro jueves 21, Abr 2022Punto por punto
Augusto Corro
¿Cuándo empezará en Morena la autocrítica? ¿Está cercana o lejana? ¿O nunca habrá? Las preguntas son obligadas, después de la derrota del presidente López Obrador y su partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en la Cámara de Diputados, al no aprobar la ley de reforma eléctrica. Las posturas radicales de los diferentes partidos políticos no permitieron llegar a un acuerdo. Así que fue la victoria total para aquellos que no apoyaban la iniciativa de AMLO.
Al partido oficial sólo le quedó aplicar una especie de venganza a los diputados opositores, al calificarlos de traidores y “vendepatrias”. Difícil uso del calificativo en una persona que solamente dijo no estar de acuerdo. ¿Y los dirigentes de Morena? ¿Cuál fue el papel que jugaron para evitar la derrota? Ninguno. Su esfuerzo casi fue nulo. No utilizaron los recursos políticos para conseguir acuerdos. El académico morenista, John Ackerman llamó a ponerse “las pilas” en Morena.
Ackerman coincidió con los dirigentes morenistas, Mario Delgado y Citlalli Hernández, de exhibir a los traidores ,no obstante exhortó a los militantes y simpatizantes de Morena a que también “nos pongamos las pilas para generar las condiciones, para que en el futuro, ninguno de estos mismos traidores terminen como coordinadores parlamentarios, candidatos a gobernador (a) o dirigentes del partido”.
El académico señaló lo anterior, luego de culpar a Mario Delgado, presidente de Morena, de perder 50 curules en San Lázaro, por lo que no se aprobó la llamada reforma eléctrica. También recordó que les dijeron a los morenistas que después de la votación por la Revocación del Mandato presidencial y de la reforma eléctrica se procedería a limpiar la casa. Es decir que “Morena recupere sus orígenes antes de que sea demasiado tarde”. En este renglón, seguramente va incluida la autocrítica.
Por ejemplo, Ackerman aseguró “que Mario Delgado le está fallando “gravemente” a López Obrador y es hora de que rinda cuentas por los pobres resultados de la Revocación de Mandato y la reforma eléctrica”. Además, evidenció al dirigente guinda, Mario Delgado, quien en el pasado votó por las reformas estructurales impulsadas por el expresidente Enrique Peña Nieto. Como se ve, ya están las condiciones para la limpieza en el interior de Morena.
Las tribus morenistas, como en el pasado las perredistas, se enfrascarán en una guerra intestina que afectará al partido. Las inconformidades partidas han estado controladas por ahora. La elección de candidatos a gobernador no dejó conformes a muchos aspirantes al cargo popular. No han dejado satisfecha a la militancia de Morena el sistema de encuestas para nombrar al candidato. La labor partidista de Mario Delgado no se ve por ningún lado. El mismo presidente López Obrador decidió agitar las aguas, al destapar a varios funcionarios como aspirantes presidenciales en 2024. No agradó a muchos el destape tempranero.
El fracaso de Morena en la aprobación de la reforma eléctrica obedeció a varios factores, como ya lo hemos planteado también obedeció al nulo o escaso manejo político. Si existía la posibilidad de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se sumara a la iniciativa guinda, rápido fue desechada. La posición rígida de no cambiar ni una coma a la ley, cerró cualquier camino. La derrota quedó como un ejemplo de lo que no se debe hacer en política: si se quiere ganar, debe notarse el esfuerzo. Eso no ocurre en Morena desde el 2018 cuando ganaron las elecciones presidenciales.
Los dirigentes de Morena dejaron que todo el peso de la política recayera en su líder moral, López Obrador, quien tiene dividido su tiempo en gobernar y en sumar adversarios diariamente. Morena no es sinónimo de unidad ni de partido ejemplar. Basta con conocer a sus principales dirigentes que estuvieron en otras organizaciones políticas que abandonaron o los echaron, no siempre con cartas de buena conducta. En fin, tiempos difíciles amenazan a Morena.
¿Usted qué opina amable lector?