Ganó la democracia
Freddy Sánchez martes 19, Abr 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
En la Cámara de Diputados, el pasado domingo se hizo presente el pueblo “de carne y hueso” que quiso tener una representación popular y la tuvo con Morena y sus aliados y el bloque opositor.
Así que más allá del resultado en torno a la reforma eléctrica lo que pudimos constatar fue un examen con calificación aprobatoria para la democracia y el Estado de Derecho.
La respuesta a la iniciativa presidencial en materia de reforma constitucional del marco legal para la industria eléctrica fue una decisión emitida por el pueblo.
En ánimo de ser más precisos, es de aclarar que se le dio voz a la voluntad de la mayoría popular, representada proporcionalmente en la Cámara de Diputados, lo que es diferente a ese otro pueblo de los discursos políticos que cualquiera con desfachatez refiere a cada rato vanagloriándose sin razón de ser depositario de la confianza del pueblo. Cuando que en México nadie puede asumirse destinatario exclusivo del ejercicio de un mandato popular que está dividido en dos frentes: el del electorado que ratificó su confianza en Monera en las elecciones intermedias, por una parte.
Y del otro lado: la oposición que con la representación de los electores que le dieron su voto se apersonó en San Lázaro para decidir en nombre de quienes depositaron su confianza en los adversarios políticos del partido en el gobierno, con la evidente voluntad de ser un contrapeso legislativo.
Y así ocurrió el domingo. Porque Morena y sus aliados y el bloque opositor actuaron como les pareció correcto en representación de sus electores.
Lo ya hecho entonces, estará o no bien hecho(el tiempo lo dirá), pero se trató de un acto democrático con las formalidades legales indispensables para declararlo perfectamente válido.
La Cámara de Diputados en calidad de órgano institucional donde se expresa la voluntad popular mediante la democracia representativa que recae en los legisladores de los distintos partidos políticos con registro legal vigente dio puntual cabida al voto libre de los diputados y diputadas que estuvieron en San Lázaro el 17 de abril.
Así las cosas, las reacciones en desaprobación de lo votado con respecto a la reforma eléctrica de Andrés Manuel, además de las acciones legales que pudieran llegar a darse de ninguna manera le quitan legitimidad a lo legislado en la Cámara baja.
Y si después, legalmente, se procediera a validar cualquier criterio distinto eso se conocerá en su momento. Ahora pues, lo realmente digno de aplaudir es que después de aparentes desaseos e intentos antidemocráticos, en lo referente a la reforma eléctrica del Presidente, finalmente se impuso el respeto a las normas en vigor para los quehaceres legislativos en México.
De tal suerte, que gústeles o no a los actores políticos en el gobierno o la oposición, lo predominante debe ser en materia legislativa el apego absoluto al marco legal para tratar y votar las iniciativas de reforma legales, particularmente cuando se trata de modificaciones constitucionales.
De ahí que lo sucedido con la propuesta presidencial para modificar las normas en el campo de las actividades eléctricas en el país, vino a reforzar el Estado de Derecho que en ciertos momentos parecía expuesto al malsano despropósito de anular algunas libertades y derechos individuales.
El caso es que a fin de cuentas hubo libertad para que los representantes populares emitieran su voto conforme a sus convicciones e intereses electorales, lo que algunos podrán deplorar y otros apoyar, pero en el fondo lo que cuenta es que no hubo impedimento para el libre ejercicio legislativo de los distintos abanderados partidistas.
Todos votaron como quisieron sin restricciones haciendo valer su poder electoral sin boicotear el derecho de los demás a hacer lo propio y por lo mismo, obviamente: Ganó la democracia.