AMLO, el multitraidor
Eleazar Flores martes 19, Abr 2022Espacio Electoral
Eleazar Flores
¿ENTONCES?-. Ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador cacarea tanto a los “traidores” y presume su blindaje contra ellos, bueno es refrescarle la memoria, no a él que lo sabe muy bien, sino a sus recientes feligreses que lo creen de una sola pieza. Decidan libres.
DOBLE TRAICIÓN-. En su cincuentenario peregrinar político, pues empezó casi simultáneamente a su pubertad biológica, el padre de la Cuarta Transformación se afilió al PRI.
Pasa su adolescencia y al inicio de su prometedora juventud lucha a brazo partido por ese partido tricolor, hasta que ve frustradas aspiraciones de gobernar el Edén, o sea Tabasco querido, abandona esa divisa, previa peregrinación a la capital de la República para reclamar limpieza en ese proceso que lo marginó de dicha aspiración.
Pero antes de la peregrinación, tomó e incluso incendió -no él pero sí sus seguidores- algunos pozos petroleros, pero ni así logró su propósito por lo que el candidato tricolor al gobierno tabasqueño fue su odiado rival, Roberto Madrazo, que vio pintado su nombre por todos los pueblos y comunidades, como parte de su campaña que lo hizo triunfador.
PRD FLORECIENTE-. Por buen tiempo, López Obrador se quedó sin partido, pues su rebelión lo expulsó automáticamente del PRI, hasta que el floreciente Partido de la Revolución Democrática lo levantó. Como miembro del PRD, Andrés Manuel se acomodó interesadamente con el patriarca perredista o sea el ingeniero michoacano Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Sabedor de su peso ideológico, el tabasqueño también se acercó al cerebro -en ese tiempo ya izquierdista-, Porfirio Muñoz Ledo, que al igual que el michoacano, años antes salieron del PRI para integrar primero el Frente Democrático Nacional, antecedente del PRD.
Claro que el PRD también tuvo mujeres valiosas, la maestra de muchos de ellos, doña Ifigenia Martínez viuda de Navarrete, la luchadora social doña Rosario Ibarra de Piedra y otras más.
TERCERA TRAICIÓN-. La primera traición partidista fue la del “peje” al dejar al PRI, la segunda, al abandonar al PRD cuando esta divisa aurinegra empezó a debilitarse después de que en los dorados noventa y principios de este milenio, llegó a tener una decena de gobernadores y de senadores, diputados federales y locales ni hablar.
La tercera es cuando crea su propio partido, el llamado Movimiento Regeneración Nacional, Morena, en la que ha puesto dirigentes a su gusto, en lo que está en su derecho como amo y señor de la divisa.
Yeidckol Polevnsky o Citlali, como presidenta fundadora, y Mario Delgado, como auténtico gerente, del negocio —que lo es—, han estado ahí por obedientes.
¿De qué se asombra ahora AMLO?, los que según él son traidores, le aprendieron, ¿o no?