Morena y su derrota
¬ Augusto Corro martes 19, Abr 2022Punto por punto
Augusto Corro
No pasó en la Cámara de Diputados la reforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los legisladores de Morena y sus aliados no consiguieron la mayoría calificada de votos para aprobar la iniciativa.
Sin duda, se trató de una derrota del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y del propio mandatario tabasqueño.
A pesar de que estaba cantado el triunfo de la oposición, los morenistas y su líder espiritual no se empeñaron en obtener la victoria.
En el interior de Morena no se preocuparon de practicar la política de altura. Prefirieron el enfrentamiento burdo, sin sentido.
A los partidos adversarios del partido guinda sí les funcionó la alianza integrada por el PAN, PRI Y PRD.
En la ruta final se pensó que el PRI podría apoyar la iniciativa presidencial, pero algo falló que los tricolores aplicaron la reversa.
Pero los errores en la lucha para la aprobación de la citada reforma empezaron en el interior de Morena.
Su líder, Mario Delgado, no tuvo la suficiente capacidad para efectuar los ajustes políticos que se presentan en estas discusiones.
Los morenistas dijeron que no se quitaría una sola coma del texto de la iniciativa y ante esa cerrazón se presentó la derrota. La alianza opositora, hambrienta de una victoria, le echó toda la carne al asador y le resultó su estrategia.
A los adversarios de Morena no les preocupó hacer cualquier clase de ridiculeces como la de pernoctar en el inmueble de San Lázaro.
Mario Delgado y la dirigencia morenista
El presidente de Morena, Mario Delgado, luego de la derrota, tendrá que reflexionar seriamente sobre su papel como dirigente del partido.
En un análisis general, no se ven los resultados del mencionado Delgado como líder morenista.
En las filas guindas aparece López Obrador como su verdadero guía. El que dicta la línea política, aunque se piense lo contrario.
Sin embargo, con el avance del sexenio, el tabasqueño no tendrá la misma fuerza que al inicio de su gobierno.
¿Por qué decimos lo anterior?
Porqué se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en 2024 y la lucha no se llevará a cabo únicamente en Morena, sino que se extenderá a la oposición.
Y la alianza opositora ya se dio cuenta que López Obrador sí tiene flancos débiles por donde atacar.
Será, pues, muy interesante, la lucha política que se avecina, que empezará entre los propios morenistas. Entre los aspirantes a la silla presidencial, nombrados por el tabasqueño, que son “muchísimos”, se encuentran Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle.
No fue citado el líder del Senado, Ricardo Monreal, que tiene presencia importante en el escenario político.
Otro que tampoco fue nombrado como presidenciable es el secretario de Gobernación, Adán Augusto López; aunque todo mundo se encargó de candidatearlo.
Las pugnas internas de Morena apenas empiezan y se agudizarán conforme se acerque 2024.
Un respiro para la oposición
Pues llegó el triunfo de la alianza opositora que ya está lista para nuevos combates legislativos.
Lo que podría seguir es la reforma electoral que podría afectar los intereses de los partidos de la mencionada alianza.
Resulta que el Instituto Nacional Electoral (INE) está convertido en un barril sin fondo en materia de recursos económicos.
Como árbitro electoral que era, o intentó serlo, sus asesores titulares se convirtieron en líderes políticos.
Los funcionarios del instituto perdieron la imparcialidad. Quizás, con la reforma electoral se les cancelen sus privilegios.
Igual ocurriría con los partidos de oposición, pues con la nueva ley se buscaría reducir su financiamiento con recursos públicos.
¿Con la discusión de la reforma electoral sucederá lo mismo que con la reforma eléctrica? La oposición ya conoce el camino para derrotar a López Obrador y su partido.
¿Usted qué opina amable lector?