Favoritos de Los Pinos
Ramón Zurita Sahagún miércoles 25, May 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Durante décadas los gobiernos priístas manejaron el sistema de “tapado” para seleccionar al que sería su candidato a la Presidencia de la República. Se trataba del partido en el poder y con amplitud ganaba los procesos electorales.
El “fiel de la balanza” fue otro término acuñado por los tricolores que hacía referencia a que el Presidente en turno era el gran elector de su sucesor.
La llegada del PAN a la Presidencia de la República supuso cambios en los procedimientos, aunque la realidad es que se mantuvieron los métodos, sin que los ejecutivos en turno tuvieran los sistemas de control que sus antecesores priístas.
Vicente Fox Quesada -el primer Presidente de la República surgido del PAN- intentó convertirse en “fiel de la balanza” y, simplemente, no pudo, por su falta de oficio político.
Santiago Creel Miranda fue el seleccionado por el Ejecutivo para abanderar a su partido en los comicios del 2006 y con todo a su favor, fracasó rotundamente en su propósito.
Más hábil políticamente y conocedor de los hilos del control interno del partido blanquiazul, Felipe Calderón Hinojosa barrió materialmente en la contienda interna, desdibujando la estrategia del Ejecutivo federal.
Ese mismo Felipe Calderón es quien pretende ahora imponer desde la estructura presidencial al que sería su favorito para convertirse en abanderado de su partido en los comicios del 2012.
La baraja panista es -como en su momento lo fue la priísta- sumamente extensa, aunque no todos los que se mencionan tienen los tamaños necesarios para competir en un proceso electoral de esa magnitud.
Iniciaron con una baraja de diez prospectos: Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel Miranda, Alonso Lujambio Irazábal, Ernesto Cordero Arroyo, Javier Lozano Alarcón, Heriberto Félix Guerra, Marco Antonio Adame, Juan Manuel Oliva Ramírez, Emilio González Márquez y un décimo que nunca se supo quién era, pero que algunos ubicaron como el “tapado”.
Cuando inició la reducción de la lista, el décimo nunca apareció y dos más fueron borrados, los gobernadores de Guanajuato, Juan Manuel Oliva y el de Morelos, Marco Antonio Adame, de los que nadie supo cómo se subieron al carro de aspirantes.
Con la todavía larga lista de siete aspirantes inició su proceso de cabildeo el PAN, mostrando que el proceso de selección será manejado desde Los Pinos, por alguien que sabe la forma de hacerlo, ya que la experiencia del pasado podrá aplicarse para evitar esos errores de su antecesor.
Y es que a diferencia de la forma de operar de los priístas, los panistas pueden copiar los métodos, pero las condiciones del país son diferentes y los resultados no pueden ser los mismos.
Los priístas contaban con una poderosa maquinaría electoral que redundaba en votos al por mayor y las condiciones del país permitían el llamado voto verde que era una fuente inagotable de sufragios para su candidato.
Por eso, se dieron el lujo de sacar un candidato gris como Miguel de la Madrid Hurtado, a quien nadie conocía en el país, pero que tenía atrás todo los recursos humanos, técnicos y humanos que poseía su partido.
Hoy, los siete prospectos que presenta el PAN no ganarían ningún concurso de popularidad, ni siquiera son conocidos fuera de determinado círculo, pero con los recursos que aporta la modernidad pueden convertirse en contendientes fuertes a la Presidencia de la República.
Los seis hombres y la única mujer que compiten en esta contienda saben que el Presidente interviene en la decisión final y que lo tendrán que convencer con su inteligencia, simpatía o lealtad.
Se sabe que tres de ellos no cuentan, por ahora, con el respaldo del Ejecutivo en turno, por lo que tendrán que redoblar esfuerzos para convencerlo a él y a los grandes electores de su partido que reúnen las características necesarias para competir con posibilidades de triunfo.
Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel Miranda y Emilio González Márquez, tiene la difícil tarea de convencer a propios y extraños con sus cartas credenciales de su gran potencial electoral, por lo que no se descarta que pudieran hacer equipo para enfrentar la ofensiva del grupo que desde el gabinete puja por la nominación presidencial de su partido.
En el extremo se encuentran los secretarios de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo; Trabajo, Javier Lozano Alarcón; Educación Pública, Alonso Lujambio Irazábal y Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, mismos que, se afirma, son empujados desde la propia Presidencia de la República.
Los priístas jugaban al engaño, mostrando un prospecto que parecía sólido, pero dejando en claro que el gran favorito siempre se imponía, por la forma en que se iba deslizando su posicionamiento.
Felipe Calderón parece internar experimentar con ese sistema, ya que primero fintó con el titular de Sedesol, del que se dejaron correr varias versiones que apuntaban hacia su consolidación como candidato presidencial.
En varios momentos se dejó sentir la presencia de Alonso Lujambio como el favorito de Los Pinos, aunque tampoco se vislumbra, por ahora, una candidatura sólida, con todo el respaldo presidencial.
Sin embargo, con el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, las cosas parecen ser diferentes, ya que las señales son cada más insistentes de hacia dónde va el respaldo de Los Pinos.