Salvavidas para el INE
Freddy Sánchez martes 12, Abr 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La suerte está echada para el Instituto Nacional Electoral.
Renovarse o morir.
Y no hay de otra.
La presión que ejercerá el gobierno federal y Morena para cambiar la forma de operar del INE llegará hasta donde sus opositores legislativos, (como representantes populares de un segmento de la población), lo aprueben y lo promueven acercándose o alejándose de lo que el presidente López Obrador y sus operadores políticos desean. He aquí la cuestión medular a valorarse ante cualquier intento de modificar lo que actualmente es el Instituto Nacional Electoral.
Y es que si bien entre sus propios defensores, (ex consejeros electorales entre otros), reconocen la necesidad de mejorar sus condiciones de funcionamiento a fin de dar mayores garantías democráticas a los procesos electorales, en ningún caso se aprueba una reforma que aniquile al INE y dé vida a un órgano burocrático al servicio exclusivo de los intereses de la 4T.
Qué entonces exactamente es lo que Morena y sus aliados pretenden que se haga con esta institución electoral, que desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari hasta la elección presidencial de Andrés Manuel, a pesar de fallas que justamente pudieran atribuírsele, en mayor medida su eficacia electoral supera con mucho lo que antes se tuvo.
Porque recuérdese que en la Secretaría de Gobernación, siendo su titular Manuel Bartlett, después de aquella “noche negra” en la que “se cayó el sistema” y vino el vuelco que bajó a Cárdenas y subió a Salinas en los sufragios presidenciales, surgió la determinación salinista de ciudadanizar los manejos electorales en México.
Con la sospecha de haber incurrido en un descarado fraude electoral para despojar a Cuauhtémoc de la primera magistratura se tomó la decisión de crear al Instituto Federal Electoral, actualmente rebautizado como INE, aunque sin variar realmente las estructuras que le dieron origen con tres sectores predominantes. Los consejeros electorales, su base burocrática administrativa y el brazo ciudadano que directamente recibe y cuenta los votos en cada elección. En ese sentido es de mencionar que los administradores y la gente de la sociedad civil que intervienen en los procesos electorales, es sin duda lo mejor que tiene el INE y por lo tanto difícil de superar, aunque toda acción que lo permita debe ser bienvenida. Y por lo que toca a los consejeros, es evidente que entre menos compromisos puedan tener con el gobierno y grupos políticos o económicos, mayormente confiables serán como depositarios de la custodia de la voluntad democrática en el país.
Lo que propone entonces el Presidente de que se cambie a los que ahora están en el cargo para ser sustituidos por quienes reciban el nombramiento del pueblo, es una opción que vale la pena explorar con la idea de quitar primero que nada de esta propuesta el más mínimo afán oficial de querer jugar a la democracia con los dados cargados. Y es que eso que dijo Andrés Manuel de que los tres poderes propongan candidatos, (lo que sus opositores rechazan asegurando que sería dejar que el Presidente imponga a la mayoría para que acaten su voluntad), se podría cambiar por una convocatoria abierta a la ciudadanía fijando perfiles de los aspirantes a consejeros y asegurándose que en ningún caso tengan o puedan tener nexos con el Presidente y ningún grupo contrario e interesado en controlar los comicios en el país. Lo indicado y correcto es que los consejeros sean independientes y autónomos, capaces de tomar decisiones velando por la defensa de los intereses de la democracia, sin dejarse mangonear en ninguna forma y por nadie en absoluto. Y para que así sea lo que se debe hacer antes que cualquier otra cosa es evitar que se “ahogue” la democracia poniendo en las “aguas salvajes” de la política sexenal un salvavidas para el INE.