Rezo en el oráculo de Ixchel, regreso de Cutzamila a Xamanhá

¬ José Antonio López Sosa martes 24, May 2011

Detrás del Poder

José Antonio López Sosa

Playa del Carmen, Quintana Roo.- Ayer en este espacio narramos la primera parte de la Travesía Sagrada Maya que se representa por quinto año consecutivo por iniciativa y auspicio de Parque Xcaret. Llegaron pues los canoeros a Cutzamil (Cozumel) a consultarle y ofrendarle a la diosa Ixchel. La algarabía del ritual que se estaba representado al mismo tiempo que por la llegada y el esfuerzo que representó más de 6 o 7 horas de remo –frente a condiciones adversas del Mar Caribe—tuvo a centenares de personas en la playa de Cozumel presenciando el acontecimiento.

Por la tarde y entrando la noche, se llevó a cabo la representación de la misión que tenían los mayas al llegar a Cuztamil, emprender camino al oráculo y presentarse ante Ixchel. Algunos especialistas coinciden en que el oráculo pudo estar en el centro de la isla, no queda rastro del esplendor que tuvo y sus restos pueden estar entre los monumentos mayas que yacen esparcidos por la isla.

Fue el parque Chankanaab donde se llevó a cabo la representación. Las danzas a la luna y las ofrendas a la diosa Ixchel ante un cielo completamente estrellado nos volvieron a sumergir en el mundo de los mayas, de aquellos sabios ancestrales que hace más de 500 años dominaban estas tierras.

Voluntarios de la región y colaboradores de Experiencias Xcaret montaron una puesta en escena verdaderamente profesional, la iluminación, las antorchas y la música prehispánica pintaron el escenario natural siendo un verdadero privilegio para los sentidos y sobre todo para el espíritu.

Quien representó a la diosa Ixchel recibió con beneplácito a los canoeros, les pronunció sus bendiciones y pidió de forma simbólica porque la nueva era llegue con fiesta y alegría, terminando con las guerras y la sangre, hecho que rebasa lo simbólico y lo necesitamos más que nunca en este nuestro México.

Un elemento sobresalió, la presencia en esta travesía del legendario Gonzalo Guerrero, no quiero ahondar sobre él, tendremos espacio en los siguientes días para hablar amplio sobre su importancia histórica y el por qué se retomó su legado en esta Travesía Sagrada. Si usted no conoce sobre él, tiene estos días para buscarlo en google y después, leer lo que sobre ello comentaremos en esta columna.

Y bien la diosa Ixchel despidió y bendijo a los canoeros de las distintas regiones de la península, la noche cubrió la isla y todos fuimos a dormir con el alma en paz y en una suerte de pernocta en el pasado, entre los mayas y el paraíso de Cutzamil.

Al día siguiente pasadas las 5 de la mañana, nos congregamos cientos de personas de nueva cuenta en la playa para ser testigos del retorno de los canoeros con rumbo a Xamanhá (hoy Playa del Carmen) para llevar el mensaje y las respuestas de la diosa Ixchel a sus pueblos.

De nueva cuenta el entusiasmo entre los voluntarios que participan en la travesía se sentía en el aire. Resulta complicado para uno como espectador y reportero diferenciar al canoero participante del maya que representa durante la travesía, independientemente del color de la piel, el idioma o el acento de cada uno, el atuendo, el seño y la energía positiva que se irradia nos cofunden entre el milenario maya que personifican y el aguerrido voluntario que luchará de nuevo contra el oleaje para llegar a Xamanhá.

El júbilo y los buenos deseos en otra representación maya los despide, apenas el sol se ha asomado por detrás de Cutzamil y decenas de canoas ya surcan el Caribe rumbo a la zona continental, poco a poco se hacen pequeñas en el horizonte entre los distintos azules del mar Caribe.

Llamó mi atención la entrevista que logramos hacerle a una voluntaria con discapacidad en sus piernas, llegó con su atuendo maya en silla de ruedas acompañada por su hermana, nos narró lo que para ella significa hacer esta travesía como una forma de romper sus propias barreras, sin lugar a dudas una de las entrevistas más emotivas que he tenido la fortuna de hacer. Así otro de los participantes la levantó de la silla, la cargó en su espalda para llevarla a la canoa donde remó como cualquiera otro, sin distinción ni miramientos. Ante ello ¿de qué puedo quejarme en la vida? –me pregunté- al verme caminar sobre mis dos piernas con mi cámara y mi grabadora.

Nos trasladamos a Xamanhá, Playa del Carmen, exactamente junto al centro y entre miles de personas que esperábamos por su llegada, los canoeros llegaron con todos los honores mayas en medio de danzas, fiesta y colorido. La misión estaba cumplida, repitieron el mensaje que Ixchel les había dado la noche anterior y una vez más, quedó representada la Travesía Sagrada que los mayas hicieran hace más de 500 años en estas tierras, sin lugar a dudas una experiencia única que merece ser visitada por lo menos una vez en la vida, enriquecedora a la vista, a los sentidos y al espíritu.

Finalmente, autoridades municipales, estatales y directivos de Experiencias Xcaret (organizadores del evento) premiaron a los canoeros y destacaron la importancia de preservar, rescatar y sobre todo, difundir la ancestral tradición de la cultura maya que persiste en estas tierras. Toda la información de la travesía se encuentra en www.travesiasagradamaya.com.mx/ y en www.xcaretexperiencias.mx/

De ahí seguimos a Valladolid, Yucatán, donde fuimos testigos de una celebración con más de 4 siglos y que persiste hasta nuestros días, quizá la forma mestiza de una travesía bajo una connotación distinta y un objetivo común, el bien vivir de la comunidad. De eso platicamos mañana.

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