Los mecenas del capricho
¬ Francisco Reynoso jueves 31, Mar 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Con un gasto multimillonario, cuyo origen no se ha podido conocer, pero que indudablemente está sucio y envuelto por la corrupción, se le dio un empujón formidable al proceso de Revocación de Mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Antes de ser diputado federal y de meterse a la burbuja del PT que domina Alberto Anaya, lamebotas de AMLO, Alfredo Femat Bañuelos, ex rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas, solía calificar a López como: “Pinche viejo loco”.
Ya se vio que de loco no tiene nada. Los otros dos adjetivos no están a discusión.
Hasta hace muy poco tiempo, el proceso de Revocación de Mandato estaba muerto. Muy poca gente hablaba de él. Y muy poca gente sabía que ocurriría el domingo 10 de abril. La participación ciudadana en la consulta la calculaban en menos de 10 millones de personas.
López Obrador se percató y decidió actuar. Y actuó a su modo, atropellando las leyes y a las instituciones. Mil veces en menos de un mes, el INE lo llamó a respetar la Constitución. Mil veces, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama lo denunciaron y acusaron de tramposo.
Y López Obrador se pasó por el arco del triunfo los exhortos y denuncias de los consejeros del INE.
Hoy, a 10 días de la cita con las urnas para que los mexicanos decidan si López Obrador se va a La Chingada (su rancho) o permanece en Palacio Nacional, viviendo como jeque árabe hasta noviembre de 2024, medio México habla de la Revocación de Mandato. Unos a favor, otros en contra; unos dicen que sí van a participar, y otros que no le harán el caldo gordo al “Peje”.
El quid de todo esto es que López Obrador se salió con la suya. La participación ahora se estima entre 15 y 20 millones de ciudadanos. Y se calcula que López Obrador tendrá más de 65% de los votos a su favor.
Será, sin duda, un triunfo rotundo del “pinche viejo loco”, como le decía Femat.
Lo más lamentable de todo es que el bloque opositor, blandengue como se muestra, no tendrá la capacidad para demostrar la procedencia ilícita de la propaganda que inundó al país sobre el proceso de Revocación de Mandato.
Originalmente, López Obrador encargó a Gabriela Jiménez Godoy el éxito de la Revocación de Mandato, su gran capricho egocéntrico.
Las dos veces candidata perdedora a la Cámara de Diputados, una por el PAN y otra por Morena, debía juntar las firmas necesarias para validar la solicitud de la consulta.
Gabriela llevó al INE 3 millones de rúbricas, pero se descubrió que muchas estaban duplicadas y, lo más gacho, que buena parte correspondían a personas muertas.
Con todo y las trampas, Gabriela cumplió ese primer cometido. Le costó mucho dinero, cuya procedencia nadie conoce pero todos imaginan.
López, el gran estratega
Gabriela recorrió primero los estados gobernados por Morena. Y se reunió con gobernadores y alcaldes. Lo que siguió no es preciso escribirlo. Las bolsas se llenaron para financiar la operación.
Y ya cuando la consulta había cumplido los requisitos legales, Gabriela recibió la encomienda de promocionarla para garantizar que 40 millones de mexicanos acudieran a las urnas.
Así pues, se establecieron metas de participación en cada estado. Cuotas de votos que se entenderían como muestras de amor a las que López correspondería con amor: Amor con amor se paga.
Pero se acabó el dinero y la promoción no tenía el éxito esperado. Se contrataron espacios publicitarios en 10 estados y no más, por las limitantes legales.
Fue entonces que López hizo a un lado a Gabriela y asumió personalmente la conducción de la campaña.
Primero ordenó la reforma legal que permitía a todos los funcionarios públicos involucrarse en la promoción.
Tal reforma se revirtió. Ni siquiera los incondicionales de López en la Suprema Corte pudieron sostenerla. Pero no sus acciones, como la instalación de espectaculares en la mayoría de los estados, no se eliminaron. Con todo y que formalmente son ilegales, los anuncios ahí siguen con López Obrador muy sonriente llamando a votar en la consulta.
En resumen, el “pinche viejo loco” -diría Femat- se salió con la suya.
Ahora falta que los partidos del bloque opositor puedan investigar y denunciar la procedencia ilegal de los recursos que empleó “Que siga la democracia” y su presidenta Gabriela Jiménez para promover y publicitar el capricho egocéntrico del Presidente.
Recursos que en el mejor de los casos salieron de arcas gubernamentales. Porque se sospecha que otros, los aportaron amigos incómodos.