Peligroso madruguete
Alberto Vieyra G. miércoles 30, Mar 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El pasado noche martes 22 de marzo se reunió la plana mayor del Banco de México para aumentar de 6 puntos a 6.5% las tasas de interés bancarias para contener la incomparable inflación y no faltó el corre ve y dile que le pasó la corriente al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien ni tardo, ni perezoso divulgó en la mañanera del miércoles 23 de marzo, dicha información, que de acuerdo con el artículo 45 de la Ley del Banco de México, ninguno de los miembros que conforman la Junta de Gobierno está autorizado para divulgar ese tipo de información como no sea por los canales oficiales del Banco de México, es decir un comunicado de prensa. Peligroso madruguete de AMLO que sacudió a los mercados financieros de México y milagrosamente no se produjo ninguna catástrofe.
Ese miércoles se llevaría a cabo la Convención Nacional Bancaria en Acapulco y hasta las 14:00 horas todo era incertidumbre, hasta que el propio banco confirmaría el madruguete dado por López Obrador, quien ante la presión de los banqueros se vería obligado a ofrecer una disculpa pública a la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, por “haber cometido un error”, pues según el Presidente pensó que la noticia ya se había adelantado la noche anterior.
Más tarde, AMLO revelaría que fue el titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, quien le informó sobre el resultado del cónclave nocturno en el Banco de México y aclaró que no fue su intención vulnerar la autonomía del Banco de México.
El histórico madruguete no se había producido desde 1994, cuando se reformó la ley del Banco Central. Desde entonces, ningún Presidente de la República había cometido semejante “error histórico”, que pudo costarle al país una debacle financiera con la fuga estrepitosa de capitales e incluso, una desestabilización financiera de altas proporciones.
¿Pero, qué nos dice en esencia el error del Presidente?
Bueno, pues que el Presidente no conoce las leyes o deliberadamente violó la ley del Banco de México en su afán de ser él y solamente él, el protagonista de todo, como ocurre en los regímenes autoritarios.
¿Y don Rogelio Ramírez de la O también está en ayunas en materia de leyes?
Él sabía que si alguien que no representará al Banco de México daba a conocer esa información, estaría violando la autonomía del Banco de México. Por dignidad y decoro, Ramírez de la O debió haber renunciado inmediatamente por empinar al Presidente, a menos que éste haya actuado con dolo al divulgar las nuevas tasas de interés bancarias.
Por desgracia, en el quehacer político azteca se perdió la dignidad y el decoro, propia de los hombres de Estado. Cuánta falta le hacen a México los hombres de Estado. Sí, esos hombres de Estado que piensan en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones ¿O acaso habrá también mujeres de Estado que den algún día lustre a la ciencia política?
El vergonzoso episodio político-financiero nos revela también que quienes gobiernan en México lo hacen con los pies y no con la cabeza o que sueltan sus tacos de lengua sin conectarla con el cerebro. ¡Qué peligroso que no se use la ética ni la ciencia política!