¿La última tentación?
¬ Luis Ángel García miércoles 30, Mar 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La 4T sabe que la costosa consulta de la mal llamada revocación de mandato, no es un ejercicio democrático ni busca que el Presidente se vaya a su casa antes de cumplir con su periodo constitucional, solicitud que nadie ha hecho, ni la oposición más recalcitrante. Se trata de pulsar, no su popularidad —que tampoco está en duda—, la real base electoral de Morena. A cuenta del erario se realizará una “encuesta” donde se medirá cuántos adeptos han perdido de los 30 millones de simpatizantes que cautivaron en 2018.
Esa medición les permitirá estructurar una estrategia electoral rumbo al 2024 y pensar quién será su candidato, o el aspirante palomeado por el propio inquilino de Palacio Nacional. O, en otro escenario, caer en la tentación de conocer su fuerza política y lanzar el anzuelo de la extensión del periodo presidencial con el argumento de que por la pandemia no pudo consolidar su proyecto de transformación.
Muchos escépticos consideran que no hay condiciones políticas o sociales que permitan reformas constitucionales para aumentar por dos años el mandato presidencial. Ya se mandó el buscapiés con la propuesta de incrementar el periodo del ministro Arturo Zaldívar en la Suprema Corte, y no pasó la prueba del ácido. Pero siempre estará presente la tentación de prolongar el ejercicio del poder. El plan B será qué corcholata utilizará el Ejecutivo que le garantice la prolongación de su proyecto político, que perpetúe su legado o, como él dice, su testamento político.
La consulta del 10 de abril servirá solo para los efectos electorales de la 4T. Sabrán el tamaño de su voto duro, por ello la movilización ilegal de la estructura gubernamental para promover la asistencia a votar, saben que mayoritariamente la gente se pronunciará por la “ratificación del mandato”, pero no conocen la dimensión de ese universo de seguidores. Desesperados, los morenistas suman al esfuerzo de sus servidores de la nación, a los legisladores -quienes han abandonado sus tareas parlamentarias para promover el voto-, así como la alta burocracia, la cual olvida que el ejercicio de la administración pública es apartidista y que gobiernan para todos, más allá de sesgos ideológicos. El Tribunal Electoral se apresta a rechazar el “decretazo” que autoriza a la promoción de la consulta desde los poderes de la Unión o desde el partido mismo.
A la 4T le preocupa no el resultado de la votación, la cual será aplastantemente favorable para su causa, temen un demoledor abstencionismo que reste legitimidad al objetivo político de esa elección. Tradicionalmente, sólo los comicios presidenciales tienen una mayor participación ciudadana, no así en las intermedias donde poca gente va a las casillas. Por eso no se espera una gran afluencia en las urnas este domingo 10 de abril y eso enciende los focos rojos en Morera. Seguramente recurrirán a las viejas prácticas priistas de acarrear a los votantes, de comprar con poco dinero y un “lunch” la conciencia de la gente que no sabe bien a bien qué es la revocación de mandato, la cual no solicitó ni la ciudadanía ni la oposición, sino la propia presidencia de la República.
Requieren de casi cuarenta millones de sufragios para legitimar esta trampa política, lo que difícilmente se dará, en virtud de los antecedentes históricos, donde el abstencionismo ronda entre el 50 y 60 por ciento del padrón, más los sectores pensantes o desilusionados que no asistirán a emitir su voto. Es ocioso este ejercicio, además de caro, y la verdadera democracia no requiere de referendos no solicitados. Lo mejor será no legitimar este evento que puede despertar la tentación de perpetuarse en el poder.