El más tramposo
¬ Francisco Reynoso martes 29, Mar 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
El bloque opositor que forman PRI, PAN y PRD tiene más hoyos que un queso gruyer.
Y el presidente López es uno de los políticos más tramposos y mañosos que ha engendrado el PRI. Muchos votaríamos por López como el número uno.
López Obrador tiene comprobada la eficacia de la sentencia popular: Divide y vencerás. Y la ha aplicado y la sigue aplicando con muy buenos resultados.
Los nombramientos de los ex gobernadores del PRI, Quirino Ordaz, Carlos Miguel Aysa y Claudia Pavlovich como embajadores en España, Dominicana y cónsul en Barcelona, respectivamente, se debieron a que los tres hicieron buen trabajo político en Sinaloa, Campeche y Sonora para favorecer a Morena y al presidente López.
El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno “Alito”, operó la expulsión de los traidores. Empero los que importan son los equipos. Las fuerzas vivas que anteponen sus intereses a cualquiera ideología. Y estar cerca del poder es algo que difícilmente se hace a un lado para defender a un partido en el que históricamente las camarillas son las que importan y las beneficiarias de las vacas gordas, cuando las hay.
Así pues, el presidente López supo muy bien cómo meter cizaña y dividir a la gran familia tricolor en tres estados muy importantes. Tres entidades en las que casualmente Morena ganó la gubernatura.
La deserción de los alcaldes panistas de Villagrán, Hidalgo, Mainero, San Nicolás y San Carlos, en Tamaulipas, tampoco debe suponerse un hecho aislado.
En política, y menos estando López en Palacio Nacional desde donde puede mover los hilos de toda la República, nada es coincidencia. Ni nada pasa porque sí.
El 5 de junio habrá elecciones a gobernador. La contienda está cerrada entre César Verástegui “Truco” y Américo Villarreal. En la alianza Va por Tamaulipas la fuerza predominante es la del PAN, la del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, quien se juega la cabeza en las urnas.
Según una encuesta reciente, “Truco” tiene 39% de preferencias electorales contra 35% de Américo Villarreal. Con la renuncia de los cinco alcaldes esos números podrían haber variado, gracias a la mano perversa que mece la cuna.
Convencer al pueblo bueno
Dicen los expertos, y dicen bien, que la alianza opositora debe fortalecerse de abajo hacia arriba. “Alito” Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano deben trabajar con las militancias de a pie para hacerlas entender que este romance es pasajero y debe tolerarse y apoyarse porque es asunto de vida o muerte.
Las alianzas cupulares se ven bien. Los discursos de Jorge Romero, Rubén Moreira y Luis Espinosa Cházaro, coordinadores de las bancadas del PAN, PRI y PRD en San Lázaro, se oyen bonitos y combativos. Y muy patriotas. Pero a quienes hay que convencer es a los de abajo. Al pueblo bueno y sabio al que López todos los días le habla con mucha dulzura y amor paternal.
Los dirigentes del bloque opositor enfrentan, repetimos, al político más tramposo y mañoso que haya engendrado el PRI.
Tan es así que para la elección de gobernador en Hidalgo el presidente López tiene un aliado que puede cambiar la historia de ese estado jamás gobernado por otro partido que no sea el PRI.
Omar Fayad es uno de los gobernadores más lopezobradoristas del país. Y aunque se reconcilió con la candidata Carolina Viggiano, esposa de Rubén Moreira, en sus promesas de lealtad tricolor no cree ni su esposa Victoria Ruffo.
En Hidalgo, López Obrador dividió y, como en Tamaulipas, juega cartas que le pueden dar el triunfo.
Para López Obrador las elecciones de este año son importantes. Pero no tanto. Ejerce el poder de tal manera que todos los gobernadores, sean del partido que sea, se le cuadran. Los tiene a todos comiendo de su mano, incluso a los más gallitos, como Enrique Alfaro, de Jalisco.
A López Obrador lo que le interesa es el 2024. Quiere dejar todo bien “planchado” en el país para que su sucesor, el que él escoja, sea Claudia Sheinbaum o su compadre Adán Augusto López, llegue al Palacio Nacional sin contratiempos.
Y nuevamente sea una realidad aquello de “El Presidente vive en Palacio. Quien manda vive en La Chingada”.