Democracia falaz
Freddy Sánchez jueves 24, Mar 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Qué viene después de la consulta para la Revocación del Mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Algunas voces de la oposición predicen que lo inevitable parece ser el afán obradorista de quitar al INE y poner otra instancia burocrática en tareas electorales que se discipline sin rechistar a favor de los intereses de la 4T.
Y esa posibilidad, según sus agoreros, depende en buena medida del resultado de la consulta.
Porque una presencia tumultuaria a favor de que Andrés Manuel se quede en el cargo, siendo cercana la cantidad de quienes lo demanden a la que llegó a las urnas presidenciales para darle el poder en el 2018, no justificaría la inmediata reposición del INE arguyendo que sus consejeros boicotearon la consulta y se han exhibido como enemigos de la democracia.
Lo que sí podría decirse desde el gobierno, si a la consulta no acuden los millones y millones que esperaría el jefe del Ejecutivo como parte de la manifestación de solidaridad colectiva de quienes lo hicieron Presidente y han recibido en reciprocidad el apoyo de sus programas sociales.
La consulta entonces si es un éxito y Andrés Manuel sale fortalecido con igual o más apoyo del que tuvo cuando lo eligieron Presidente, le daría mayor influjo entre sus partidarios para que se unan a la intención aparente del gobierno de echar a la calle a los consejeros del INE que son catalogados como aliados de “conservadores” y adversarios del proyecto de la transformación.
Y si por el contrario, no hay gran despliegue de votantes a favor de la ratificación del presidente, queda la segunda opción: Echarle la culpa al Instituto Nacional Electoral y promover consecuentemente la reforma constitucional que dé lugar a su desaparición.
En una u otra circunstancia los opositores al gobierno en turno visualizan un embate oficial para sustituir al INE por un órgano favorable a lo que el Presidente quiera que se haga en los asuntos electorales de este país a partir de la próxima elección presidencial. Ahora que si bien esa hipótesis pudiera no ser redargüida al ciento por ciento de falsa tampoco sustenta algo que vaya a ocurrir indubitablemente.
Y no lo es así por una sencilla razón: La oposición actual en la Cámara de Diputados tendrá el voto decisivo para aprobar o no cualquier reforma constitucional en materia electoral en el país.
Para ese fin los electores decidieron que Morena no tuviera la mayoría suficiente que le permita modificar a su libre albedrío la letra de la Carta Magna en asuntos relativos al manejo democrático.
En ese sentido, es de mencionar que el Instituto Nacional Electoral con la oposición en su defensa queda a salvo de maquinaciones institucionales si acaso estas se echaran a caminar pretendiendo darse el lujo de anular el control ciudadano del manejo de las elecciones en México para que como ocurriera en tiempos pasados esa función la pueda ejercer a su entera complacencia el gobierno en turno.
Para que algo así ocurriera cambiando al INE por un aparato burocrático de “monigotes” al servicio de la 4T, los únicos culpables serían los opositores a Morena, que justamente en las elecciones intermedias recibieron más poder legislativo y al menos en lo concerniente a las reformas constitucionales estar en condiciones de tener la capacidad suficiente para bloquear cualquier intento gubernamental por aniquilar al instituto.
Cabe mencionar que eso sólo podría ocurrir si quienes forman parte del bloque legislativo de la oposición en la Cámara baja llegan a “venderse”, dividirse o doblegarse y ceder en ese caso ante lo que se quiera mandar hacer de cambios constitucionales en materia electoral desde el Palacio Nacional, sin quitarle ni un punto no una coma a las modificaciones legales que se propongan como ha sucedido con otras iniciativas de ley.
Así las cosas, el futuro del Instituto Nacional Electoral depende de la actitud que asuma la oposición para fortalecerlo y evitar una democracia falaz.