Todo un récord: “puente aéreo” de 45 kilómetros para llegar al AIFA
Miguel Ángel Rivera lunes 21, Mar 2022Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Este lunes se confirmará por qué las prisas de los diputados y senadores de la llamada Cuarta Transformación por cambiar las leyes que ellos mismos impusieron, pero que ahora ya no les resultan cómodas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador podrá hacer propaganda a todo tambor de una de sus obras consentidas, el denominado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, sin correr el riesgo de que se considere ilegal.
Debemos recordar que estamos en lo que se conoce como “veda electoral”, término y condiciones que se aplican cuando estamos inmersos en un proceso electoral. Esta veda proviene de otra de las acciones estratégicas del primer mandatario: la consulta popular para la revocación (que no ratificación) de mandato.
De conformidad con la ley propuesta y aprobada por los legisladores de Morena y sus rémoras -supuestamente para conceder al pueblo una nueva facultad, la de remover a malos funcionarios, incluido el Presidente de la República- el gobierno en turno, así como los partidos políticos no pueden hacer campaña, ni a favor ni en contra.
Teóricamente, ese nuevo derecho de los ciudadanos estaba dirigido contra gobiernos “conservadores” y “neoliberales”, pero resulta que el Ejecutivo Federal está en poder de los que inventaron la revocación.
¿Cómo presumir esa graciosa concesión que habían concretado para “beneficio” de los ciudadanos?
La respuesta es sencilla: se necesita mucha propaganda. Esto especialmente porque la consulta no emocionó a nadie fuera de los altos niveles de la llamada Cuarta Transformación. Todavía hay mucha gente que no sabe ni de lo que se trata.
Pero la campaña de propaganda no podía realizarse con las leyes que ellos mismos habían aprobado. La salida fue tramitar “fast track”, “sobre las rodillas”, una reforma fabricada “al cuarto para las doce”, pues la consulta está programada para el 10 de abril.
Con esos cambios, para los cuales se saltaron todos los trámites legislativos, ahora sí, se puede presumir con toda libertad una de las obras emblemáticas del presidente López Obrador, el mencionado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Ya no existe el riesgo de que el odiado Instituto Nacional Electoral (INE) declare ilegal la propaganda oficial acerca del AIFA o cualquier otra obra del gobierno de la llamada Cuarta Transformación.
Aunque eventualmente la Suprema Corte de Justicia declare ilegales las apresuradas reformas de Morena y sus rémoras, los presuntos delincuentes pueden alegar en su defensa que lo hicieron cuando se presumía que se trataba de acciones legales.
¿Cuáles son las ventajas del Felipe Ángeles?
Cancelado, entre otras razones fundamentales, por actos de corrupción ligados a su creación, el extinguido Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), que debió instalarse en la región de Texcoco, no ha generado hasta ahora el encarcelamiento de ningún funcionario o empresario corrupto. Lejos de ello, ha ocasionado que el gobierno federal asuma deudas multimillonarias.
De acuerdo con cifras del gobierno de la llamada Cuarta Transformación -”nosotros tenemos otros datos”- la liquidación de compromisos para compensar a empresas a las cuales se tiene que compensar porque les cancelaron contratos de construcción o de provisión de materiales tuvo un costo de más de cien mil millones de pesos, a los cuales se debe sumar un costo similar por la destrucción o abandono de obras que ya se habían realizado y que ahora ya no se aprovecharán.
En algún momento, la Auditoría Superior de la Federación (ASF), dependiente de la Cámara de Diputados, estimó que la cancelación había costado más de 300 mil millones de pesos, pero pronto reculó por las presiones oficiales,
A lo anterior, para calcular el costo total, se tiene que contabilizar lo invertido directamente en la conversión de una base aérea militar (Santa Lucía) en un aeropuerto mixto, pues además de servir a vuelos comerciales se mantendrá como base para actividades de la Fuerza Aérea Mexicana. Las cifras al respecto se mantienen en secreto, supuestamente por cuestiones de seguridad nacional.
El proyecto del NAIM nació de la necesidad de contar con una nueva terminal aérea para la capital del país y zona conurbada debido a la saturación del actual aeropuerto metropolitano que lleva el nombre de Benito Juárez.
Para ello se eligió un predio de zona federal del Lago de Texcoco, a 15 kilómetros del centro de la Ciudad de México y unos cinco kilómetros de la actual terminal aérea. Para ello se tuvo el respaldo de estudios técnicos y de factibilidad realizados, entre otros, por la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO, en inglés), la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la corporación MITRE, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Nacional Autónoma de México.
Para el proyecto se contrató a un arquitecto de prestigio internacional, Norman Foster, asociado con el profesional mexicano Fernando Romero, quienes presentaron un proyecto proyectado para durar muchos años y absorber sin problemas el crecimiento de la demanda, para entonces proyectada a muy alto nivel.
Los proyectistas presentaron una propuesta de aeropuerto con con 96 puertas de contacto más 68 posiciones remotas y 6 pistas para más de 135 millones de pasajeros anuales, con un promedio de más de 135 operaciones aéreas por hora. Esto es bastante más de la capacidad de la actual terminal, con apenas dos pistas, para 429 mil operaciones anuales, con capacidad para 34 millones de pasajeros y 420 mil operaciones anuales (en 2017 transitaron por él 44.7 millones de pasajeros, 30 por ciento por encima de su capacidad de diseño).
Por comparación, el sitio oficial del AIFA revela que su capacidad inicial se calcula en 20 millones de pasajeros, pero se escalará a los 80 millones, en el todavía bastante lejano año de 2052. Dispone de dos pistas con una longitud de 3.9 km, que no permiten aterrizajes o despegues simultáneos.
El extinguido NAIM iba a estar considerado uno de los mejores aeropuertos del mundo. El AIFA, por el contrario, ha ocasionado que México haya perdido calificación ante las agencias internacionales de aviación, pues se han tenido que modificar las rutas de despegue y aterrizaje, que no han recibido el visto bueno de las autoridades internacionales de aviación civil. En resumen, la zona metropolitana de la Ciudad de México ha pasado a la segunda división.
Adicionalmente, uno de los problemas que ofrece el AIFA es que no se han concluido las vías para comunicarlo con el resto de la zona metropolitana de la Ciudad de México. En vez de los cinco kilómetros de distancia entre el actual aeropuerto y el NAIM, la distancia hacia el AIFA es de 45 kilómetros y no existen medios confiables para dar el servicio de traslado a los viajeros nacionales y extranjeros.
Como es su costumbre, el presidente López Obrador ha dicho que las protestas por la falta de un sistema de transporte eficiente y la ausencia de carreteras para hacer un traslado rápido es producto de una nueva campaña negativa de quienes intentan desprestigiar la que sería la primera de las grandes obras de su administración en ser inauguradas.
En su conferencia mañanera, desde Palacio Nacional, el mandatario, denunció que sus adversarios buscan “enlodar” esta obra que se llevó a cabo en tiempo récord.
“Vamos a informar sobre cómo llegar al nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, porque ahora esa es la campaña en contra, de que se va a hacer una semana para poder llegar”, comentó el primer mandatario al confirmar que hoy, lunes 21, estará en Santa Lucía para encabezar la ceremonia de inauguración y recibir los primeros vuelos comerciales.
“Que no haya desinformación ni manipulación, es una obra tan importante que la quieren enlodar nuestros adversarios”, señaló.
Lo que contradice al Presidente es que, de acuerdo con información del secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, a la ceremonia inaugural están invitadas 1,400 personas, parte de las cuales serán trasladadas vía aérea.
Si, efectivamente, desde el actual aeropuerto capitalino hasta el AIFA, parte de los invitados serán llevados en helicóptero y algunos en avión, para recorrer los mencionados 45 kilómetros.
Será probablemente un hecho para registro universal, el más corto “puente aéreo”.