Popularidad a la baja
¬ Luis Ángel García viernes 11, Mar 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El hombre invencible, el que parecía ganaría batallas aún después de muerto, ve impotente derrumbar su popularidad apenas rebasado su tercer año de gobierno.
Llegó a la primera magistratura con una aceptación casi del setenta por ciento, aunque sus treinta millones de votos no vencieron el fantasma del abstencionismo, el cual -salvo Zedillo-, ningún Presidente ha podido derrotar.
Una desfigurada oposición jamás pudo contrarrestar el posicionamiento de quien presumía no le quitaban ni una pluma a su gallo. Iba en “caballo de hacienda”, marcó durante tres años la agenda pública, utilizó el foro de las mañaneras para atacar y denostar lo mismo a opositores que a empresarios, clasemedieros, mujeres y periodistas. Los culpó de querer descarrilar el proyecto político de la 4T, de estar en contra de la transformación del país. Sus aduladores lo convirtieron en la encarnación del pueblo, de la nación, de la patria. Era la nueva edición de su Alteza Serenísima. Desaparecida la división de poderes, utilizó la supremacía unipersonal del presidencialismo mexicano para imponer un sistema populista que ha frenado el verdadero desarrollo nacional. Ha justificado la implementación de programas asistenciales con fines electorales para convertirlos en su único programa de gobierno.
Sin embargo, una investigación periodística y ejemplos de corrupción y tráfico de influencias de su círculo más cercano, lo hicieron caer en una espiral que parece no tener fin. El otrora hombre invencible dejó de marcar la agenda pública y no pudo articular ninguna campaña distractora que le funcionara. Ni los fantasmas del pasado preferidos, los malos de la era neoliberal, los personajes corruptos de otras administraciones pudieron evitar que la gente ahora sí cuestione la honestidad que tanto pregonaba la 4T. De tal suerte que el solitario de Palacio se enfrenta a una nueva realidad: el reclamo de un pueblo engañado, obnubilado por tres años que ahora exige cuentas, transparencia, resultados y no ser tratado como retrasado mental, echándole la culpa a los del pasado hasta de la violencia en los estadios de futbol.
Esa terca realidad, ese cobrar conciencia de los ciudadanos ha hecho que la popularidad presidencial sufra un serio descalabro. Según la encuesta de México Elige, el mandatario presenta su segunda mayor caída del sexenio; disminuyó en 8.5% su aprobación y sube la percepción de corrupción de él y de su gobierno. Dejó el techo del rango del sesenta por ciento, para ubicarse en los niveles de los cincuenta y, por primera vez se habla abiertamente de la corrupción de su gobierno.
No solo fue el tema de la “casa gris”, sino de la posible extorsión y tráfico de influencias de su ex Consejero Jurídico a través de varios despachos que ofertaban libertades o amenazaban con encarcelar a personajes si no entregaban cantidades millonarias. Como castillo de naipes se derrumbó el discurso anticorrupción y ya no se podrá ondear el pañuelito blanco que tanto se presumió.
Esa pérdida de popularidad preocupa en Palacio Nacional, rumbo a la consulta de Revocación de Mandato, que no es otra cosa que medir la fuerza electoral de Morena rumbo al 2024, y si pensaban en el refrendo de la base con que contaban en 2018, están muy equivocados. El humor social no es el mismo y ni la cooptación a través de las dádivas de los programas asistencialistas logrará que mantengan su masa de votantes. El abstencionismo en la consulta y el enojo social de sectores populares como los afectados por el cierre de las escuelas de tiempo completo o los cuatro millones de nuevos pobres, le harán ver que la sucesión presidencial no será un día de campo.