Fanatismo en el futbol
Alberto Vieyra G. miércoles 9, Mar 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¡Qué triste y vergonzosa la realidad de la nación azteca! La violencia está en todas las capas sociales y ese tejido social avanza peligrosamente a la podredumbre. México arde y lo lamentable es que no tenemos bomberos que apaguen las llamas.
El deplorable espectáculo que hubo en el Estadio La Corregidora de Querétaro nos muestra, además que el fanatismo en el futbol es un opio que no permitirá jamás que México se convierta en una nación culta. El subdesarrollo y la barbarie serán los signos que nos identifican ante el mundo como una nación en pleno atraso y descomposición.
En el escenario que vimos en Querétaro hay de todo. Mafias criminales de narcomenudistas, porras del bajo mundo que han conformado un poder dentro de otro poder o poderes y, en suma, que la Federación Mexicana de Futbol está conformada por una mafia que amasa fortunas con el alcohol, las drogas, la publicidad, la compra y venta de jugadores que cuestan un ojo de la cara y que han convertido a millones de fanáticos en adoradores de la idolatría. Sí, al poder político le interesa que haya un pueblo ignorante porque será más fácil de manejar y por eso el futbol les ayuda a desviar toda la atención de los problemas torales del país y de la riqueza de intelecto que le falta a mi querido México.
Me ha llamado poderosamente la atención escuchar al gobernadorcito de Jalisco, Enrique Alfaro, declarar que “los fanáticos revoltosos y tercermundistas que fueron como porra a Querétaro, fueron escoltados al llegar a territorio jalisciense”. ¡Inaudito! Hoy se protege a los rufianes que crean vergonzosos escenarios de violencia, pero a la población en general que es víctima de las mafias criminales, a esos no se les escolta y si son agraviados, seguramente que todo quedara impune porque al poder político le interesa más el poder económico del futbol, que el poder de la gente que los lleva al poder para que después se conviertan en cuervos que los usaran como pagadores de impuestos y viles objetos de uso electoral.
El suceso queretano ha dejado al descubierto que esos idólatras subdesarrollados actúan en las redes sociales como auténticas mafias criminales. No se puede hablar mal de nadie que viva de esa industria de la patada porque cuando alguien es capaz de criticar a algún equipo o jugadores de esos que se dicen que son unos cracks, pero que son capaces de ultrajar la dignidad nacional como lo hacía un Cuauhtémoc Blanco después de anotar un gol que semejaba a un perro haciéndose de la chis en la portería contraria y que hoy, gracias a ese maldito subdesarrollo e idolatría y por esas inconfesables artes ocultas del poder, cobra como gobernador de Morelos.
Ese maldito fanatismo será la tumba de la nación azteca y es que el fanatismo es un poderoso opio que transforma las mentes en cuestiones políticas, religiosas, deportivas y de otros quehaceres en armas muy peligrosas para los pueblos.
Y me vuelve a llamar la atención la torpeza presidencial cuando al hablar de la barbarie queretana, luego, luego se va contra los gobernantes del pasado que permitieron la descomposición de la República y se pronuncia la moralización del país. Seguramente que con la Cartilla Moral de don Alfonso Reyes, ilustre regiomontano que sostenía la tesis de que “quien desprecia un mole comete una traición a la patria”; puros tacos de lengua del Presidente.
La violencia que vimos en Querétaro y que vemos todos los días por toda la República no sólo es de ayer y de lo que se trata es que el Presidente no le saque al bulto porque la violencia la vemos durante su gobierno y si AMLO creyó que con tacos de lengua se gobierna, lo mejor habría sido que no se hubiera metido en terreno barrido para que hoy no imite a las malas parteras, aquellas que cuando las cosas salían mal, le echaban la culpa a todo y a todos. ¡Pobre México!
Yo me pregunto: ¿Habrá nacido el mexicano que ponga orden en la patria mexicana?