Predicar en el desierto
Freddy Sánchez martes 8, Mar 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Diálogo lo que se dice diálogo, realmente no hubo, sino más bien una obcecación manifiesta a favor y en contra de la reforma eléctrica. La que se aprobó en tiempos de Enrique Peña Nieto y la que se promueve actualmente durante el gobierno de Andrés Manuel.
De qué sirvieron entonces los foros para la discusión sobre el tema: Unos afirman que de nada absolutamente y otros que de muy poco.
Como si quienes acudieron a defender el proyecto legislativo del Presidente, hubieran llegado a las mesas de análisis sobre el tema de la reforma eléctrica, exactamente igual que lo hicieron los diputados y senadores morenistas con distintas iniciativas de ley en el reciente periodo legislativo, asumiendo una postura inamovible.
Y por lo mismo, con la aparente consigna de no “quitarle ni un punto ni una coma” a lo que el jefe del Ejecutivo ha planteado sobre su reforma eléctrica, al tiempo de reforzar la firme intención de suprimir sustancialmente lo que se aprobó con Peña Nieto.
Algo quizás no tan evidente, pero parecido a lo que hubo del otro lado con notorias intransigencias y desinterés, incluso, en plantear la posibilidad de ajustes a las disposiciones legales vigentes en relación con el manejo de la electricidad en México, en especial por lo que se refiere a modificar los tratos de negocios con ciertos grupos empresariales, que por lo visto están en el plan de no dar un paso atrás.
La ausencia en las mesas de discusión de los dueños de empresas que generan y venden electricidad concediendo que fueran los voceros empresariales sus interlocutores, dejó la sensación de que su determinación es inflexible con respecto a no aceptar una nueva ley que afecte el buen curso de sus inversiones.
En ese tenor, se antoja más que complejo encontrar un punto de encuentro que permita impulsar una reforma eléctrica acorde con lo que se postula hoy en día en las esferas gubernamentales y lo que se postuló anteriormente convenciendo a hombres de empresa para invertir fuertes cantidades en la generación de energía con la intención de abaratar sus costos de producción y abrir la posibilidad de comercializar este recurso con otros empresarios o grupos afines a sus propios intereses de negocios.
Como quiera que sea, los foros se realizaron y es de esperar que de algo puedan servir en aras de lograr un nuevo entendimiento entre el gobierno federal y el sector empresarial en nuestro país, en torno al futuro manejo de la producción y explotación de la electricidad.
Sobre el particular, hay quien asegura que al Presidente lo que le interesa primordialmente con la reforma constitucional que impulsa su administración es cambiar los contratos considerados leoninos que la reforma de Peña permitió conseguir a importantes corporativos de negocios.
Que no se trata entonces de un afán obsesivo de eliminar el manejo de energías limpias, con un prurito de regresar a lo que fueron en tiempos pasados los usos de materias contaminantes reñidas en la actualidad con las políticas de proteger al medio ambiente.
En ese sentido, es menester que llegue el momento de conocer la que será la propuesta definitiva del Ejecutivo para una reforma constitucional en el campo de la electricidad para su correspondiente análisis y discusión en las cámaras legislativas y, a partir de ello, esperar las reacciones de los partidos de oposición que por lo pronto han manifestado su anticipado rechazo a una reforma que no le de un equilibrio a los criterios anteriores y los que hoy prevalecen en el ánimo institucional.
Y es que tratándose de una renegociación de los contratos vigentes, (reputados de leoninos), posiblemente no resultaría tan complejo realizarlo como sería acordar una ley absolutamente distinta de la que se aprobó con Peña Nieto, sobre todo si eso significa pérdidas económicas millonarias para los inversionistas y dueños de empresas en operación.
Es de desear, pues, que haya entendimiento entre las partes en conflicto para convenir los cambios legales que mayormente favorezcan al interés nacional evitando así que todo lo planteado haya sido predicar en el desierto.