Impunidad a la mexicana
¬ Augusto Corro martes 8, Mar 2022Punto por punto
Augusto Corro
Nunca podremos acostumbrarnos a presenciar actos violentos como los registrados recientemente en México. Favorecidos por la impunidad, los delincuentes actúan sin el temor de ser perseguidos y castigados. Desde sexenios anteriores las acciones criminales, que son miles, continúan incontenibles. La información sobre hechos delictivos es constante. Se anuncia el hecho cruento, pero nada de los responsables.
Así sucedió en San José de Gracia, Michoacán, con el asesinato de un presunto delincuente y el “fusilamiento” de 17 narcos, hace varios días. Los cuerpos sin vida no se encuentran. Además, no parece que las autoridades cuenten con personal capacitado para resolver el caso. Ya sabe la policía que se trató de un enfrentamiento entre dos grupos de narcos que tienen aterrorizada a la región. Algún día sabremos la verdad de lo ocurrido.
El otro hecho pendiente de solución es el relacionado con la barbarie desatada en el estadio La Corregidora, de Querétaro, que dejó al menos 26 personas lesionadas, tres graves, al enfrentarse las barras de futbol. El gobernador de la citada entidad, Mauricio Kuri, se comprometió a dar con los presuntos responsables de la violencia en la que participaron los seguidores de los “Gallos blancos”, equipo de futbol local; y los “rojinegros”, del Atlas, de Jalisco.
En los dos casos mencionados, las autoridades expresaron sus discursos moralistas, casi ajenos, que de nada servirán. No quieren entender que la política de “abrazos no balazos” la entienden los delincuentes como un estímulo a sus conductas de salvajismo y barbarie. Aquí, las preguntas obligadas, son las siguientes: ¿por qué no se castiga a los maleantes con la aplicación estricta de las leyes? ¿Por qué tanta contemplación y pasividad en las acciones para frenar la espiral de violencia que tiene harta a la población?
Son ya varios los sexenios en los que se declaró la guerra a los cárteles de la droga, suficiente para entender como se debe actuar contra los delincuentes, pero se ve que la experiencia no cuenta. Basta con revisar las cifras de personas extorsionadas, secuestradas y asesinadas, así como el elevado número de feminicidios y crímenes que tienen como meta eliminar a los periodistas y activistas a lo largo y ancho del país.
No solamente contemplamos la ineptitud de los gobiernos para brindar seguridad a la población, en extorsiones, secuestros, feminicidios y asesinatos. También en otros renglones, como el de la migración, se esperan soluciones, que parecen no llegar. El sábado último, fueron rescatados 160 indocumentados que estaban en un tráiler en la carretera estatal 50, al norte de Monclova, Coahuila. La tragedia estuvo presente, pues murió una mujer embarazada, Clorinda, de 20 años de edad, con nacionalidad nicaragüense, que viajaba en la caja del camión.
Mientras el esposo de Clorinda, Pedro, fue hospitalizado, tras sufrir un cuadro de desnutrición. Otras vez las autoridades migratorias condenaron la conducta de los “guías” o “polleros” que lucran con la necesidad de los migrantes a quienes abandonan en condiciones de riesgo, sin importarles la vida de mujeres, hombres y menores de edad. Se conocen los orígenes de la migración, pero los gobiernos se hacen los sordos y ciegos para no actuar. México, cumple a veces, la función de gendarme de Estados Unidos en la contención de ilegales que buscan llegar al vecino país del norte.
No siempre se cumple con el cometido. Por las carreteras mexicanas circulan los tráileres llenos de indocumentados, con pésimas condiciones de salud, con los riesgos de sufrir accidentes en la carretera, debido a múltiples causas. Lo que no extraña es la actuación de la policía que permite la circulación de los camiones de migrantes, que terminan en ataúdes rodantes. No se sabe de los choferes o de sus patrones detenidos por violar las leyes.
En fin, los responsables de la cadena de delitos viven sin preocupación alguna, sabedores de que nunca los detendrán para que respondan de sus crímenes, mientras continúe la impunidad a la mexicana.
¿Usted qué opina amable lector?