Inoportuna consulta
Freddy Sánchez martes 1, Mar 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Un bello recuerdo para Andrés Manuel y al mismo tiempo un irracional despilfarro de la 4T.
Una cosa puede llevar a la otra como resultado de la consulta para la Revocación del Mandato.
Y es que a pesar de ser una valiosa herramienta ciudadana a ocuparse a la mitad del sexenio para destituir al encargado presidencial en caso de haber colmado la paciencia de los ciudadanos con sus malas decisiones, por esa misma razón la promotora indicada para este ejercicio debe ser la población civil.
De manera espontánea y sin influencias institucionales la mayoría que establece la norma legal en la que se sustenta la consulta cuenta con la opción de que reunidas las firmas necesarias se proceda a solicitar la revocación del mandato presidencial.
O sea que “suena ilógico” que el jefe del Ejecutivo en ejercicio sea el que realmente se pudiera interesar en que la gente vote para retirarlo del cargo, que sería la intención sustantiva de la consulta convocando a la población en general para que decida si es su voluntad la terminación del mandato presidencial, justo a la mitad de un sexenio.
De ahí entonces las suspicacias en torno al ejercicio a realizarse por primera vez, ya que cuesta trabajo no maliciar una doble intención del presidente, (encaminada a su auto veneración, aseguran los fustigadores de su gestión), advirtiendo lo que catalogan como su obvia intención de que la gente acuda a las urnas y le diga que se mantenga en el cargo y no se vaya como los opositores a su gobierno desean.
Así las cosas, en el frente opositor se han manifestado distintas voces para que la consulta de revocación no sea atendida por los críticos del Presidente, asegurando que en el “trasfondo” existe una treta presidencial con el propósito de que el ejercicio democrático de referencia se convierta en una gran fiesta de celebración del mandato presidencial.
Un argumento con bases ciertas o falaces (las circunstancias actuales pueden influir en ese aspecto), el caso es que no se puede estar seguros de lo influenciable que será la comunidad para abstenerse o no de ir a las urnas en abril para expresar si quiere o no que el presidente Andrés Manuel López Obrador continúe al mando del Fjecutivo federal.
La suposición de que si una mayoría demandara la revocación cumpliendo con el mínimo legal estipulado en la Constitución para que esa voluntad sea vinculatoria, de cualquier forma el Presidente no se iría, porque el INE se encargaría de manipular los votos que validen su continuación en el puesto, no es precisamente una hipótesis irrefutable.
Porque un Instituto Nacional Electoral operando “al son que le toque” el gobierno federal en turno, es justamente lo que los opositores a la 4T aseguran que se pretende hacer con un cambio radical en la operación de institución, lo que contradice el supuesto de que actualmente los consejeros electorales en general están más que dispuestos a acatar órdenes de la presidencia.
De ahí, la poca solidez de la creencia acerca de que la Revocación del Mandato jamás se dará en esta administración, aunque así lo demandara el número de ciudadanos previstos por la norma constitucional en la materia. En todo caso, lo creíble sería que si las encuestas de aceptación que avalan al Presidente no están equivocadas ese mismo apoyo se daría a favor de Andrés Manuel en la consulta y más si los opositores deciden no participar.
De modo pues que si los que no quieren que el Presidente continúe al frente de su encargo, deciden ausentarse de las urnas sencillamente perderán la oportunidad de expresar lo que desean y de darse “el acarreo” que piensan los opositores que realizará Morena con simpatizantes de la 4T, fácil es imaginarse que la revocación se convertirá en ratificación del AMLO.
Y lo que se legisló como un instrumento ciudadano para enmendar decisiones electorales erradas, por ahora sólo será una inoportuna consulta.