Prensa asediada
¬ Luis Ángel García lunes 21, Feb 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Una de las mayores libertades que tenemos los mexicanos es la de expresión, la de prensa; sin embargo, también es la más acechada por los gobiernos de cualquier partido. Desde el México Independiente se ha coartado la libre manifestación de las ideas y también la actividad periodística.
Sin embargo, en el actual sexenio se ha recrudecido la persecución, la censura, el silencio obligado por las balas, se persigue cualquier pensamiento distinto al monolítico discurso oficial.
Por un lado, está el crimen organizado, el cual ha vedado el periodismo de investigación y convertido a México en el país más inseguro para ejercer las tareas de la comunicación. En este sexenio se han matado más informadores que en ningún otro momento. Ha sido tan convincente el argumento de la violencia, de la sangre, de las balas, que se empieza a ejercer la autocensura y muchos medios han dejado de manejar información sobre nota roja, narcotráfico o temas relacionados con el crimen organizado. Se han creado zonas de silencio. Los delincuentes han acallado a los periodistas.
Pero llama la atención que el gobierno diga que quienes más agreden a la prensa son los políticos o funcionarios estatales y municipales, a los que atribuye el 60 por ciento de las autorías en las agresiones a periodistas. Si hay un 96 por ciento de impunidad y sólo se ha obtenido sentencia en cinco casos, ¿cómo sabe Gobernación que los responsables son malos servidores públicos? Si no hay avances en las investigaciones, ¿cómo se conoce la identidad de los agresores intelectuales? Si los ubican, ¿por qué no los detienen? Tal parece que hay una red de complicaciones o son omisos.
Por cierto, el Mecanismo de Protección a Periodistas, que está en revisión, no ha sido nada eficiente, comunicadores que cuentan con ese esquema han sufrido agresiones letales y la mayoría de los periodistas amenazados no cuentan con seguridad, porque es muy burocrático el mecanismo. Mientras tanto, el crimen organizado mata a los trabajadores de los medios que cuestionan sus ilícitas actividades o denuncian sus corruptelas.
Pero la acción más letal que tiene la prensa es la descalificación, estigmatización y riesgo en que pone a los informadores el presidente de la República. Exhibe, denuesta, alienta a la agresión por parte del pueblo bueno y sabio. En una mañanera dijo a los reporteros que cubren la conferencia, que ellos son buenos periodistas y prudentes, porque si no lo eran, se atendrían al castigo del pueblo.
Se queja de las críticas que recibe, cuando él se ha convertido en un moderno Torquemada, el inquisidor mayor que no soporta la menor insinuación de que está mal. A su lectora de Quién es quién en las mentiras, debieran pagarle un curso de lectura y comprensión o cuando menos déjenla que haga el ejercicio de escribir su libreto.
En una democracia no se puede someter la libertad de expresión al capricho casi virreinal de un gobernante. Como él mismo dice, los ciudadanos son pensantes y saben que hay una cruzada contra los comunicadores independientes. Si dejamos que continúe el acecho presidencial, pronto caeremos en el totalitarismo y veremos cancelada nuestra preciada libertad de expresión.
Tal letal es el silencio que produce el crimen organizado, como los intentos por callar a la prensa desde el púlpito de Palacio Nacional. No maten al mensajero.