“Casa gris” o Houstongate, el pantano en el que AMLO se hunde rápidamente
Roberto Vizcaíno lunes 14, Feb 2022Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
A dos semanas de las revelaciones sobre la “Casa gris, o Houstongate, el caso arrastra al presidente Andrés Manuel López Obrador como ningún otro antes, a arrebatos de ira, autoritarismo e ilegalidad y a enfrentar reclamos sociales que han impactado gravemente su popularidad e investidura y evidenciado su poca cordura. El riesgo ahora es que sus acciones y pronunciamientos escalen hacia una amenaza real chavista.
Tan fuerte ha sido la descalificación social en su contra, que el sábado, de la nada, volvió a hablar de que él dejará el cargo en septiembre de 2024. Una respuesta lógica para alguien que ve que se le acaba el piso y el apoyo ciudadano. ¿En verdad siente que lo pueden echar de Palacio?
Si es así, hay que prepararse para reacciones extremas desde Palacio.
Frente a decenas de opciones de respuesta que tenía ante las consecuencias del escándalo de su primogénito –quien sigue sin dar la cara-, AMLO ha optado por el uso descontrolado y peligroso de su poder contra quienes revelaron ese escándalo. Y al hacerlo, ha tensado no sólo su agria y confrontativa relación con periodistas y medios nacionales y extranjeros, sino hasta con otros gobiernos.
Las reacciones internacionales iniciaron durante el fin de la semana con una carta en la que la Embajada de EU externó su preocupación -es decir, su descalificación hacia el gobierno de López Obrador– por los asesinatos y los constantes embates contra periodistas… y la libertad de expresión.
Sin estrategia política, ni de comunicación anticrisis, el mandatario arremetió el viernes pasado de nuevo -como lo había hecho durante 2 semanas- contra los periodistas Carlos Loret y Carmen Aristegui.
Esto, por revelar sobre el alquiler o préstamo a su hijo, José Ramón López Beltrán -y la familia de éste-, de una mansión propiedad de un alto ejecutivo de Baker-Hughes en uno de los fraccionamientos más exclusivos y pudientes de Houston, Texas, para llevar un nivel de vida absolutamente opuesto a la austeridad que pregona el mandatario.
Baker-Hughes, según afirma el propio director de Pemex, es la quinta empresa contratista internacional más importante de entre 25 para la petrolera mexicana.
Ello ocurría, mientras Pemex le transfería a la empresa norteamericana más de 300 millones de dólares vía asignaciones directas y extensiones inexplicables y sospechosas de contratos anteriores. Eso marcaba un obvio conflicto de interés.
Todo, desde entonces, ha escalado.
Hoy, el reportaje de Latinus y Mexicanos contra la Corrupción es ya base de una investigación legal -y quizá penal- en el Departamento de Justicia de Estados Unidos Y allá sí se castiga con cárcel el caer en conflictos de interés, el uso de información privilegiada y de posiciones de influencia en la obtención de convenios para la compra corrupta, adquisición amañada de equipos o de servicios entre empresas norteamericanas y entidades o sectores de gobiernos extranjeros.
Lo evidenciado por Loret, Latinus y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad de María Amparo Casar, advierte que José Ramón López Beltrán y Octavio Romero, director de Pemex, quienes mantienen una cercanía casi familiar de años atrás, podrían estar realizando transacciones corruptas por cientos de millones de dólares vía asignaciones directas y extensiones de contratos a Baker Hughes, y cuya beneficiaria inmediata, al parecer, es Carolyn Adams, la esposa del primogénito.
Al triunfo de AMLO, en 2018, José Ramón, de 41 años, pasó de ser de uno de sus más cercanos e influyentes coordinadores de campaña, al desempleo.
En ese momento, una declaración de José Ramón se hizo viral porque dijo que no sabía a qué se iba a dedicar, pero que seguro no trabajaría en el gobierno de su papá. Lo cierto es que desde entonces no se le conoce trabajo ni ocupación productiva alguna.
Inexplicablemente apareció entonces en sus redes sociales como un viajero frecuente, privilegiado, en vuelos privados para esquiar en Vail-Colorado junto con su esposa y familia o para visitar sitios como Dubái, Madrid, Mónaco, Londres donde se alojó en los hoteles más lujosos y caros y donde usó autos Ferrari para sus traslados.
El primogénito de AMLO se casó casi de inmediato con Carolyn Adams -de acuerdo a su propio perfil, una muy experimentada contratista de empresas abastecedoras de bienes y servicios a grandes petroleras-, una mujer joven, guapa, de origen brasileño-estadounidense con quien tuvo un hijo que nació en Estados Unidos y al que pusieron el nombre de Andrés Manuel-Salomón.
Las amenazas de AMLO
En este contexto, AMLO se ha volcado en insultos y abiertas amenazas contra Carlos Loret, quien dirige Latinus, medio que reveló el caso de la “Casa gris” o Houstongate; igual contra la organización no gubernamental Mexicanos contra la Corrupción dirigido por la académica María Amparo Casar y contra Carmen Aristegui, quien ha retomado el tema en sus medios.
La alianza implícita de Loret y Aristegui no es extraña ni antinatural como muchos consideran. Ambos coproducían y condujeron conjuntamente en 2004-2007 un exitoso programa en la “W” que daba entonces espacio y micrófono a López Obrador, por lo que el tabasqueño los consideraba sus aliados. Loret abandonó primero ese programa para ir a ocupar niveles más altos en Televisa y luego Carmen fue echada de la “W” por Emilio Azcárraga, dicen, porque a pesar de que le pedían que no lo hiciera, continuaba dándole micrófono abierto a López Obrador, quien entonces actuaba en abierta rebeldía contra la llegada de Felipe Calderón a Los Pinos.
Tan cercana era la relación de AMLO con Loret, que la primera entrevista como Presidente de México se la dio a él en su programa matutino del Canal 2 a las 7 AM del sábado 1 de diciembre de 2018, antes de trasladarse a San Lázaro a recibir la Banda Presidencial de manos de Porfirio Muños Ledo.
Hoy López Obrador califica a Loret de corrupto, de ser mercenario y quien encabeza una campaña contra él y su gobierno. El viernes, AMLO presentó en su mañanera supuestos ingresos de Loret por 35 millones de pesos anuales.
Loret lo responsabilizó a su vez de exponerlo a él y a su familia, ante la ira de sus seguidores, y ante la delincuencia.
Por todo ello, el pasado fin de semana, desde todos los niveles y ámbitos sociales se dio por primera vez una dura descalificación contra Andrés Manuel López Obrador, a quien señalaron de crear un peligroso ambiente contra periodistas y medios, y, sobre todo, contra la libertad de expresión. Sus ataques se dan, indicaron todos, justo cuando en apenas mes y medio de 2022 van 6 asesinatos de periodistas en el país bajo el gobierno de AMLO.
Monreal pide prudencia y destensar el ambiente
El único que salió desde el oficialismo a descalificar este ambiente y a apoyar a periodistas y medios, fue Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, líder de la mayoría senatorial de Morena en el Senado y único precandidato firme y abierto a suceder a López Obrador en 2024.
En lo que se asumió como una expresión de independencia y una vez más en abierta oposición respecto de los dichos de AMLO, en un obvio reproche hacia el proceder del mandatario, indicó que “este ambiente contra periodistas no es conveniente para nadie”.
Y agregó: “su protección debe ser una prioridad para el Estado mexicano”.
Dijo respetar las expresiones de López Obrador, pero consideró que “lo mejor para el país, es que haya un ambiente propicio de tolerancia, de respeto recíproco, para no profundizar diferencias”.
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