Científica hondureña crea vacuna anti-Covid libre de patente
Mundo miércoles 9, Feb 2022
- Esperanza para la humanidad
Con el fin de que cualquier país puede acceder a ella y producirla, la doctora María Elena Botazzi, directora del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, creó una vacuna contra covid-19 libre de patentes, reportó la cadena británica BBC.
El nombre de la vacuna es Corbevax y según Botazzi, toda la información necesaria para fabricarla está disponible sin ánimo de lucro.
“Cualquiera la puede replicar. Cualquiera puede trabajar con nosotros“, afirmó la especialista de origen hondureño.
El inmunizante ya fue aprobado en India para uso de emergencia en personas de 18 a 30 años.
La especialista hondureña lleva 10 años trabajando en el centro ubicado en Houston, enfocado en desarrollar vacunas contra el coronavirus.
Primero, Botazzi se enfocó en atender los síndromes SARS y MERS, lo que le dio experiencia en el desarrollo de una vacuna para un virus como el SARS-Cov-2.
De acuerdo con el diario hondureño Heraldo, ya están en marcha los estudios pediátricos.
“Creemos que el en el giro de tal vez un mes y medio ya vamos a empezar a ver los resultados también hay niños de cinco años en adelante”, explico.
Además, anunció que el centro de investigación para realizar estudios para poder combinar la vacuna buscará la aprobación de la OMS.
“La esperanza es que se apoyen a recibir estas tecnologías que sean de fácil acceso, de cantidad, de calidad y que va a traer beneficios a comunidades pobres y remotas“, aseguró.
Actualmente, Bottazzi y su equipo están en conversaciones para producir la vacuna en países como Indonesia, Bangladesh y Botsuana.
Y, por ser hondureña, tiene especial interés en que se pueda producir en Centroamérica y distribuirse por toda la región.
Bottazzi explica por qué considera a Corbevax “la primera vacuna contra la covid diseñada para la salud global” y cómo espera que cambie los paradigmas de producción y distribución de las vacunas.
Tecnología probada
La vacuna desarrollada por Bottazzi y Hotez está basada en una tecnología tradicional, llamada proteína recombinante.
Esta tecnología ya ha probado ser efectiva desde hace décadas, en vacunas como la de la hepatitis B, por ejemplo.
Su funcionamiento se basa en utilizar proteínas de un virus suficientes para despertar una respuesta inmune, pero no la enfermedad.
Además, requiere un proceso de producción más sencillo y barato que otro tipo de vacunas, como las de ARN mensajero que producen Pfizer o Moderna.
Bottazzi y Hotez venían trabajando en una vacuna desde principios de los años 2000, cuando surgieron las epidemias de MERS y SARS, que también son coronavirus.
Como estos virus no derivaron en una pandemia, se perdió interés en esas vacunas, pero ante la llegada del SARS-CoV-2, Bottazzi y Hotez retomaron sus trabajos aprovechando el camino que ya habían avanzado.
Falta de apoyo en EU
Cuando llegó la pandemia, Bottazzi y Hotez estaban listos para desarrollar las pruebas necesarias para perfeccionar su vacuna, pero no hubo ningún interés”, dice Bottazzi, refiriéndose a que no obtuvieron el apoyo de las agencias del gobierno de Estados Unidos.
“Estaban enfocados en que tenía que ser una vacuna de ARNm”, explica.
“Fue un fallo no apoyar tecnologías como las proteínas recombinantes, o las vacunas convencionales, porque es cierto, tal vez nos tardamos más en la producción, pero una vez lo logramos, podemos producir miles de millones de dosis. Mientras que con las de ARNm, se pueden producir rápido pero no a escala suficiente”.
Eficacia de la vacuna
En el tercer año de la pandemia, la vacuna de Bottazzi parece que por fin tiene su oportunidad.
Para la científica, el gobierno de India fue “más ingenioso”.
“Dijeron ‘si nadie quiere estas vacunas, yo las voy a revisar y a producir mis propias vacunas, sin tener que esperar a que alguien nos las venga a regalar’”.
El Hospital Baylor College en el que trabajan Bottazzi y Hotez, se alió con el laboratorio indio Biological E. para compartirles información y que hicieran los estudios necesarios para comprobar la seguridad y la eficacia de la vacuna.
Según un estudio de Fase III entre 3.000 voluntarios, Corbevax tuvo una eficacia del 90% para prevenir la enfermedad causada por la versión original del SARS-CoV-2, y del 80% para la variante Delta.
Los datos de estos estudios aún no han sido publicados, por lo que algunos especialistas prefieren ser cautelosos.
“La ciencia, especialmente cuando se trata de la salud pública, se basa en el análisis objetivo de datos abiertos, sin confiar en la palabra de un fabricante de vacunas con un interés personal en el producto”, le dijo a The Washington Post James Krellenstein, cofundador de PrEP4All, una organización que vela por la equidad en los servicios de salud.
Y respecto a la variante ómicron, Bottazzi dice que están haciendo pruebas y esperando la validación de los resultados.
La investigadora sostiene que los datos de los estudios aún no se han publicado porque toma tiempo procesarlos y hacerlos disponibles al público, y tanto ellos como Biological E. son equipos pequeños en comparación con las grandes multinacionales.