Rupturas y traiciones
Alberto Vieyra G. jueves 3, Feb 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Históricamente, la sucesión presidencial en México ha estado llena de rupturas y traiciones. En tiempos de la Revolución Mexicana, las rupturas y traiciones políticas se arreglaban a balazos, imperaba la ‘ley de la bala’.
El Grupo Sonora que encabezaban Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón Salido se convirtió en el siglo pasado en la oligarquía gobernante más ponzoñosa y asesina, pues se despachó al otro patio a más de 800 mexicanos de todas las tallas, comenzando por el presidente Venustiano Carranza Garza, Francisco Villa, Francisco Serrano, compadre de Álvaro Obregón y mucho más, que fueron asesinados para limpiar el camino de dicha oligarquía gobernante rumbo a la Presidencia de México.
Actualmente, las cosas no han cambiado mucho, las rupturas y traiciones políticas están a la orden del día, cuando un politicastro no ve coronado sus anhelos de ser senador, diputado, gobernador o Presidente de la República para vivir eternamente agarrado de la ubre presupuestal, busca la traición o el reacomodo político como ahora le llaman pomposamente al cambio de chaquetas políticas, conocido también como el chapulineo político. El chiste es estar agarrado de la ubre presupuestal mintiendo y simulando que son unos politicastros demócratas hasta la pared de enfrente. Lo inaudito es que la gente les cree. Por desgracia, mis compatriotas, salvo honrosas excepciones, no distinguen todavía entre los políticos serios que hacen de la política un apostolado para servir a la gente y no para servirse; ni tampoco distinguen a los politicastros mentirosos y corruptos que se hacen pasar como “salvadores de la patria”, a través de los tacos de lengua.
Es largo enumerar casos de rupturas y traiciones en la historia del presidencialismo mexicano, pero para no ir tan lejos, en este momento se están dando ya los reacomodos políticos, las traiciones y rupturas entre los que buscan suceder al falso mesías tropical. El canibalismo político en Morena está al rojo vivo. Ricardo Monreal, quien operó como hombre de todas las confianzas de AMLO asuntos delicadísimos en el Senado de la República, hoy ha sido traicionado desde Palacio por ya sabe quién… quien tiene como favorita a su gallina para que sea el matriarcado, sin oficio político el que parta el queso en la Presidencia de la República.
La ruptura con Monreal se dio a causa de que el gobernador de horca y cuchillo de Veracruz, Cuitláhuac García, metió a la cárcel a José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado y brazo derecho de Ricardo Monreal. Se armó la gorda. Monreal le juntó la leña a Cuitláhuac García, documentándole asuntos y más asuntos de violación de derechos humanos y formó un grupo de senadores para buscar la desaparición de poderes en Veracruz. Se puso bravo el inquilino de Palacio y ordenó que otro grupo de senadores para desconocer a Monreal. Se dio la ruptura. Olga Sánchez Cordero, la muy dilecta amiga de AMLO, hoy dolida todavía por su arbitrario relevo en la Secretaría de Gobernación se unió a Ricardo Monreal.
Por su lado, el nuevo titular de Gobernación, Adán Augusto López, quien muy pronto enseñó el cobre, acató la línea de Palacio Nacional y arremetería contra Monreal con un vehemente llamado a la unidad del morenismo y apoyando hasta con los dientes a Cuitláhuac García.
A leguas se ve que esa ruptura y traición o ambas cosas no tendrá final feliz. Monreal ya suena para estar en la boleta electoral de 2024, pero no por Morena.