Del 68, al CIDE
Alberto Vieyra G. miércoles 26, Ene 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En 1968, la cosa se puso color de hormiga en México. Un conflicto estudiantil de poca monta derivaría en una matanza de estudiantes en Tlatelolco el 2 de octubre de ese año.
En el 68, México se preparaba para realizar los Juegos Olímpicos a partir del mes de octubre, pero también estaba en puerta el relevo presidencial de 1970 y la lucha entre las oligarquías políticas y económicas estaba al rojo vivo.
Javier Barros Sierra, rector de la UNAM; Alfonso Corona del Rosal, regente de la Ciudad de México; Emilio Martínez Manautou, titular de Salud, entre otros buscaban la candidatura presidencial del PRI, por lo que la ebullición política era de pronósticos reservados. Ocurre de manera periódica, sobre todo en las naciones que llevan a cabo la realización de Juegos Olímpicos en las que interviene invariablemente la CIA norteamericana y en la mayoría de los casos para generar inestabilidad política y social. México se prestaba para ello y mucho más. El conflicto estudiantil sería clave para que la CIA gringa metiera sus narices en las elecciones presidenciales desestabilizando al país con un movimiento estudiantil, cuyo pliego petitorio era la libertad a presos políticos, la reducción o eliminación del autoritarismo en los gobiernos priistas y el retiro de las calles a sus cuarteles de los llamados granaderos en la Ciudad de México.
Al presidente Gustavo Díaz Ordaz se le fue saliendo de control el movimiento estudiantil y es que Estados Unidos estaba particularmente interesado en descarrilar a México, toda vez que el mandatario se había negado a venderle petróleo a los Estados Unidos y además México, considerado por los Halcones de Washington como el patio trasero de la Casa Blanca se estaba convirtiendo en una nación de primer mundo con un crecimiento económico del 6.4 por ciento del PIB anual y entre 1958 y 1969, el crecimiento de la economía azteca se ubicaría hasta en un 7 por ciento, en lo que se llamó “el milagro mexicano”, cosa que a Estados Unidos no le gustó nadita y como juró “que no permitiría el surgimiento de otro Japón”, pues a través de la CIA se daría a la tarea de aplastar a la nación azteca haciendo que el movimiento estudiantil se convirtiera en un parteaguas que marcaría un antes y un después del PRI.
Ya nada fue igual para la llamada aplanadora priista, que ganaba de todas, todas y con el carro completo las elecciones en México.
En la matanza estudiantil de Tlatelolco estuvo presente la CIA, como consta en los archivos desclasificados por el Pentágono Norteamericano. Sin embargo, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz asumiría por completo la responsabilidad de la matanza estudiantil, aunque los estrategas publicitarios de aquella época sugirieron al gobierno de que justificara la matanza, aduciendo que se intentaba dar un golpe de estado previó a la inauguración de la décima segunda olimpiada.
¿Por qué hago historia?
Mire usted. Más de medio siglo después, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha empeñado en jalarle un día sí y el otro día también, los bigotes al tigre estudiantil acusando a la UNAM, al Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y a otras universidades y centros de estudio de la nación azteca de haberse “derechizado” y convertido en “fifís”. La intervención del gobierno imponiendo a través del Conacyt a un director don nadie, como interino director del CIDE, crearía un conflicto que ya le dio la vuelta al mundo y después de que universidades nacionales e internacionales, además de cuando menos 2 premios nobel apoyan a los estudiantes del CIDE.
AMLO odia a la ciencia y la cultura, está peleado con ellas. El lunes, los estudiantes y académicos del CIDE cerraron por varias horas la autopista México-Toluca y si el secretario de Gobernación o alguien dentro del gobierno de AMLO no le hace ver que está jugando con lumbre, podría repetirse en México otro 68. El pasto está seco y cualquier chispa lo podría incendiar. El México bronco se asoma.