LEA, lo negativo borra lo positivo
Eleazar Flores miércoles 19, Ene 2022Espacio Electoral
Eleazar Flores
PERO LO HUBO-. Inconcebible, ni pensar siquiera la mínima insinuación de defensa para el ex presidente Luis Echeverría Álvarez, cuyo sexenio fue de sombras pero también hubo luces, apagadas por dos hechos, el holocausto del 68 y junio de 72 en el entonces Distrito Federal.
Acéptese o no, lo del 68 debe acreditarse al Presidente en turno, Gustavo Díaz Ordaz, así como los fallecidos a manos de los halcones el 10 de junio de 1972, a Luis Echeverría.
Más “negritos” en un arroz blanco ejemplificado éste en instituciones sólidas creadas en el odiado echeverrismo, son el Infonavit y el Fonacot para prestaciones sociales de la clase trabajadora, el Conacyt y el CIDE para albergar a la plural intelectualidad y para la juventud estudiosa el Colegio de Bachilleres y la Universidad Autónoma Metropolitana, UAM.
Muchos trabajadores de salario mínimo o un poco más jamás tendrían casa si no fuera por un crédito -rápido cuando empezó-, del Infonavit y tampoco podrían amueblar sus hogares sin financiamiento sin intereses del Fonacot, me consta desde antes por compañeros del gremio.
Para la causa gremial LEA creó la hoy tambaleante agencia Notimex, pues antes el gobierno se apoyaba, sin decirlo y menos aceptarlo, en información periodística de la OPGV, (Organización Periodística García Valseca) cubriendo todo el país por medio del medio centenar de periódicos que se editaban y editan, ahora como miembros de la OEM. (Organización Editorial Mexicana).
Otro ejemplo gremial como “negrote” en el arroz fue el “cabildazo” en el Excélsior por la salida de don Julio Sherer y éste como buen “emprendedor” ve y aprovecha la oportunidad para crear la “conciencia nacional” como muchos bautizamos a la revista Proceso, y cuando este semanario entró en su primera crisis surgió otra oportunidad de emprendedores para crear La Jornada, después el Unomasuno y Cambio.
A cien años de edad y 46 de haber dejado el cargo, a Luis Echeverría Álvarez se le recuerda chuscamente por el antagónico de su frase de campaña, con el “ABAJO Y HACIA ATRÁS”, pero además de sus yerros que le hicieron perder piso y creerse digno de la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, lo imperdonable fue equivocarse al elegir sucesor.
Aceptando que el “hubiera no existe” y después de recetarnos la “docena trágica” entre su sexenio y el de su compañero que dicen le hacía las tareas —José López Portillo y Pacheco— florecieron las especulaciones —inútiles pero ni modo— del papel que hubiera desempeñado quien en esos setenta parecía más fuerte, Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación.
De más crímenes políticos durante el echeverrismo, ni hablar, el Grupo Monterrey sabe mejor que nadie… que lo descabezó.