Veracruz, Estado fallido
¬ Luis Ángel García miércoles 19, Ene 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El general Porfirio Diaz sentenciaba, “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, ahora se puede decir “pobre Veracruz, tan lejos de la justicia y la paz social y tan cerca del crimen organizado”. Hoy es un Estado fallido, donde las organizaciones criminales controlan la política local y se han apoderado de la administración pública. Durante el proceso electoral -septiembre del 2020 y junio de 2021-, el 18 por ciento de los asesinatos políticos que se cometieron en el país ocurrieron en Veracruz. En los primeros 15 días de este año, hubo más de 55 homicidios dolosos. Políticos, periodistas y defensores de derechos humanos fueron, en la mayoría de los casos, las víctimas.
Esta semana fue asesinado a tiros Raúl Castillo Cruz, ex dirigente panista y ex candidato a edil por el municipio de Yanga. El año pasado había sido víctima de otro atentado junto con su hija, del cual se escapó al refugiarse en la comandancia municipal; esta vez no tuvo suerte, lo mataron en su negocio de autolavado, solo siete meses después de haber sido ultimado su hermano Israel a balazos, cuando acompañaba, dos días antes de las elecciones, al candidato a alcalde Gerson Morales. Fueron rafagueadas cuatro personas.
La lista de políticos locales asesinados es interminable, miembros de casi todos los partidos políticos, además de las agresiones que han sufrido servidores públicos en activo. La actividad periodística no escapa a esta problemática. Un día antes de la muerte de Castillo Cruz, fue apuñalado, aparentemente en un asalto, el reportero José Luis Gamboa en el mismísimo Puerto de Veracruz.
La consultoría Lantia Intelligence asevera que la violencia política electoral en el estado la desata el crimen organizado para controlar la administración local. Por ello han sido ejecutados candidatos y aspirantes, asimismo servidores públicos han sido amenazados, secuestrados o asesinados.
Los criminales se han infiltrado en las estructuras gubernamentales y propiciado la connivencia con altos funcionarios. En días pasados, fueron apilados nueve cadáveres de hombres desnudos y torturados a la orilla de una carretera. Horas después aparecieron otros cuatro cuerpos con un mensaje intimidatorio donde se involucra al secretario general de gobierno del estado, Eric Cisneros Burgos, incluso entre las nueve personas ejecutadas y amontonadas estaba el sobrino del funcionario. De ese tamaño es el reto de la delincuencia organizado contra el gobierno.
Ante los escasos resultados de una fallida política de seguridad pública en la entidad, el gobernador ha recurrido al uso faccioso de la justicia para deshacerse de sus críticos y enemigos políticos. Así, ha hecho instrumento de represión, el delito de ultrajes a la autoridad, y ha permitido a sus cuerpos policiales utilizarlo como forma de extorsión o chantaje. Además, ha querido justificar la violencia política imputando los crímenes a sus adversarios. Tal es caso del colaborador del senador Ricardo Monreal, quien sin pruebas enfrenta el delito de homicidio.
Para la 4T el desgobierno de Cuitláhuac García es pecata minuta, no importa que no haya gobernabilidad y que la inseguridad sea el signo distintivo del estado, ni importa que las policías y sus propios funcionarios estén corrompidos por el crimen organizado. Aquí aplican la máxima de 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad. La honestidad es lo de menos, porque ellos tienen otros datos. Morena cuerpea al gobernador, aunque la gobernanza penda de un hilo. Ahora hasta la jefa de Gobierno mete las manos al fuego por el mandatario veracruzano, como en su momento lo hizo con el cuestionado Cuauhtémoc Blanco. Más aún, las fuerzas armadas se prestan a la escenografía de hacer parecer a Veracruz como un estado seguro. Qué vergüenza.