Nicaragua, AMLO-Ortega
Eleazar Flores jueves 13, Ene 2022Espacio Electoral
Eleazar Flores
¿SERÁ POSIBLE?-. Si como chiste es malo, como posible realidad es peor, pues decir, sin el menor rubor, que ignoraba que Daniel Ortega iba por su cuarto período presidencial consecutivo en el sufrido país centroamericano es lamentable, doloroso para quien dice cuidar y que le cuiden la figura presidencial. ¿Esto no es descuido?, ¿o ignorancia?.
Esto debido a que el setentero José Daniel Ortega Saavedra lleva en el poder nicaragüense casi los mismos años que el padre de la Cuarta Transformación duró y luchó por llegar a sentarse en el sillón en el que actualmente despacha, con o sin Covid.
PROLEGÓMENOS-. El antaño guerrillero Daniel Ortega fue líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, acompañado por un tal Edén Pastora mejor conocido como el “Comandante Cero” de cuya existencia ya casi nadie se acuerda, no obstante haber sido el artífice en la caída del somocismo, junto con Ortega y muchos más.
El triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional no se podrá entender plenamente si se ignora la presencia de Edén Pastora, pues fue quien con su innata vocación guerrillera empleó las estrategías, -rudimentarias si quiere pero que le funcionaron-, para derribar al mal recordado Anastasio Somoza y secuaces.
De entonces a la fecha ha corrido mucha agua en los ríos nicaragüenses y lo único que no ha cambiado, o muy poco y para mal, es la pobreza del pueblo y la hegemonía de Daniel Ortega en principio, y de su esposa Rosario Murillo en los dos últimos dos períodos, ésta como vicepresidenta para cuidarle las espaldas y los dineros al mandatario.
VERGONZOSO-. Únicamente con la presencia de los presidentes de Venezuela y Cuba, Maduro y Miguel Díaz Canel, Daniel Ortega, respectivamente, asumió el lunes pasado la presidencia de su país por cuarta ocasión consecutiva, debido a que el siglo pasado lo fue por primera vez, cuando aún vivía Edén Pastora, el “Comandante Cero”, que falleció el 16 de junio de 2020.
En torno a esa sucesión, en México pareció tomarse casi como juego pues un día antes el secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard había dicho que nuestro país no enviaría a representante alguno.
Un día después e ignorando qué día sería la asunción de Ortega, el presidente Andrés Manuel López Obrador le pregunta a su (d)eficientísimo jefe de prensa Jesús Ramírez, quien contesta que “hoy”, bueno, pues haber si llega alguien.
El caso que por decisión presidencial y contradiciendo abiertamente a su canciller dijo que sí, alguien iría… y fue el encargado de negocios de nuestra embajada en Nicaragua.
Como verá, este es el ambiente que impera en política exterior, cuyos nuevos embajadores recibirán lineamientos para “hablar bien de México”, fácil.