Ni huele ni hiede
Francisco Rodríguez viernes 13, May 2011Índice político
Francisco Rodríguez
Ernesto Cordero es tan gris que, ¡pobre!, no obstante haber hecho apenas una de las declaraciones más tremendistas de los últimos 17 años, ha pasado prácticamente inadvertido. Nadie lo “peló”. Lo ignoraron.
Palabras más, palabras menos, el ocupante de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público recomendó “prepararse”, pues en breve habría una nueva “depreciación” del peso mexicano frente al de suyo ya muy menguado y vapuleado dólar estadunidense.
El viernes de la semana anterior, en efecto, el actuario itamita Cordero anunció la inminencia de una próxima devaluación. Textualmente se leen así sus palabras -tomadas del portal electrónico del diario especializado El Financiero: “se espera un proceso de depreciación de nuestra moneda”, pero llamó a “tomarlo con naturalidad y entender que así es, así es cuando se juega con un sistema de libre flotación que ha sido muy bueno para México”.
Una semana después, nada ha pasado que sea digno de escribir a casa. Los mercados no se derrumbaron. Nadie corrió a cambiar sus ahorros a billetes verdes. El Banco de México no ha reportado -aún- una fuga de capitales que vaya más allá de lo habitual.
Y eso que lo habitual son varios miles de millones en divisas todos los días.
Más aún, la última ocasión que el Banxico -ahora a cargo del experto en “catarritos” Carstens Carstens- reportó riesgos de una salida masiva de dinero de los mexicanos a los bancos ubicados en otras naciones, fue en febrero. Hace tres meses. Y entonces tampoco ocurrió… más allá de lo habitual.
Y eso que lo habitual son varios miles de millones en divisas todos los días.
Palabras similares a las pronunciadas por Cordero el sábado de la semana anterior, salidas debajo del rotundo bigote de su antecesor Jaime José Serra Puche, en diciembre de 1994, provocaron una crisis de la que aún no nos reponemos, pues seguimos pagando a los bancos, ahora ya extranjeros, intereses sobre intereses de un atraco llamado Fobaproa.
Reunido con los barones del dinero privado -acumulado gracias a los negocios con los dineros públicos-, el entonces secretario de Hacienda del recién llegado Ernesto Zedillo provocó una estampida de sacadólares, que dejaron exangüe al país en cuestión de horas. Que digo horas. En minutos o segundos, apenas.
¿Tenía acaso Jaijo Serra más credibilidad ante los mercados financieros de la que goza hoy Neto Cordero?
Por lo que se ve, todo indica que así es.
¡Y qué bueno!
Porque, igual que su jefe Felipe Calderón, Cordero es -en palabras del recién expulsado del PAN, Manuel Espino Barrientos- otro chaparrito que no está ni remotamente preparado para lidiar con las responsabilidades ni ejercer las facultades que a las que le obliga el cargo que cualquiera de ambos ocupan.
Cada vez más, los grupos de poder económico o incluso hasta los de presión cortan su interlocución con Cordero, incluso con Calderón, y buscan en Carlos Salinas de Gortari y en algunos de quienes fueron sus colaboradores en el periodo sexenal 1988-1994 a quien les ayude a enfrentar y hasta a resolver los problemas que cotidianamente enfrentan.
Tal vez a ello ha obedecido que en semanas recientes el ex presidente haya pergeñado largos comentarios a quienes han criticado la situación económica que le heredó a su sucesor, Zedillo, y haya insistido en la responsabilidad de éste y no en su propia culpabilidad. Y es que el panorama económico de 1994 es muy similar al que se observa en estos momentos, no obstante que los jilgueros del oficialismo canten loas a lo bien que macroeconómicamente van las finanzas públicas del -cada vez más endeudado- país.
Hay romerías en los alrededores de la residencia en el DF de Salinas de Gortari, quien lo mismo recibe a políticos perredistas que a ex banqueros despojados.
Todo ello, mientras los grises, muy grises personajes en la nómina del calderonato pasan prácticamente inadvertidos. Como si estuvieran en el anonimato.
Lo peor de todo, es que sí, en efecto, todo indica la proximidad de otra devaluación, en cuanto en EU suban las tasas de interés, entre otros factores que le pegarán a nuestro peso.
Y no obstante el grito del ocupante de Hacienda -“¡el lobo!, ¡ahí viene el lobo!”-, nadie le presta oídos. ¡Pobre Cordero! Es gris…
Índice Flamígero: Sólo “por si las moscas”. Sólo por si alguien se hubiese dado cuenta de las declaraciones del muchachito que ocupa la titularidad de SHCP, el gobernador del Banco de México salió al quite para hablar del superpeso -fofo, muy fofo- y de que no se ve en el panorama cercano que en Estados Unidos vayan a subir las tasas de interés. Que por la llegada de capitales golondrinos buscando aquí mejores rendimientos -y el no pagar impuestos por sus ganancias especulativas-, han llegado dólares en un equivalente de 800 mil millones de pesos. Que por tal, el peso está fuerte. Pero, insisto, fofo. Muy fofo.