Guerra eléctrica
Freddy Sánchez martes 11, Ene 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Convencer a quién y de qué…
Ambas preguntas vienen a cuento ahora que está en marcha la discusión sobre las criticadas modificaciones constitucionales en materia de energía eléctrica.
Un paso fundamental para que prospere la cancelación de la reforma eléctrica de Enrique Peña Nieto (una más de las reformas estructurales aprobadas durante su administración) y se ponga en vigor la que propone Andrés Manuel López Obrador.
En debate están pues dos enfoques abismalmente opuestos, respecto a lo que le conviene hacer a México para la explotación de los recursos eléctricos.
El del gobierno se esmera en justificar el regreso al control institucional para el aprovechamiento de las energías y en ese aspecto propone recurrir a estrategias desechadas por la reforma eléctrica que se quiere derogar con la idea de quitar influencia y presencia a los empresarios (los privados como suelen llamarlos desde la 4T), a quienes se censura abiertamente por los excesos de libertades de las que gozan como consecuencia de las normas legales vigentes en materia de energía eléctrica.
De ahí entonces que ese gran poder del empresariado dedicado a la explotación eléctrica en nuestro país, es lo que el gobierno de Andrés Manuel se empeña en contener, sin eliminarlo en la producción y distribución de energía eléctrica, pero imponiendo reglas completamente diferentes.
Una de las más notables modificaciones que propone la reforma constitucional de la 4T consiste en que vuelva a ser la Comisión Federal de Electricidad el gran actor en materia de decisiones, en vez de que dicha instancia oficial prácticamente esté sometida a la voluntad de los “privados”, que cuentan con mayor participación en el rubro de la producción de energía y pueden tácitamente manejar a su arbitrio el mercado.
En aras de apoyar su propuesta de una nueva reforma eléctrica, que sustituya la que se aprobó el sexenio anterior, el presidente López Obrador sustenta su argumentación en que los menos favorecidos con las políticas actuales son los consumidores y que de hecho lo que se hizo con la industria fue propiciar un abuso descarado en contra del país.
De ahí que con índice de fuego se acusa a Peña Nieto y su gobierno desde distintos foros de Morena de haber creado una ley eléctrica propicia para la explotación de los recursos eléctricos en México con la intención de favorecer principalmente y de manera excesiva y descarada a distintos grupos de poder económico nacional y extranjero.
En sentido opuesto, los que critican los cambios que sugiere Andrés Manuel, en el rubro eléctrico, lo que dicen es que lo que se pretende es revivir un pasado probadamente ineficaz para el manejo de los recursos energéticos, que aparte de dar lugar a los mismos actos de corrupción de otros regímenes causará un retraso estratégico irreparable para el país, en lo referente al desarrollo de las nuevas energías limpias que en el mundo moderno están llamadas a sustituir los procesos de producción altamente nocivos para el ambiente.
Y en tanto hace falta un amplio debate entre los que apoyan y rechazan la reforma eléctrica de Andrés Manuel, los foros de discusión sobre el tema podrían convertirse en una vía muy apropiada para moderar los juicios y tratar de encontrar un visión objetiva y racional sobre lo que realmente conviene o no hacer para impulsar desde el gobierno la explotación de los recursos energéticos.
Es de desear que se dé el diálogo y no sólo se trate de monólogos obstinados en pro o en contra de lo que hizo Peña Nieto y lo que ahora propone Andrés Manuel, puesto que lo necesario es la búsqueda de satisfactores para la población en general, propiciando negocios privados rentables, pero de ninguna manera un inescrupuloso saqueo de nuestros recursos eléctricos.
Y algo así, naturalmente, obliga a los grandes actores con poder de decisión en estos asuntos, a renunciar a mezquindades y ambiciones personales, que son comunes ante cualquier disputa de poder como sucede actualmente en torno a lo que se ha convertido en una guerra eléctrica.