Nuevamente, la otra realidad
¬ Luis Ángel García viernes 7, Ene 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El Presidente se empecina en mostrarnos otra realidad. Todos los días nos habla desde Palacio Nacional de un México inexistente, donde no hay pobreza, los empresarios invierten y pagan gustosos sus impuestos, no hay desempleo, ni desabasto de medicinas, menos gasolinazos y el incremento al salario mínimo se sobrepone a los efectos inflacionarios. No existe la cuarta ola y aunque los contagios se cuentan por miles, no hay que alarmarse ni ser pesimistas, los niños no necesitan vacunas, sino Vick VapoRub. Adelanta el mandatario que en 2022 nos va a ir bien, bien, muy bien.
Sin embargo, la terca realidad es otra, distinta a la narrativa oficial dictada desde el Salón Tesorería. Llevamos tres años con crecimiento cero, apenas si empatamos el número de empleos perdidos durante la pandemia, más por el tesón de los empresarios que por una estrategia económica gubernamental, sin que se incremente el número de empleos respecto de 2019. La inflación, que ellos atribuyen a factores externos, es la peor en 21 años, ese impuesto a los más pobres impide que la mayoría de los mexicanos tenga acceso a la canasta básica. Hay mas pobres y más mexicanos en pobreza extrema que hace tres años, hablamos de setenta millones de compatriotas que apenas sobreviven. Cada vez hay más familias sin servicios de salud ni medicinas, tal vez atravesamos por una crisis sanitaria como los daneses.
Dejamos de ser una de las 15 economías más importantes del mundo y lejos de compararnos con China o la India, nuestro referente es Argentina o Venezuela. También nos alejamos del ranking de potencias turísticas, huyen los capitales golondrinos y contrario al discurso oficial, se reduce la inversión extranjera directa. 2020 y 2021, los peores años para la industria automotriz en México.
Nuestros socios comerciales en el T-MEC están preocupados por la reticencia del gobierno a aceptar la inversión en energías limpias y el aliciente a la fabricación de automotores híbrido o cien por ciento eléctricos. Aquí están aferrados a las energías fósiles y mantener con dinero público a dos elefantes blancos como son Pemex y la CFE.
Tampoco hay obra pública, solo se subsidian las obras insignia del gobierno. La terminal aérea de Santa Lucía, El Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. No se permite la inversión privada nacional ni extranjera, tampoco se promueven obras de infraestructura. Las únicas licitaciones que se hacen son para los militares que lo mismo construyen aeropuertos que sucursales del Banco del Bienestar, vías férreas o caminos. La industria de la construcción ha sido de las más castigadas no solo por la pandemia sino por la falta de inversión pública en el sector.
Pero el gobierno anuncia, cada mes, con bombo y platillo las remesas que envían los paisanos a sus familias. 2021 tendrá un récord histórico: 50 mil millones de dólares. El régimen los presenta como un logro de la economía, cuando debiera darle vergüenza que no haya políticas públicas que retengan a los nacionales y busquen mejores oportunidades de educación y trabajo en otras latitudes. Las remesas no son dinero que genere nuestra economía; es más, el gobierno mismo no puede hacer uso de ellas para sus programas. Son movimientos monetarios que van del migrante a sus familiares. En todo caso, fomentan el consumo interno, pero no son inversiones productivas. El incremento en las remesas demuestra la mejoría en la economía norteamericana y debiera ser un signo de preocupación que no se pueda recuperar la nuestra.
Pero, ¡agárrese!, ya amenazó el Presidente con presentar en las mañaneras, cada mes, los otros datos, donde se hablará de lo requetebién que nos va, aunque en este caso, la terca realidad tenga otros datos.